Capítulo 29 - Aria

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- Tu me dijiste que al contarme cosas sobre ti no podría volver a recordarte. - por unos segundos mi mente se pierde en la forma marcada de la cara de Neil. Si esto ocurriera en un programa de televisión probablemente se me habría caído la baba.
- Y así es, me dijeron los riesgos, no es algo que yo me inventara - dice Neil con la mirada perdida.
- Cuando estaba en la escalera llorando y Lia me encontró, te recordé. Vi nuestra despedida; recordé tu cara, nuestras lágrimas,  tus palabras... como dolió separarme de ti.
Y no es todo.
Cuando nos "conocimos en la Tierra"... -Mia abre la boca.
- Es verdad, los sueños. Se me olvidó por completo el hecho de que habías visto su rostro en sueños.
- ¡Mia! ¿Sabes lo mal que lo he pasado pensando que no podría volver a tener a la Aria de antes nunca más y se te olvida contarme eso? - Neil parece absolutamente molesto ahora.
- Lo siento, ¿vale? - Estaba demasiado ocupada intentando hacerme la amiga preocupada por el novio de tu mejor amiga.
- ¡Callaros! -digo. -¿No sabéis lo que esto significa? - sonrío. - Puedo recordar.  No está todo perdido. Puedo rellenar ese hueco en mi. No voy a estar vacía. - Neil me abraza fuerte y noto sus labios curvados en mi cuello.  Mi corazón se agita. Beso a Neil y no puedo evitar que una mezcla de deseo y felicidad se fundan con el. Al despegarme de sus labios pongo los pies en la tierra y observó a todos nuestros amigos sonriendo y a Lia tapándole los ojos a la pequeña.
Noto que mi cara comienza a ponerse colorada.
- Lo siento chicos, es que soy muy efusiva.
- Lo sabemos, y no importa. Poder verte es lo que todos queríamos así que verte efusiva o verte de cualquier otra forma es un milagro. - afirma Mike.

Miro a mis amigos. Todos ellos, son impresionantes. Soy tan afortunada de estar rodeada de tantas buenas personas. Cada cual tiene su forma de hacerme un poco más feliz. Son una especie de pedazos que van componiendo mi corazón como un puzle, y con ellos todo parece encajar, todo tiene sentido.

Pasadas las horas en la piscina, volvemos a casa, no sin antes prometernos quedar mañana para tomar un café en el descanso de clase.

Abro con mis llaves la casa de Neil. Fue gracioso como descubrí que tenía llaves.                                Me desperté en mitad de la noche a beber agua. Cuando me senté en el sofá a beberla, una luz me deslumbró en la cara. El espejo que había al lado de la ventana reflejaba al sofá en el que estaba sentada. Fruncí el ceño y busqué entre el sofá el objeto. Cuando por fin las encontré entre los dos cojines, vi lo que eran. En el llavero ponía Aria, lo que significa que era mío. Probé la llave en la puerta de la entrada, y funcionaba. Sonreí, no recordaba cuando me las dio. Pero esperaba poder recordarlo.

Me doy una ducha y pongo la alarma en el móvil.  Mañana tengo clases otra vez y no quiero llegar tarde. No me voy a acostumbrar a esta rutina nunca. Es una locura. ¿Que voy a dar en historia? ¿Cuales fueron los primeros humanos hiper desarrollados o como se digan?
Mi cabeza hoy no da para más. Si lo piensas, es para volverse locos.  Sigo sin recordar las clases si quiera. Recuerdo a mis amigos, recuerdo un poco del instituto pero no recuerdo las clases. Eso solo me pasa a mi.

Tras una larga ducha de agua caliente y ponerme mi querido pijama, no se que hacer.
En fin,  voy a la cama con Neil o voy al otro cuarto,  es que simplemente es todo muy frustrante.
Neil aparece en la cocina,  llevando solo unos pantalones cortos grises. Me hace una señal con la cabeza y voy.
Una vez a su lado me atrae hacia sí tirando de mi mano. Me rodea con su brazo derecho la espalda y me besa.
El principio del beso fue brusco, exigente, pero a medida que avanza se vuelve dulce.
- No -dice entre besos - vuelvas a pensar - me besa otra vez - que vas a dormir en otra habitación -muerde mi labio. - Mi cuarto es nuestro cuarto.
Y hablando de cuartos,  te espero ahí. - me guiña un ojo y camina hacia el.
Mi cuerpo aun se siente en un remolino de sensaciones cuando Neil me besa. Me deja exhausta.
Voy también hacia la habitación y cuando abro la puerta encuentro a Neil sentado en la cama.
- Ven. Tenemos mucho que celebrar hoy. - muerdo mi labio y me acerco despacio a el.
Me siento en su regazo y lo rodeo
con mis piernas. 
Después de muchos besos prometedores y unas caricias derivantes en pasión, dormimos abrazados bajo las sábanas.

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