CAPITULO 21: DE LAS VARIADAS MANERAS DE SALVARSE

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Los personajes empleados en este escrito pertenecen a J. K. Rowling


Harry Potter, el niño que vivió, el joven que derroto a Voldemort se hallaba en una gran encrucijada y sin tener siquiera una luz al final del camino que le indicara en qué dirección ir. ¿En qué momento había pasado todo aquello?

El pequeño Demian, contrario a lo que él creía al inicio, era efectivamente hijo de Snape, era desde ya un mago con un cupo asegurado en Hogwarts, nacido el 4 de septiembre de 1997 en , en el sureste de . Casi exactamente ocho meses antes de la caída del Voldemort.

Salió del colegio con el corazón en la boca prácticamente, debía hacer algo, hablaría con Hermione aunque el hecho de hablar con ella también lo preocupaba. Hace mucho tiempo había relegado esos pensamientos al fondo de su mente, donde no vieran la luz ni pudieran salir a lastimar a su amiga, pero sabía que era el momento de sacarlos, debía averiguar la verdad detrás de toda aquella maraña de mentiras.


FINALES DE INVIERNO DE 1997

-Hermione ¿estás segura de que estas bien? –el joven Harry miraba a su amiga ensimismada una vez más en los vitrales de la biblioteca dejando sorprendentemente de lado el enorme tomo de hechizos que reposaba frente a ella.- ¡Hermione! ¡Hermione!

-Qué te pasa Harry, no me grites.

-Es que no me estas escuchando, llevo rato preguntándote que te pasa y tu ni caso.

-Disculpa, es que estaba concentrada en el– dijo enrojeciendo sutilmente.

-Eso no es cierto, es más, eso fue precisamente lo que me llamo la atención, ni siquiera estas mirando el libro, llevas media hora sin voltear la página, eso no es normal en ti.

-Solo estoy estudiando Harry, no me pasa nada.

-Dime la verdad Herms, sabes que soy tu amigo, estoy aquí para ti, sin importar lo que te esté pasando yo te voy a ayudar.

-Creo que ya tienes suficiente con tu príncipe mestizo y tú cruzada contra Voldemort Harry como para que quieras disponerte a solucionar mis inexistentes problemas. – la joven cerro de golpe su libro y se levantó de la mesa.

-No quería molestarte Herms, solo quería ayudar. Somos amigos ¿lo recuerdas?

La chica suspiró audiblemente, Harry tenía razón, se preocupaba por ella porque era su amigo y ella no tenía el derecho de tratarlo mal por eso.

-Discúlpame Harry, no debí contestarte así, es solo que –tomó aire antes de continuar- estoy un poco estresada, no es nada, solo las clases y esas cosas.

El joven de cabello azabache miró en dirección de las otras mesas de la biblioteca en busca de algún curioso que estuviera tratando de escuchar su conversación, algún curioso pelirrojo por ejemplo, pero la mayoría de las grandes y antiguas mesas de roble estaban vacías a esa hora y las que estaban ocupadas se encontraban lo suficientemente lejos para que no fueran problema. Bien, podía habar con tranquilidad sin temor a que apareciera su amigo a hacer algún tipo de escena.

-¿Es por la carta verdad?

A Hermione casi se le suelta el libro que llevaba en las manos, ¿cómo era posible que Harry supiera de aquella carta? Ella había procurado que nadie la viera, la había escondido y no la abrió hasta estar segura de que ninguno de sus amigos pudiera llegar a ver su contenido. Al parecer no había tomado las precauciones suficientes.

-Lo siento Herms, no pensé que fuera tan privado, es solo que, bueno que te vi cuando la recibiste, me imagine que era de Krum, ese enorme cuervo que te la trajo solo podía venir de Durmstrang.

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