Capítulo 28 - Mark

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Eli tiene razón. Yo no puedo exigirle nada.  Podría morir por algo en lo que no tiene porque meterse. Son mis sentimientos y no los suyos. Pero demonios, yo lo habría hecho por ella. Sigo molesto y dolido. No quería hacer esto solo, pero va a ser lo mejor. Lo que verdaderamente me ha dolido es cuando ha intentado acercarse un par de veces a mi en el comedor,  pero la he tenido que ignorar y comer solo. 
Llevamos toda la vida juntos, siempre comemos juntos.
Si consigo salir de esta la voy a extrañar tanto...
Cada momento en que nos hemos reido,  llorado, enfadado... son únicos como ella.
Estoy un poco asustado pero al fin tengo todo planeado para escaparme, y si he de morir por Aria, lo haré.
Le he escrito una carta a Eli, por si eso pasa.  Nadie puede saber que lo hice, ya que podrían acusarla de ser cómplice.
Y aquí estoy, a tan solo un día y unas horas de escaparme de este sitio que durante cuatro años de formación ha sido mi hogar.
Me tumbo en la cama y suspiro. Solo espero poder volver a Aria. Miro las paredes blancas de mi cuarto. El tiempo corre lento, como si quisiera hacer que me volviese loco. Los minutos pasan como horas, y estas como años.
Dicen que cuando mueres ves toda tu vida pasando por delante de ti. Yo tengo esa sensación ahora.
De repente se escuchan ruidos fuera. Unos gritos y llantos. Seguro que son de otra niña que ha cumplido los dieciséis años y se la han llevado de su casa para que se una al ejército. Otra más de las razones por las que este gobierno no va bien. Sus leyes son estúpidas e innecesarias.
Y, aunque  este mal que lo piense, sus gritos me parecen ajenos. Estoy demasiado absorto en mis problemas. Me levanto de la cama en la que estaba tumbado. Voy al ropero y veo mi ropa perfectamente doblada o colgada. Empiezo a sacar las cosas que me pienso llevar y las dejo en la silla. los gritos del pasillo cesan y mi cabeza lo agradece. Durante unos segundos pensé que todo iba bien, hasta que la puerta de la habitación se abre con un estruendo.
Tiran a Eli al suelo y ella esta llorando. Era la chica del pasillo.  Me acerco rápidamente a ella y la abrazo. Quito el pelo de sus ojos y le susurro que se calme.
Dirijo mis ojos a la puerta donde dos hombres me miran fijamente, al igual que Eli. Luego la miran a ella y asiente. Uno de ellos es Will.
- Lo siento, lo siento muchísimo. Amenazaron a mi familia,  los iban a matar a todos. No quería decirlo, lo siento.
Me quedo impactado al ver la escena.  Eli ha dicho mi secreto.
- Esta chica ha confesado que tu tenias un plan para escaparte de Deonix e ir a Aenoix. No nos ha dicho por qué,  así que esperamos una buena explicación. 
- Iba a ir a por una chica.
- ¿Ella vive ahí? - pregunta.
- Si.
- Oh, que bonito. Arriesgas tu vida por amor. - Mete sus dedos en la boca y simula un vómito. -
Es repugnante. Has dado la espalda a tu país, cuando tu país te lo ha dado todo.
- Mi país no es el problema, el problema es la gente que vive en él. No me voy a quedar a ver como destruís el sitio que quiero con vuestras guerras de mierda por indiferencias.
- En eso estamos de acuerdo. Porque vas a morir, así no te tendrás que quedar a ver lo que tanto detestas. La chica vivirá. -Miro a Eli, quien me mira con ojos llorosos y las manos tapando su boca. - Tengo entendido que erais amigos,  así que como regalo de despedida, te dejo que tengáis vuestra última conversación.- El hombre se va y cierra la puerta.
Miro por última vez a Eli. Esta se levanta y cambia la expresión de su cara,  limpia sus lágrimas y sonríe.
- Te lo tengo que explicar. No te he delatado, idiota.  Se lo dije porque cuando me dijiste que viniera a tu cuarto,  me siguieron.  Oyeron lo que dijiste,  pero no los nombres , y se chivaron. He venido a sacarte de aquí. - Eli se dirige hacia la ventana
- ¿Estas loca? No podemos saltar desde la ventana.
- Imbécil, Will nos está esperando abajo.  Le conté todo lo que pasó y nos va a llevar a Aeonix.  Vas a ver a Aria.
- Pero eso pondría en peligro su  vida, su trabajo,  todo.
-A el le da igual, conseguirá trabajo en Aeonix y su vida estará a salvo. Ahora calla, tenemos dos minutos para bajar antes de que se den cuenta.  - Antes de que salga,  abrazo a Eli muy fuerte.
- Gracias, te quiero. - susurro en su oído. Eli mira al frente y asiente. Cierra los ojos y suspira, cuando los vuelve a abrir sonríe.
Al asomarme a la ventana,  me doy cuenta de que hay una sabana atada a la ventana. Eli baja rápidamente por ella. Yo me giro rápidamente y cojo la maleta con la ropa y un par de cosas más. Agarro la carta de Eli.
Me deslizo también por la sabana y nos metemos en el coche de Will,  que esta justo ahí aparcado.
Sin esperar ni un segundo más, el coche arranca y salimos a toda prisa.
Cuando llevamos unos minutos corriendo y creimos salir de peligro,  la sirena de un coche suena de fondo.
- ¡Mierda! -exclama Will.
- Está muy cerca, tenemos que correr más.  - Eli mira por el retrovisor y sigue sin ver nada.
- Tenemos problemas mayores que ir más deprisa.
- ¿Qué pasa ahora? - digo.
- Nos queda gasolina como para una hora en coche, si acelero más para cuarenta minutos.
- Acelera y cuando dejemos de escuchar ruido, aparcamos en un sitio oscuro y le echamos gasolina,  en estos coches siempre hay.
- Bien.
El coche acelera.  Cojo una pistola que esta tras el sillón y la cargo.
- Si vemos que se acerca, le pegaré un tiro a la rueda.
- Esperad, ¿no os parece un poco raro que queriendo cogernos pongan la sirena? - dice Eli.
- Tienes razón.  Tienen a alguien cerca nuestra. - Will entrecierra los ojos. - ¡Joder!
Frena en seco y doce guardias nos miran apuntandonos con sus pistolas.
Uno de ellos tiene un megáfono.
- ¡Salid del coche ahora mismo!

Nos miramos entre todos.
- Y ahora, ¿qué hacemos? - digo.

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