−Admirarte, escucharte y mantenerte cerca de mí.

A luz de sol puedo ver como se ruboriza violentamente y sonrío en respuesta.

−Eres hermosa, sin importa que uses, o como te arregles.

−¿Tanto así?

−A decir verdad, creo que me quedo corto.

−Tú si sabes cómo subirle la autoestima a alguien.

−Solo contigo soy sincero en ese aspecto.

Suelo repartir halagos a todo el mundo por cortesía, ninguno que sienta en realidad. Con Lucy es diferente, definitivamente. Mis sentimientos por ella van más allá de cualquier cosa que haya sentido antes y crece cada día que paso a su lado.

−Debo ser una chica muy afortunada.

−Deberías sentirte de esa forma.

−Lo hago.

Comemos y bebemos durante los siguientes minutos. He buscado otra manta para cubrirla y que no se manchara la ropa, pero Lucy está decidida a compartirla conmigo. Está terminando su emparedado, cuando algo llama su atención.

−¿Qué es eso, Coryo? Lo que lleva el hombre en el palo.

Miro en la misma dirección y a pocos metros veo un hombre que se detuvo para venderle dulces a una pareja de niños junto a sus padres.

−Eso grande espumoso y colorido se llama algodón de azúcar y debe tener otras cosas. ¿Quieres que vaya a conseguir algo?

La curiosidad de Lucy debe ser demasiado grande, porque acepta. Yo también quiero ofrecerle algo que probablemente no haya probado nunca en su vida, como una especie de iniciación.

−Mi color favorito es el azul –dice simplemente.

No me extraña, porque debe ser por el cielo. Como el día que mencionó que lo nuestro estaba escrito en las estrellas.

−Cuida nuestras cosas mientras tanto.

Beso su frente y voy hasta donde se encuentra el vendedor.

Le pido que me entregue dos o tres bolsas de cada cosa que vende, para llevarle a mi familia, como un agradecimiento por el apoyo; y porque hace años que Tigris y yo hemos renunciado a este tipo de dulces que adorábamos de niños. Seguramente mi prima lo va a adorar. Me entrega todo en una bolsa grande y vuelvo con Lucy.

Dejo la bolsa en medio de nosotros.

−¿Por qué tanto?

−Llevo para Madame y Tigris.

−Me parece justo, aunque me hubieras dicho y yo también pagaba.

−Hasta donde sé, las chicas no pagan nada en una primera cita.

−Se ve que no sé nada sobre primeras citas.

−Solo eres independiente –aclaro.

−No. En realidad, nunca tuve una cita –reconoce.

¿No era que salía con alguien en su distrito? ¿Cómo no pudo tener citas con el chico de la canción? Aunque si él fue tan malo con ella, no es de extrañar. Probablemente nunca tuvo un gesto cariñoso con ella y fue algo unilateral, más de su parte, que de parte de él.

No importa, no quiero saber los detalles ahora y arruinar nuestro momento.

−¿Hablas en serio?

−Al cien por ciento. ¿También es la primera vez que sales con una chica?

Escrito en las estrellas (CoryoxLucy)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu