85.

2.4K 230 201
                                    

Capítulo 85.

Niall.

No puedo conciliar el sueño, no con los recuerdos invadiendo mi mente para destrozarme una noche más. Me muevo de un lado a otro solo para encontrar la posición correcta, pero apenas mis ojos ven el lado vacío de Connie, el dolor en mi pecho vuelve aparecer.
Quizás estoy volviéndome loco, porque puedo imaginarla a mi lado, durmiendo plácidamente mientras una de sus piernas se enreda entre las mías.
Puedo sentir el olor de su perfume llenando mis fosas nasales provocando que el vacío en mi pecho arda intensamente.

En medio de la oscuridad busco mi teléfono para dejarme una noche más invadir por el dolor.
Veo sus fotografías, ella sonriendo avergonzada a la cámara, ella enfadada conmigo quizás porqué cosa, ella haciendo sus adorables pucheros, y ella conmigo, mis brazos rodeandola, besando su mejilla, sus labios.
Me quedo por mucho tiempo viendo su sonrisa, lo hago hasta que la vista se me nubla a causa de las lágrimas que ya estoy derramando por anhelar tanto que estos momentos vuelvan.

-Perdóname Connie Mayer. —Susurro acariciando la pantalla. —Perdóname por arrastrarte hasta mi vida. Perdóname por no haber escuchado las interminables veces que me pediste alejar a esa mujer de nuestras vidas para siempre y estúpidamente creí que todo se podía solucionar de una buena manera. —Continúo susurrando. —Perdóname por no haber podido ofrecerte algo mejor. Perdóname por no haber correspondido tus sentimientos cuando dijiste que me amabas, perdóname por todo lo que cause. —Mi garganta quema tan fuerte que apenas se entienden mis palabras. —Perdóname por darme por vencido, no volveré a pensar así.

¿Cómo es posible que esto duela tanto? ¿Cómo es posible que esta habitación se sienta tan fría, tan vacía y  tan enorme?

-Prometo que seguiré teniendo esperanzas. Yo sé que estas en alguna parte, esperándome. —Susurro sin dejar de ver su fotografía. —Saldré a buscarte como las primeras semanas, no volveré a creer que ya no estás, lo prometo. Estarás en casa, conmigo y te enseñaré la canción que compuse para ti.

Pensar en esto es a lo único que me puedo aferrar para no tener pensamientos suicidas. Porque hasta hace un par de horas atrás, lo único que deseaba era estar muerto, no quería estar en esta vida si ella no formaba parte de la mía.
Pero luego pensé ¿Y si ella está en alguna parte esperándome? ¿Y sí ella aún tiene esperanzas? No puedo defraudarla, simplemente no puedo.

[...]

Cuando despierto, lo primero que veo es el calendario que dejé en la pared. Hoy son treinta días.

Treinta y largos días en que me he sentido más muerto que vivo. La casa continúa en silencio, pero sé que pronto mamá comenzará a pasearse de un lado a otro.
Papá y Greg llegarán hoy a pesar de haberles pedido que no vinieran.
Sé que Andy aparecerá por acá en cualquier momento dándome las mismas noticias de todos los malditos días, y es que nada ocurre, nada cambia, todo sigue igual.

Pienso en los padres de Connie, y en lo que están organizando para el día de hoy. Los respeto, pero siento que es una estupidez.
No iré, me niego a ser parte de ese circo mediático.

-Buenos días hijo. —La voz de mamá me hace girar en su dirección y dispersar mis pensamientos. —¿Quieres que traiga el desayuno hasta aqui?.

Ella entra en mi habitación y se sienta a mi lado, sus ojos están tan cansados como los míos.

-No, mamá. Gracias. —Respondo apenas audible.

-¿Estás seguro? Puedo traer lo que sea. —Ella continúa mirándome.

-No mamá, no quiero comer.

-Debes hacerlo hijo mío. —Insiste. —Me preocupas.

-Es que no puedo. —Insisto yo.

-Niall... Debes intentarlo, por favor.

-Tú no entiendes. —Digo mirándola. —No puedo comer sin tener que preguntarme si ella lo está haciendo. No insistas por favor.

