· 37 ·

269 35 1
                                    

[Namjoon]

-Feliz Navidad.

Haneul estaba frente a mí, en la puerta de mi casa, el día de Nochebuena. ¿Esto no era un sueño, verdad?

-Todavía no es Navidad... - respondí confuso.

Haneul entró a casa, y se quedó mirándome desde mi lado.

-Ya lo sé, pero es que no quería esperar más. 

Se quitó el abrigo, el gorro y la bufanda, los dejó en una silla junto a un armario. Me quedaba mirando cada uno de sus movimientos, como si no pudiera creerme que estuviera aquí, conmigo. 

Cuando terminó de arreglar sus cosas se giró en mi dirección, se acercó y con toda la suavidad existente, con el dorso de su mano, acarició mi mejilla; cuando sus yemas tocaron mi piel cerré los ojos debido a la sensación de su piel contra la mía, y con el pulgar; acarició mis labios. Estaba quieto, dejando que me tocara, que hiciera conmigo lo que le complaciese. 

-¿A qué no querías esperar? - pregunté.

-A esto...

Con sus delicadas manos acunó mis mejillas y dejó un casto pero dulce beso en mis labios. Ni siquiera cerré los ojos, estaba tan sorprendido que los abrí como un pez. 

Dado a la cara de decepción de Haneul se ve que mal interpretó mi reacción.

-Lo siento, no debería haber venido... Yo--

Antes de que terminara esa frase, la agarré entre mis brazos y la subí, y enrolló sus piernas en mi cintura. Observé cada detalle de su rostro con ímpetu, estaba roja... 

Adorable, y a la vez, sexy...

-No sientas nada, ¿ya no estás asustada?

Haneul levantó sus manos, y con ellas acarició mi pelo, mis labios y sus ojos encharcados de lágrimas se mostraron.

-Me asusta más no estar contigo... - dijo entre sollozos.

-Ey... no pasa nada. - solté con una mano el agarre en su cintura y limpié sus silenciosas lágrimas con mis pulgares. - Ya estoy aquí... y no voy a irme... 

-Ya puedes bajarme, te dolerán los brazos... 

-Tranquila, ¿te olvidas de con quién estás? Soy Namjoon, un dios... - dije con falsa arrogancia. 

Haneul se removió entre mis brazos, afianzando su agarre en mi cuello y apretando más sus muslos alrededor de mi cadera. 

-Cariño... - dije - ¿qué te pasa?

-Es solo que... te he echado mucho de menos... 

-¿Mucho?

-Muchísimo, tanto que me dolía el corazón al pensar en ti... No te dejaré nunca más, lo juro. Así que no me dejes tampoco.

-Eso nunca. 

[Haneul]

-Nam... tengo mucho sueño... 

Durante ese tiempo, no había logrado dormir lo suficiente. Me había acostumbrado al calor y al aroma de Namjoon al dormir por las noches, y sin ellos, no podía conciliar al sueño.

-Te llevaré a la cama. 

Estiré los brazos en su dirección. Namjoon me cogió como a una princesa y subió las escaleras llevándome sin ningún esfuerzo. Me acostó en la cama y me arropó como si de una niña pequeña se tratase. 

Namjoon se quitó la camiseta y se cambió de pantalones a unos más cómodos, después, se metió en la cama conmigo. Me pegó a él, podía sentir su respiración en mi piel, era tan relajante...

Ambos pretendíamos empezar la conversación, pero no sabíamos como. Miré el reloj de la pared, marcaba las doce de la noche. 

-Ya es media noche. - dije.

-¿Y?

-Feliz Navidad.

-Feliz Navidad... - se quedó callado un segundo, pensando en lo que quería decir. mas nada salió de sus labios.

-¿Cuánto tiempo nos queda?

-Casi ocho meses.

-Tenemos que aprovecharlos... ¿Hay algo que quieras hacer mientras estés aquí?

-Sí, hay algo que quiero que hagas.

-¿Yo?

-Sí... ¿Qué te parecería tener tus cosas aquí, y la llave, estudiar y comer aquí?

Me destapé y senté con cara de asombro.

-Namjoon, ¿me estás pidiendo que viva contigo?

-Eso es lo que intento... sí. - se levantó y se sentó frente a mí. - ¿Qué te parece?

Posé suavemente mis labios sobre los suyos, un beso dulce y corto.

-Mañana empezamos con la mudanza. 

-¿Tienes tiempo?

-Sí, hace un par de días que estoy de vacaciones. Lo mejor, ahora ya no tendré que pagar el alquiler de la habitación. 

-¿Y para que usarás el dinero que sobre?

-Lo ahorraré. Soy una mujer previsora. 

Los siguientes minutos nos dedicamos a hablar. Hablar con Namjoon era algo muy fácil, podía decirle cualquier cosa y sabía perfectamente que él la comprendería. Podía contarle mis problemas y él siempre me apoyaba y encontraba una solución. 

-A parte de poner cachonda a la gente, ¿tienes más poderes? - pregunté. Ahora sabía las cosas sobre las que no debía preguntar.

-Claro. Teleportación, leer la mente, puedo hipnotizar a alguien para que haga lo que yo quiera... Y bastantes más, pero no quiero aburrirte.

-Nada de ti es aburrido. Todo me parece fascinante.


·NOTA DE LA AUTORA·

Siento mucho haber tardado tanto en subir este capítulo, pero estoy a punto de empezar las clases y estoy realmente ocupada. 

Lo siento de verdad.

Besos.

LOS DIOSES TAMBIÉN AMAN » KIM NAMJOON «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora