CAPITULO 32: DE LA IMPORTANCIA DE LOS AMIGOS

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Los personajes empleados en este escrito pertenecen a J. K. Rowling


Había sido un día agotador. Y ahí estaba sentada al filo de la cama donde dormía profundamente un niño hecho un ovillo, no era justo todo lo que ese pequeño había tenido que pasar, le costó tanto dormirlo. Lloró mucho durante el día, pedía ver a su papá. Ella también estaba igual y hacía un esfuerzo casi sobre humano para no echarse a llorar junto con el niño, la detenía el saber que eso no ayudaría en nada. En algún punto del planeta Snape estaba solo y desorientado, ella solo quería encontrarlo, saber que estaba bien y con su hijo. Luego si él quería no volver a verla nunca por causa de lo que le había hecho lo entendería y dejaría de molestarlo con su presencia, no importaba cuanto le doliera lo haría.

Habían llegado a casa de Harry y Ginny ya entrada la tarde, después de todo el traslador los llevo en pocos segundos hasta el edificio del ministerio pero hacer el papeleo para el ingreso del niño al país fue absolutamente demorado y cansino. Burocracia.

Luego una aparición conjunta que los dejó en la sala del 12 de Grimmauld Place. El sonido de la aparición alerto a Ginny que apareció bajo el dintel de la puerta con expresión desconcertada.- ¿Amor eres tú? ¡Mione! Has regresado pero que...

Sus ojos café se posaron sobre el bulto envuelto en una manta con figuritas de estrellas que tenía su amiga en los brazos. Y el bulto aquel se movía acompasadamente... casi como si respirara y por un momento se sintió de nuevo en Hogwarts, con el trio dorado ayudando a Hagrid a esconder alguna espeluznante, peligrosa e inmensa criatura. La expresión de cansancio y desolación en el rostro de su amiga la saco de su ensoñación y acerco a ellos.

-¿Paso algo Herms? ¿Harry? Se acercó a abrazar a su amiga y de inmediato sintió como se aferraba con un brazo libre a ella y comenzaba a sollozar. Algo bastante malo debía ocurrir para que Hermione Granger la más calmada y lógica de todos sus amigos se abrazara a ella llorando de manera tan sentida y alcanzo a ver al descorrerse un poco la manta de estrellas lo que se escondía debajo, un rostro infantil profundamente dormido, un pequeño con una piel tremendamente pálida y unos mechones de brillante cabello negro sobre ella.

-Ginny – Harry se acercó y deposito un beso en la frente de su esposa –yo... imagino que necesitaran hablar...

Con toda la suavidad que pudo tomo al niño de entre los brazos de Mione, la joven no había querido separarse de él desde que salieran de casa de Snape, incluso cuando estaban haciendo tramites en el Ministerio nunca lo dejó y el niño tampoco había tenido ganas de sacar el rostro del cuello de ella donde permanecía oculto, mirando de soslayo de tanto en tanto a Harry.

-No...

-Mione lo llevare a una habitación, ambos están cansados y... te hará bien conversar con Ginny, después podremos hablar los dos.

-¡No! Hay que buscarlo Harry, no podemos dejarlo así – dijo con un tono un tanto histérico soltándose de los brazos de Ginny e intentando tomar a Demian de nuevo, mantener al pequeño firmemente apretado contra su pecho era lo único que había conseguido mantenerla calmada hasta ahora.

-No podemos hacer nada ahora Mione y... hay un par de cosas que debemos hablar... pero primero debes descansar, luego saldremos a por él. Estará bien Mione. Sabes que es un mago muy poderoso...

-Pero esta desorientado, no sabe... Demian...

-Cálmate Mione, conversa con Ginny, te hará bien, que yo me quedo con el pequeño, lo acomodaré en una de las habitaciones y me quedaré con él. Está muy cansado ahora pero ya sabes cómo son los niños, se recuperará pronto y de seguro gritará hasta que lo vuelva a poner en tus brazos, así que aprovecha el tiempo descansa un poco y come algo. Cuando este pequeño despierte te necesitará repuesta. – dijo dirigiéndole un mirada significativa a Ginny, ella sabía qué hacer.

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