DIFERENTES REALIDADES

CAPITULO 17: DE CÓMO SE ESCAPA LA MAGIA

    Lospersonajes empleados en este escrito pertenecen a J. K. Rowling    

-Bienvenida, no es la gran mansión, pero resulta muy cómoda para ambos, la verdad nos sobra espacio... somos chicos económicos ¿no Demian? – entraban a la casa de Sebastian, quien llevaba en brazos a un cansado Demian que se había negado rotundamente a caminar desde el muelle a casa.

Y qué decir de aquel Snape de esa tarde, la que le había mostrado era una faceta completamente diferente de él, se mostró como un hombre amable, tierno e interesante... a ratos tan cariñoso... caminar de la mano con él, apoyarse en su hombro, poder abrazarlo cada que se le antojara y recibir a cambio una hermosa sonrisa, pero es que quién habría dicho que Snape con algo más de carne en los huesos y una sonrisa en lugar de la mueca de eterna amargura, se viera tan condenadamente atractivo.

Tan perfecto que parecía un sueño y tal vez lo era, pensar en todo lo que ese hombre había escondido tras sus ropajes negros, aunque pensándolo bien esos no los había abandonado del todo. Snape se había convertido en Sebastian por la acción de un accidente automovilístico muggle, eso le había contado, sentados en un banco mirando al mar mientras Demian intentaba pescar algo, él había conseguido abrirse a ella y contarle lo poco que sabía de su pasado.

Para Hermione fue un impacto, todo lo que le decía no hacía sino dejarle más dudas respecto a él y a como había llegado a esa especifica zona del planeta, más aun quien lo había llevado hasta ahí. Sebastian había abierto su corazón y su mente a ella de una manera que Snape jamás se hubiera permitido, había compartido con ella sus miedos, sus frustraciones como persona y como padre, había diseccionado su vida para ella. Escucho sus opiniones y acepto a brazos abiertos el apoyo que ella quiso ofrecerle, sujeto su mano con firmeza mientras le habla de lo difícil que habían sido los primeros meses con su hijo, de lo inútil que se sentía por no saber ni quien era.

Ella lo había escuchado sintiendo como una opresión se asentaba en su pecho, ella tenía en sus manos el librarlo de ese fantasma de un pasado en tinieblas, pero ¿acaso no era mejor que estuviera en tinieblas y no volviera a ser el hosco profesor amargado por los infortunios de su vida cuando era un adolescente? él ya había purgado todos sus males durante aquella dura guerra que él se cargó sobre su espalda, ¿acaso no podría ser esto: New Orleans, su librería, sus pocos amigos y sobre todo su hijo el pago por aquel sufrimiento? ¿No podría ella ser también parte de ese paraíso sin pasado, sin muertes y sin cargos de conciencia? Quería quedarse en ese paraíso, en la calma que la invadía cuando estaba con Sebastian, la calma que la invadía cuando estaba con Severus Snape.

-Debo bañarlo, pero no demoro... puedes ver tv o algo hasta que lo dejo y quizá podamos después conversar un poco o ver una película... claro si quieres... - ¡y sus escenas nerviosas eran una pasada!

-Si me indicas donde está tu cocina y me das permiso podría preparar algo de cenar mientras bañas a Demian, seguro tendré algo listo para cuando termines. – sonrisas, su mundo estaba lleno de sonrisas, de las de él, de las del pequeño que él tenía en sus brazos y que en esos momentos sentía que empezaba a tener una familia de verdad.

-Aquella puerta a la derecha, espero no esté vacía la nevera, no suelo cocinar mucho. – casi parecía a punto de sonrojarse.

-Me las arreglaré. – Acaricio su mejilla sintiéndose totalmente embelesada por la expresión tan limpia y dulce de Sebastian. – Vayan ya o no terminaran de bañarse nunca.

No habían demorado mucho, lo justo para que ella les hiciera una rápida ensalada y pollo. Después la escena fue idílica y por demás hogareña con los tres con sus platos frente al televisor viendo una película que Demian pidió por ser su favorita. Hermione los miraba, Sebastian sentado junto a ella, con su brazo rodeándola despreocupadamente y su hijo usando sus piernas de almohada. Si aquel era un tiempo robado pues ella robaría hasta el último segundo que existiera.