Capitulo 10

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A ver como se lo explico sin que se asuste.

- Aria, ¿tu en que crees? Es decir, ¿crees que puede haber vida en otros sitios? -Veo que su cara está sumida en un confusión

- ¿Te refieres a que si hay marcianitos de metro veinte y verdes, vigilandonos? Pues igual.
No lo sé, la verdad es que solo creo en las cosas que puedo ver. No creo que haya un algo en ningún sitio, pero tampoco puedo negarlo. ¿A que viene esto?
- Promete que tendrás la mente abierta. -asiente con la cabeza.
- Lo que viste, era un maligno. Una sombra. Quería llevarse a Mia. Quería matarla. - suelta el bocadillo y me mira.
- Si, y yo soy cantante. Esto no es Narnia. Los monstruos no existen.
- Entonces, ¿como lo explicarías?
- No lo se... Estoy muy confusa. Pero es imposible que haya un universo lleno de marcianitos y que los científicos no sepan nada.
- Igual si lo saben y nos protegen.
- Espera, ¿nos?
- Lo que te voy a decir probablemente te confunda más.
Si te dijese que no eres de este mundo, ¿qué me dirías?
- Que estas muy chiflado y necesitas un psicólogo. - Sonríe irónica.
- Voy a enseñarte algo, pero recuerda, mente abierta y deja que te lo explique.
- Está bien, pero me estás asustando.
- No tienes que temer, aún.
La cojo de la mano y nos dirigimos a la planta de arriba de la casa. La noto rígida y no se como hacer que se relaje.

Llegamos a la puerta y la suelto. Abro despacio.
Cuando ve el cuarto, se que solo ve un cuarto normal.
La siento en la cama y me encamino hacia la cómoda. Entonces me meto en su cabeza y le leo su pensamiento. "Tal vez tenga que usar el spray". Me río.
- ¿De que te ríes?
- ¿Enserio cree que te voy a obligar a hacer cosas que no quieras?
- ¿A que te refieres?
- No te hace falta el spray.
Vuelve a abrir los ojos y mira hacia abajo mordiendo su labio.

Abro una caja y saco una llave. Camino hacia la pared y destapo un trozo de papel.

- Aléjate de la cama, por favor.
Se levanta, y cuando veo que está lejos de ésta, giro la llave.

La cama se levanta y se pega a la pared. Se va hundiendo lentamente hacia dentro. Hasta que solo queda un gran hueco negro en el que no se ve nada.
Pulso un interruptor y muchas luces se encienden a lo largo del túnel.
- Vamos.
- No pienso entrar ahí. -Veo la horrorizada expresión de su cara- cojo su mano.
- Quieres explicaciones, te las puedo dar, pero tienes que entrar conmigo. Si sólo crees en las cosas que ves, tendré que hacer que lo veas. ¿Confías en mi?
Al final, tras lo que parece ser un duelo interno, contesta.
- Sí.
- Después de que lo veas, si quieres dejarlo, puedes hacerlo. Entonces tu y yo no tendremos nada mas juntos. - Apreta mi mano y asiente.

Entra conmigo. Suprema, allá vamos.

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