Capítulo 20 - Mark

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Hace semanas que no veo a Aria. ¿Donde estará? ¿Habré hecho algo para ofenderla?
La llamo y no lo coge. Incluso llamé a Mía pero no me dijo nada.
Quería despedirme. No la volveré a ver.
Doblo camisetas y pantalones.
Llevo muchas noches en vela, pensando en ella. Sueño con nuestras conversaciones y los juegos que inventábamos cuando éramos pequeños. Esa vez cuando me fui, pude volver; pero esta vez será para siempre.
Me voy de aquí sin un beso de sus labios y sin tan si quiera un último abrazo. La he buscado por todos lados y no da señales. Odio tener este cargo, odio tener que irme. Pero sobretodo, odio estar sin ella.
Me cuelo con éxito en su cuarto y dejo una carta en el cajón, por si vuelve quiero que se entere de toda la verdad sobre mi y lo que siento. Seguramente me tomará por loco pero no estaré aquí para verlo. Subo y Eli me llama.
- Ey, ¿estas listo? - dice desganada.
Cierro la maleta, la última maleta. Me asomo a la ventana, no está.
- Si, vámonos.
- ¿Vienes tu o voy yo?
- Voy.
- Mark, se que estás triste por lo de esa chica, pero lo vuestro no habría funcionado nunca. Piensalo. Sabías que tendrías que irte en cualquier momento.
Y la ley te lo prohíbe.
- A la mierda la ley. - Cuelgo el teléfono y llevo las maletas al taxi.
Después de indicarle la dirección al amargo hombre conductor, partimos.
Miro hacia atrás, un foco de recuerdos me vienen en bandada.
Aria sonriendo, Aria en mis brazos, Aria en pijama.
Apreto los puños y cierro los ojos fuertemente.
Adiós, Aria.

Eli esta en su cuarto, vestida y preparada para el viaje. Con un equipaje tan grande que creo que lleva mas ropa de la que se trajo.
Cuando me ve me abraza.
Hundo mi cabeza en su pelo. Retengo mis lágrimas y me repito a mi mismo que tengo que ser fuerte. Me olvidaré de ella. Puedo hacerlo.
- Claro que podrás grandullón, claro que lo harás. - Eli sabe consolarme.

Permanecemos así durante unos minutos y entonces nos separamos.
- ¿Listo?
- Listo.
Eli pulsa el botón y la cama se levanta.
Los túneles empiezan a formarse. Allá vamos Deonix.

Por fin estamos en casa. Eli deja las maletas en su cuarto y yo en el mio. Vivimos juntos desde los ataques recibimos desde Aeonix.
La Superiora tiene que desvelarnos datos importantes según los comunicados así que corremos a los coches y en cinco minutos hemos llegado al castillo.
La superiora de este país y el de enfrente llevan en guerra demasiado tiempo. Por su culpa yo tengo que separarme de la vida que quiero. Y todo porque ha nacido un varón y una hembra conectados.
Los odio a muerte.
El hombre que esta de vigilancia esta hora se llama Willy. Un nombre nada correspondiente a su aspecto.
Willy es alto, exageradamente alto. Unos músculos perturbadores se esconden tras su negro uniforme. Su aspecto es intimidante, pero es una de las personas que mas valen la pena en todos los mundos.
Nos reconoce a distancia.
- Ey chicos, ¿que tal por la tierra?- Agacho la cabeza y dejo que Eli de, con todo lujo de detalles, su opinión respecto al viaje.
Ella nunca había salido de aquí así que todo le parece alucinante.
Yo mientras "escucho" y miro el castillo.
- ¿Y tu Mark? - Pregunta Will.
- ¿Yo que? - Respondo despistado.
- Que si lo pasaste bien.
- Emm, si. Fue... Hmmm, ¿divertido? Ya habrá momentos de definiciones, la superiora nos espera.

Entramos en una sala enorme llena de gente. Todos con aspecto diferente. Personas entre los diecisiete y cuarenta años de edad.
Articulo 17 a 22. Todos aquellos que no tengan discapacidad y dispongan de la edad impuesta en los libros de Ley, deberán acudir a las reuniones que la suprema haya concertado, así como a la guerra. Las únicas excepciones son casos de embarazos, discapacidad de cualquier tipo, o minoría de la edad indicada. Si algún sujeto rompe la Ley, será juzgado y castigado respecto a sus actos.

Ese es el decreto por el cual niños de 16 años se ven obligados a dejar su adolescencia por ir a la guerra. También es el decreto por el cual se le acorta la vida a las personas. Aquí nada es opcional.

La superiora entra en la sala y todos nos ponemos en pie.
Asiente con la cabeza y nos sentamos.
- Como ya sabréis, se ha detectado una amenaza. - Como la de los ordenadores. - Dos humanos han nacido conectados, lo que pone en riesgo todo nuestro país. Esos dos individuos no solo constan de su conectividad, también constan de fuertes poderes. Ambos, tiene ocho de ocho poderes. - Todo el mundo abre los ojos. Eso nunca ha existido.
- Todavía tenemos una esperanza. Estas personas no han desarrollado sus poderes aun. Tenemos fotos de su llegada a Aeonix, lo que facilita su búsqueda. Vuestra misión es acabar con ellos. Pase lo que pase. No vais a ir directamente a Aeonix, esperaréis hasta mi señal. Yo seleccionaré a los mejores candidatos para atraerla y acabar con ella. - La superiora chasquea los dedos, lo que provoca que la pantalla se encienda y a la vez, romperme a pedazos.
Es Aria, y tengo que acabar con ella. Con la chica de la que llevo enamorado toda mi vida.

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