11.

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Capítulo 11.

Se me hace agua la boca cuando niall pone el plato con su preparación delante de mí. El olor es exquisito, y estoy muriendo de hambre.

-¿Bebes verdad?.—me pregunta mientras camina hasta una estantería enorme.

-Sí.—le digo.

-¿Que vino prefieres?¿Un Cabernet Sauvignon o Chianti Clásico?, Ambos son excelentes acompañantes de las pastas.

-Un Cabernet.—le digo y agradezco secretamente haber trabajado en un restaurante, donde las pastas y el vino es su especialidad, así no me siento tan ignorante en el tema.

Niall vuelve a la mesa y después de tener todo lo que necesita, cenamos. Durante un rato nos mantenemos en silencio, mis únicos comentarios son para alabar su comida, niall se ríe ante mis halagos.

-¿Quieres más vino?.—me pregunta cuando nota mi copa casi vacía.

-No, así esta bien.—le sonrío.

-¿Porqué?¿Temes que el vino se te suba a la cabeza?.—bromea.

-¿Entre nos? Sí.—admito.

-Creí que eras más tolerante al alcohol.

-Lo soy, pero debo volver a casa, y odio sentirme mareada.—le cuento.

-Uhmm.—murmura.—¿Y no quieres quedarte aquí?.

¿Qué?¿Como?¿Escuché bien?.

-¿Quedarme aquí?.—pregunto sorprendida.

-Sí, hay muchas habitaciones.—me dice.—puedes escoger la habitación que usarás cuando te vengas la otra semana.

Su proposición me parece muy buena, pero me siento demasiado tímida como para decirle que sí.

-No lo sé.—murmuro, y él sonríe.—es que te juro que me da miedo que esa chica vuelva.—miento, él ya me dijo que no volverá.

-Ya te dije, no volverá.—ahí está, lo sabía.

-¿Puedo saber que le dijiste para que se fuera?.—pregunto sabiendo que esto podría cambiar su estado de ánimo.

Niall se me queda mirando por varios segundos.

-Le dije algo que sé, que la lastimó.—dice un poco triste.—¿Más?.—me pregunta con el vino en la mano, yo asiento.

-¿Es muy privado?.—vuelvo a preguntar, soy una chismosa.

-¿Honestamente?.—murmura.—Sí es privado.—me dice antes de beber.

Yo también bebo otro sorbo. Me gustaría saber que le dijo, quizás terminó con ella, aunque él me dijo que no es su novia.

-Lo siento, no debí preguntar.—le digo y en sus labios aparece una pequeña sonrisa.

-No te preocupes, quizás en otro momento te cuente.—me dice.—Ahora dime ¿Alguna vez te han leído la suerte?.

-¿no?.—me río ante su extraña pregunta.—no creo en eso la verdad.

-¿Pero como?.—dice incrédulo.—Yo sé leer la suerte.—me dice y vuelvo a reír.—oye, no te rías, es verdad.

-Está bien, no me reiré.

-Dame tu mano.—dice al mismo tiempo que estira su mano sobre la mesa.

-¿Cual mano?.

-La que tú quieras.—le doy mi mano derecha.

UNA GRAN MENTIRA - BY NATH 🥀Where stories live. Discover now