· 33 ·

290 33 0
                                    

[Namjoon]

-Sí, tú y yo somos almas gemelas.

-¿Qué?

-Todo el mundo está emparejado con alguien desde nacimiento. El amor de su vida, su alma gemela. Ambos nombre son escritos en un libro que Cupido posee. Y tú nombre está escrito junto al mío.

-¿Somos almas gemelas? - preguntó incrédula. 

Se lazó encima mío, abrazándome y provocando que los dos cayéramos en el colchón, ella encima de mí. Comenzó a besarme y ambos dábamos vueltas por la cama. Nos divertíamos como niños cuando estábamos juntos. 

Seguimos jugando hasta que me separé de ella y dejamos de rodar, quedando yo encima. Posó sus dedos sobre mi cara, y acariciaba mis labios, la nariz, las pestañas, la barbilla.

-Eres un dios. Eres perfecto. Namjoon, ¿qué es esa cicatriz? ¿Por qué sangrabas? ¿Qué es lo que te atormenta tanto, que llegas al punto de odiarte a ti mismo? - aparté la vista, porque sabía que si la miraba a los ojos le diría todo lo que quisiera saber. - Joonie, mírame. - me agarró gentilmente de la barbilla y me obligó a mirarla. - ¿Qué tan malo fue lo que hiciste como para que te atormente tanto?

-Yo... no puedo... Lo siento mucho. 

Rápido me levanté y conduje mis pasos hasta la piscina, era el único sitio al aire libre a parte de la terraza del primer piso. Apoyé mis antebrazos en la barandilla y dejé que el aire calara entre mi piel.

No quería ocultarle cosas a Haneul, no me gustaba nada. Pero, este era un tema delicado en el que no me apetecía nada indagar. 

Oí los pasos de Haneul, estaba claro que me había seguido. Pero en vez de abrazarme como normalmente haría, se quedó parada a varios metros de mí.

-Lo siento mucho, no quería herirte. No debí mencionarlo... - se disculpó.

-No te preocupes. - dije seco. 

-Joonie, no te enfades conmigo... Yo no quería hacerte sentir mal. Y no te voy a obligar a contármelo.

-No estoy enfadado. Pero hay algo en tu comportamiento que me causa curiosidad.

-¿El qué? - giré mi cuello, para poder mirarla a los ojos.

-Normalmente, en una situación como esta, me habrías abrazado, te habrías pegado a mí como una lapa para que sintiera tu corazón latir mientras me abrazas y me tranquilizas. Pero, sigues ahí, alejada tres metros de mí. 

-¿Acaso no es obvio que sea reacia a siquiera acercarme a ti?

-No, no lo es. Y no entiendo porqué lo haces.

-Namjoon, eres un dios, no puedo tratarte como si fueras mío. - Ya, harto de la distancia, me acerqué y recogí su cabello tras su oreja.

-Pero soy tuyo, Haneul. 

-No, no lo eres. - apartó mi mano de su rostro y se encogió de brazos, abrazándose a si misma. - Tú, ni siquiera eres humano. Y cada vez que pienso en lo que he hecho contigo siento como si... Haces que mis emociones cambien a cada rato. Hace media hora, estaba segura de que podría soportarlo, que podría convivir con la idea de que eres un dios. Pero ahora, te miro y siento que todo lo que estoy haciendo está mal, que todo esto es un castigo y que ya estoy en el infierno. Tú, no eres mío. Eres algo que creía inexistente, irrelevante en cuanto a las decisiones que tomo en mi vida. Pero, después pienso y me doy cuenta de que eres la confirmación de que existe un poder superior, y que todo lo que hago, digo y pienso es planeado por alguien más, y eso me aterra.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Que ya no me siento segura contigo. Necesito--

-No, no me digas que necesitas tiempo. - agarré sus brazos con fuerza, no quería que se fuera.

-Namjoon, necesito pensar... 

-Me estás dejando... ¿Sabes cuánto tiempo me queda? 8 meses. En 8 meses desapareceré, y no volveremos a vernos. 

-Namjoon... Por favor, te lo pido, déjame.

-Esta bien. - solté sus brazos. - Espero que sepas lo que haces.

-Yo también lo espero. 

La había perdido, otra vez.

Tal vez, todo habría sido mejor si no le hubiese dicho nada. Podríamos haber seguido igual: entre risas y besos. Podríamos haber seguido como estábamos, felices. Pero mi estúpido subconsciente no me dejaba tranquilo con la idea de que ella debía saberlo, solo porque la quería demasiado, quería que supiera todo de mí y yo quería saber todo de ella.

Y, a veces, saber es lo que más daño hace. 

Ahora no sabía cuanto tenía que esperar, ni siquiera sabía si volvería. Ella no se sentía protegida conmigo. ¿Y quién lo estaría cuando te enteras de que toda tu vida ha sido planeada por alguien ajeno a ti, alguien que puede controlar hasta las veces que bebes al día?  

No era algo que daba miedo, era algo que de verdad aterraba hasta el punto de replantearte toda tu vida. Y por eso Haneul se replanteó la suya. Saber que yo soy quien soy no es muy tranquilizador para nadie.

Pero cuando dijo que yo no era suyo, quise callarle la boca con un beso y decirle que soy suyo, en cuerpo y alma, hasta que el tiempo nos separe.

LOS DIOSES TAMBIÉN AMAN » KIM NAMJOON «Where stories live. Discover now