Capitulo 1

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Me miro en el espejo.

Soy incapaz de ver mas allá de ese estúpido grano que me ha salido.

A veces odio la pubertad por esto. Te salen granos, bigote, pelo (sobretodo en zonas donde antes no había) y te ves un sin fin de defectos.

Después de analizar mi rostro, vuelvo con mi pelo. Antes era rubio, cada vez se fue volviendo mas castaño, hasta que ahora es una mezcla rara de ambos. A pesar de ser liso, tengo demasiada cantidad, lo que lo combierte en un nido para pájaros desamparados.

El pelo suelto hoy no es una opción. Termino de atarme la coleta y me dirijo a la cocina.

Me encuentro a mi madre haciéndome el desayuno, como casi todas las mañanas.
No soy vaga, lo juro, pero es que no me deja hacer nada en la cocina desde que casi hago explotar el microondas. Todo el mundo se equivoca...¿no? En fin, café y galletas de chocolate me aguardan en la encimera.

Mi cuarentona madre, rubia teñida, altura normal, rellenita, con ojos verdes y rostro redondo, me observa con ojos de águila. Ella es todo lo contrario de mi, que tengo los ojos marrones y grandes, el rostro un poco de pico y mis labios son algo mas voluminosos que los suyos. Me parezco más a mi padre, el cual sigue roncando alegremente en su cuarto.

Me siento en la silla azul de la cocina y me pongo a desayunar. Miro a mi madre mientras hace lo mismo que yo, y se lo que me va a decir en tres, dos, uno...

- ¿Te preparaste el examen de recuperación de Física que tenías hoy? -Pregunta con cierto tono de sarcasmo.

- Sí, mamá, estuve en la biblioteca y también estudié en las clases particulares. Luego Mia me ayudó en su casa. - Repetí por septuagésima quinta vez.

- ¿Estás segura de que te lo sabes?

- Mamá, si fuese tan fácil como lo pones no me habría quedado el año pasado

- Por eso digo que tienes que estudiar. Es para tu futuro, no para el mio. Es el último curso, no puedes acomodarte ahora y arriesgarte a repetir curso. -Se levanta de la mesa y creo que da por terminada la conversación.

Acabo de desayunar y voy al baño. Vuelvo a mirarme en el espejo mientras cepillo mis dientes, los cuales me costaron dos mil pavos. Al terminar voy al salón y me siento en el duro sofá negro a esperar a que venga mi amiga a recogerme. Me llega un mensaje.

Mia: Voy ya, tengo que contarte una cosa súper fuerte tía.

Yo; Vale, no tardes, no tengo ganas de aguantar a mi madre.

Mia: Si dejas de hablarme a lo mejor salgo.

Aria: Si vives a dos puertas... Vale, vale. ADIÓS MARIMANDONA.

- Mama. -Digo mirando el móvil. - Salgo ya, Mia viene.

- ¿Podrías dejar el teléfono aunque sea durante cinco minutos?

-Sí mamá. -Digo sin hacerle caso.

Salgo y cierro la puerta con prisa. Mia está abajo, esperándome y echamos a andar. No somos de saludarnos con abrazos, ni besos. Empezamos a hablar directamente. Pero hoy estaba más emocionada que de costumbre. Los cotilleos la aceleran mucho.

- ¿Qué es eso tan fuerte que me tenías que contar? -No es que tenga mucha curiosidad, pero tendré que hacerle caso.

- ¿Sabes de Isabel, la de 1 de bachillerato? -Pregunta con entusiasmo.

- ¿La hermana del que se esnifo la tiza en clase hace unos años? -Digo entrecerrando los ojos. Mia asiente.

- Está saliendo con Javi, el que tu decías que era monísimo. El se lo pidió y supuestamente como llevaban tonteando todo el verano, ella se emocionó y todo. Por lo visto empezaron hará unas semanas ¿No te parece súper asqueroso? -Y su risa hace eco en mi cabeza.Por la expresión de Mia veo que a visto mi cara de poker. Mantengo mis lágrimas a raya. Impresionante Aria.

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