CAPITULO 66: DE UN BIEN MAYOR

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Los personajes empleados en este escrito pertenecen a J. K. Rowling



Su segundo amanecer como esposa de Severus Snape la encontró sola en la amplia cama de dosel, envuelta en las sabanas negras después de una noche de feroz pasión, pero algo estaba mal, todo tenía ese terrible sabor a despedida. Se sentó en la cama y lo vio, parado frente al ventanal que mostraba la maravillosa vista del Lago Negro, el negro de la noche siendo alejado por los tonos violetas del amanecer. Llevaba puesto solo su pantalón negro, su pálida piel resaltaba contra el marco oscuro.

Palpó la cama hasta que encontró la camisa del hombre y se la puso para hacerle compañía, ver el amanecer juntos, con otro silencioso ruego de que no fuera el ultimo. La tarde anterior había sido movida, entre las feroces miradas de Snape, las enojadas diatribas de Hermione, las explicaciones intrincadas de los abogados y los intentos de mediar del matrimonio Potter. Inicio mal, terminó peor.

-Ya te dije porque lo hice. - Draco procuraba verse firme después de confesar sus acciones y tratar de explicarlas – no sabes lo importante que es la publicidad. Lo es todo. - puntualizó hincado un dedo contra la mesa de centro de la sala de los Potter.

-Tus explicaciones son insuficientes. - el rostro en blanco no decía mucho, pero esos ojos, esos ojos significaban que el pobre Draco estaba en muchos problemas. Snape se mantenía alejado un par de pasos de los muebles en que estaban sentados todos, pronto llegarían los abogados.

-Lo hubieran sabido de todas formas, era preferible que controláramos lo que sabían y no dejar que accedieran ellos a las fuentes reales, no iba a pasar mucho antes de que pudieran saber quién es la... - se detuvo antes de decir algo que no debía, el pequeño no tenía idea de quien era su verdadera madre y lo mejor era que continuara así, por un tiempo al menos- fue lo mejor que se podía hacer, la única manera de intentar mantener el control, esto es estúpido, no voy a seguir excusándome contigo padrino, ya te dije porque lo hice. No tengo nada más que decir.

Volvió a hundirse en el mueble que no había abandonado desde que llegara por la mañana a casa de los Potter.

-Quiero entender Draco, pero no puedo, como voy a entender que permitieras que escribieran esas cosas, lo que dicen de Severus es terrible, ¿te tomaste la molestia de leerlo? - la voz de Hermione sonaba molesta.

-Es solo una publicación, una sola noticia de las 20 que están saliendo.

-No voy a hablar del resto de idioteces que hiciste publicar.

-Pueden ser idioteces, pero esas idioteces te salvaran de Azcaban y tranquilo padrino, no estoy esperando que me agradezcas. Solo quiero que aceptes esto. Yo hable con los abogados antes de moverme, cualquier cosa que hagamos por mejorar tu imagen es necesaria. La gente debe saber que eres un hombre y verte como tal, no como un maldito fantasma de la escuela, ni como un... - se cortó con una fuerte exhalación y cerrando la mano en puño.

-Un mortífago, termínalo, no me importa en lo más mínimo. No me importaría lo que se diga en ese papelucho siempre y cuando fuera solo sobre mí. No permitiré una sola palabra en contra de mi esposa.

-Profesor creo que debe... - Ginny hablo intentando conciliar para ser parada por la fulminante mirada de Snape. Toda la broma de la mañana había quedado olvidada.

-No es negociable.

-No me disculparé por hacer lo correcto – Draco volvió a enterrar la cara en sus manos.

No pondría ninguna objeción a que le borraran esa tarde y todas sus discusiones y comentarios fuertes, pensó Hermione, había sido difícil para todos, pero sabía que más lo había sido para él. Con cuidado de no hacer ruido, bajó los pies de la cama, el frío piso de piedra le dio escalofríos.

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