-Si Connie te viera en este estado, estaría muy molesta contigo. —Insiste con la voz quebrada.

-Sí, lo sé. Pero no está aquí. —Murmuro desviando la vista.

Ella suspira resignada.

-Está bien. La familia de Connie estará en la iglesia a las cinco de la tarde, estarán sus compañeros de universidad, amigos del restaurante y los abogados. —Me recuerda. —Tu padre y Greg estarán aquí durante la tarde.

-Bien.

-¿Irás verdad?. —Me pregunta con ilusión.

-No, no iré.

-Niall, es importante que estés allí.

-¿Quieres que vaya a escuchar a un cura hablar sobre ella cuando en realidad nunca la conoció?. —Digo realmente molesto. —¿Quieres que esté allí viendo a las hipócritas de sus compañeras de clase cuando lo único que hacían era hablar de mi Connie a sus espaldas? Gracias, pero no.

-Para los padres de Connie, es importate que estés allí, saben que tú la amabas mucho.

-La amo mucho. —Rectifico. —Por favor déjame solo, necesito darme una ducha, después Iré hablar con el fiscal a cargo, necesito saber si esta haciendo su trabajo. —Le digo. —Después de eso, veré que voy hacer con mi vida.

Ella se levanta y sale de la habitación sin decir algo más. Sé que estoy siendo injusto con ella, ya que solo está preocupada por mi, pero no puedo ir a ese lugar, no cuando sé que me romperé un poco más y no quiero darles el placer a los medios de televisión para captar el momento en que eso ocurra.
Además que todos allí perdieron las esperanzas, o la gran mayoría, y no quiero ser parte de sus lamentaciones.

Me levanto de la cama con sumo cuidado, aún me cuesta apoyar la pierna a pesar de los buenos avances que he tenido.
Después de ducharme, escucho la voz de Andy en el pasillo, no me siento emocionado al verlo, sé que será lo mismo de todos los días.

-Te ves con un mejor aspecto. —Me dice él cuando nos encontramos en el salón.

-¿Algo nuevo?. —Le pregunto preparado para sentirme desilusionado otra vez.

-Sara está en el país. —Me informa, dejándome sorprendido. —Lleva algunos días en Londres.

-¿Cómo?

-La policía la interrogó en el aeropuerto, pero ella niega saber alguna información sobre Connie. —Me dice con frustración.

-Está mintiendo, debe saber.

-Sí, eso es lo que creo. Su último movimiento fue el mismo día que llegó, salió a las afueras de Londres con rumbo desconocido, lamentablemente se le perdió el rastro. Desde estonces, nadie sabe donde está. —Me dice con preocupación.

-¡Ella sabe Andy, sabe que ocurrió y se está escondiendo!

-Lo sé, pero ¿Qué podemos hacer? La policía ha estado intentando rastrear el GPS del auto, pero algo ocurrió, alguien lo quito joder.

Mierda. Me desplazo de un lado a otro mientras mamá aparece en el salón y pregunta porque estoy gritando, Andy le explica la situación y yo lo único que puedo hacer es tomar las llaves de mi auto y salir a buscarla, sé que es buscar una aguja en un pajar, pero es mejor que quedarse aquí.

-Hijo no puedes salir así, estás muy alterado. —Me pide mamá, pero no puedo seguir escuchándola, necesito buscar a Sara, ella debe decirme la verdad.

-Iré con él no se preocupe. —Agrega Andy alcanzandome por el pasillo.

-¡Por favor cuídense, es muy peligroso!. —Vuelve ella a gritar.

Le digo que sí mientras abro la puerta e intento salir al exterior, pero mis pasos se detienen abruptamente cuando veo la figura de la mujer a la cual iba a buscar. Sara está mirándome, con sus ojos hinchados, rojos a más no poder, en su semblante puedo notar el pánico, el miedo y la desesperación.

Verla me da esperanzas otra vez, aunque esas esperanzas pueden desvanecerse si ella me dice que mi amada Connie ya no estará aquí conmigo.





UNA GRAN MENTIRA - BY NATH 🥀Where stories live. Discover now