Capitulo 25

4 0 0
                                    

Neil me abraza. Muchas cosas están abordando mi cabeza.
Me hundo en sus brazos mientras nos acurrucamos en el sofá.
La desesperación cala mis huesos.
Echo de menos las tardes que pasaba con Mia, comiendo como cerdas y viendo películas y series. Allí era muchísimo más feliz. No tenía que preocuparme de guerras, de poderes, ni de recuerdos.
Aun sigo sin poder creerme que me perdiese el embarazo de mi mejor amiga, es que lo he perdido todo.
Y ni si quiera puedo recordar a Neil.
Lo peor es que jamás lo haré.
Una parte de mi mantiene la mínima ilusión de que algún día pueda recordarlo, pero la parte de mi que mantiene los pies en la tierra sabe que no.
- No pienses en eso ahora, descansa la mente. Llevas unos días muy estresantes.
- Contigo dentro complicado.
Aprieto mi cabeza contra el pecho de Neil.
- Neil, esto es una mierda. Se que lo hiciste por mi, pero el hecho de que no voy a poder saber quienes fuimos en el pasado me destroza. -
Sus firmes brazos hacen que me destense un poco. - Cuando te vi, sentí una fuerte conexión a ti, pero eras un desconocido.
Neil besa mi frente y el sonido de este resuena en la habitación.
- Aria, lo que siento por ti y lo que sientes por mi es real. Lo era antes y lo es ahora. Te prometí que siempre te querría y aunque no me recuerdes siempre lo haré. No me hace falta que tengas recuerdos para hacerlo. Crearemos nuevas historias juntos. -Mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas. Intento evitarlo, pero después de que una de ellas escape rápidamente, consigo retener el resto.
Acaricia mi pelo con una mano y lo enrolla en su dedo índice. Da un pequeño tirón hacia atrás y lo miro a los ojos. Lo besó y un atisbo de risa aparece en su boca.
Eso me hace sonreír. Neil me hace sonreír. Bloqueo mi mente para lo que voy a pensar, no quiero que se entere.
Si no fuera por el, toda mi vida ahora se hundirá, no sería fuerte ni capaz de sobrellevar esto. No podría. Creo que una parte bastante grande de mi corazón le pertenece y si el se fuera, ese hueco quedaría vacío. Nadie podría llenarlo.
- ¿Qué estabas pensando que no me dejas saber?
- Si no te dejo saberlo es por algo. - Río.
- He pensado - empieza a decir- que como te puedes ir cuando quieras, ¿por qué no nos vamos ya? Podemos ir a casa, y te tomas el día libre. - toca mi pelo, enredandolo en sus dedos otra vez - Si quieres incluso podemos ir a ver una película al cine, la que tu quieras.
- ¿Como una cita? -empiezo a representar la primera vez que me dijo sobre ir al cine? - Bueno, que si lo quieres ver así me parece bien...-imito su voz de forma pésima.
- Já, já. En mi defensa diré que....no tengo nada en mi defensa.
Nos reímos y le doy un beso en la mejilla.
- Entonces, ¿aceptas o no? - pregunta Neil.
- Bueno, si insistes... Tendré que aceptar para no dañar tu dignidad varonil.
- Claro, porque tu no quieres salir conmigo verdad...
- No. -Me río. Miro fijamente sus ojos. Acaricio su mejilla suavemente y el cierra los ojos. Aprieta su cara contra mi mano, disfrutando mi caricia. - Sabes que si.

Anudo la bolsa donde está la ropa con la que vine y salgo del hospital agarrando la mano de Neil.
Sigue haciendo el mismo calor que hace unos días.
Los pantalones cortos no son suficientes para aguantar esto.
- Neil... Siento cambiarte de planes pero, ¿no había alguna piscina cerca por alguna casualidad?
El me mira y se concentra.
- Creo recordar que había una a unos cinco minutos de casa. ¿Quieres que vayamos?
- Por favor. Creo que me voy a derretir.

Ahora que la mayoría de mis recuerdos están en mi cabeza, no me hace falta hacer turismo. Conozco esta ciudad de cabo a rabo.
Neil y yo decidimos pedir un taxi porque andar con esta ola de calor es pecado.
Estando ya en casa, subimos a por los bañadores y a cambiarnos.
Neil entra en la habitación y coge sus cosas. Yo hago lo mismo pero ninguno de los dos sale de la habitación. Nos miramos a los ojos.
Se lo que va a pasar. Veo como me observa con deseo y ganas.
Y como soy así de graciosa, me quito la camiseta lentamente y la dejo caer al suelo. Camino lentamente hacia atrás, hacia la maquina tocadiscos y pongo una canción de fondo.
Tiene un ritmo sensual, me acerco a el, miro sus pupilas dilatadas, sus músculos tensados y su sonrisa pícara. Se queda mirando al frente, y yo me pongo tras el. Paso mis manos por sus pectorales lentamente y cuando llego al filo de su camiseta se la quito. Mis manos van solas, caminando en su cuerpo. Su piel se estremece.
Vuelvo frente a el y moviendo lentamente mis caderas desabrocho el botón de mi pantalón.
Paulatinamente lo dejo caer al suelo. Estoy en ropa interior delante de él.
- Estás metiendote en la boca del lobo, cielo. -Dice Neil.
- Justo donde quiero estar.
Paso mis manos por su pantalón y con mucha destreza quito su botón haciendo descender los pantalones. Nuestra ropa está desperdigada en el suelo.
Ambos semidesnudos nos miramos. La canción termina y estamos respirando fuerte. En dos pasos estamos a pocos centímetros de distancia. Mira mis labios y seguidamente mis ojos. Su respiración me agita, mis labios lo desean.  Mis dedo pulgar acaricia su labio inferior mientras que con la otra mano empujo su espalda contra mi para tenerlo más cerca.

La fiera interior despierta y me besa. Sus manos agarran mi cintura pegándome a el. El beso es como un tornado que arrasa con todo. Entonces me coge en brazos y me pega a la pared. Siento cada centímetro de su cuerpo. Me baja y me tira salvajemente en la cama. Se pone de rodillas y lame mi abdomen. Para justamente antes de llegar a mis pechos.
-¿Estás segura de..
- Calla y besame.
Hace lo que le pido y me besa. Sus manos, las que creo expertas se hacen con mi cuerpo. En pocos segundos estoy sin bragas. Exhalo y muerde mi labio.
Pasa su lengua por mi en un viaje de fuertes sensaciones.
Envuelve sus labios en uno de mis pezones y yo gimo de placer. Ahora no se identificar de donde procede este calor inmenso.
- ¿Hasta donde quieres llegar, amor? - susurra en mi oído. Un escalofrío recorre mi cuerpo.
- Hasta el final. - Digo susurrando y anhelante.

ConnectedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora