Makis a domicilio

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So when I'm all choked up
But I can't find the words
Every time we say goodbye
Baby, it hurts
When the sun goes down
And the band won't play
I'll always remember us this way

Always Remember Us This Way, Lady Gaga

—¿Por qué?

La puede ver sólo a través del vidrio. Hay un dispositivo en su cabeza que evita que pueda usar su singularidad, pero, por lo demás, es la primera vez que ve su rostro tan atentamente.

Y no se llama Medusa, pero sigue refiriéndose así a ella en su cabeza.

Ella se encoje de hombros tanto como las cintas que la atan a la silla se lo permiten.

—¿Por qué no? —Chasquea la lengua—. Dime que dejé el mundo de los héroes en caos. Destrocé su puto ranking, ¿no?

—¿Por qué? —repite Katsuki. No sabe qué respuesta esperaba, pero no es esa.

Medusa vuelve a encogerse de hombros.

—¿Por qué no? —Sonríe—. Me aburría.

Su interacción no se mueve de allí. Katsuki nunca consigue otra respuesta y sale del edificio con el pensamiento de que todo el caos lo causó el aburrimiento de alguien demasiado poderoso. También le concedieron acceso a su expendiente. Abandonó un curso de héroes en una escuela mediocre de Hokkaido. Después de eso, nada.

Probablemente nunca van a saber si tenía más motivaciones además de «aburrimiento».

Todavía quedan villanos sueltos del grupo que juntó la primera vez, cuando atacó la agencia de Endeavor. Pero los han ido diezmando en las últimas dos semanas y Katsuki por fin siente que puede respirar.

(Con todo y que ya recibió el deducible de la instalación eléctrica que deshizo para derrotar a Medusa).

Vuelve en taxi al departamento.

Es el último en llegar.

Eijiro y Denki están lavando los trastes y lo reciben con makis que seguramente pidieron a uno de los restaurantes de la calle. Sonríen demasiado y Katsuki frunce el ceño. ¿Qué pretenden?

—¿Cayó un meteorito? —pregunta—. ¿O por qué no me están rogando que haga la cena?

—Creímos que merecías un regalo después de meses de cocinarnos —responde Eijiro—. Come. Elegimos tus favoritos.

Katsuki se encoge de hombros. Sigue sospechando. Aquella escena sigue sin ser normal.

—Bueno... hay algo más... —admite Denki.

«¡Lo sabía!», grita una pequeña voz en su interior.

Eijiro se pone de pie y se dirige hasta el mueble que está a un lado de la puerta y que usan para dejar las llaves a falta de un llavero como la gente. Abre el único cajón que tiene y saca un sobre. Lo único que Katsuki puede ver es que es un sobre grande.

—Llegó esto, tiene tu nombre. —Se lo extiende.

Katsuki contiene la respiración cuando se da cuenta de que es de la Comisión. No es la primera vez que recibe uno. Lo hizo la primera vez que llegó al top diez de los mejores héroes en Japón.

—No es tiempo de ranking... —murmura, confundido.

Está tan confundido que ni siquiera grita.

—¿No has visto las noticias?

—¡No! —espeta Katsuki—. ¡Perdí toda la tarde en un interrogatorio! ¡¿Qué es lo que saben que yo no?!

Eijiro suspira.

And Then They Were Roommates [Kiribakukami] Where stories live. Discover now