La habitación de Denki Kaminari

1.7K 288 13
                                    

But if the world was ending
You'd come over right
You'd come over and you'd stay the night
Would you love me for the hell of it
All our fears would be irrelevant

If The World Was Ending, JP Saxe & Julia Michaels

Está mirando al techo.

Debería poder dormir.

La cama es más cómoda que el sillón de la sala. Hay menos ruido, porque la recamara de Kaminari da al pasillo y no a las ventanas de la calle, desde donde se oye todo el tráfico de Tokio. Y sin embargo.

No puede concentrarse. Lleva unos cuantos —bastantes— días de mierda. Por fin parece que la vida le está dando un respiro. Pero esa no ha sido su semana, ni su mes, ni su año, ni su nada. Suspira y mueve sus manos detrás de la nuca. Las detiene a medio camino, todavía medio apuntadas hacia el techo y se queda viéndolas un momento. En la penumbra distingue las cicatrices que llenan sus dedos. Recovery Girl le dijo que no había nada que hacer con ellas y él las va a ver todos los días de su vida.

Al final las baja.

Debería poder dormir. Y sin embargo.

Oye un par de toques en la puerta. No muy fuertes.

—¿Bakugo? —Es la voz de Kirishima, apenas un murmullo—. ¿Estás despierto?

Bueno, al menos no es el único que está dando vueltas.

Se pone en pie y se dirige a la puerta. La abre y allí está, Kirishima, con una playera enorme que dice «Crimson Riot» y unos pants que están más viejos que nada.

—Pasa —le dice.

—Así que tampoco puedes dormir.

—¿No es obvio?

Kirishima se interna en la recamara de Kaminari. A Bakugo la habitación le recuerda mucho a cuando estaban en UA. El sentido de la decoración de Pikachu no ha mejorado en lo más absoluto y simplemente usa cualquier cosa a la que le pueda poner sus manos encima —incluyendo un poster de Pikachu que Sero mandó imprimir con un «Chargebolt» escribo abajo.

—No quería molestarse. —Kirishima baja la vista. Pasan los años y a Katsuki todavía le parece llamativo el contraste de su personalidad. Lo seguro que parece en algún momento contra la mirada baja cuando está nervioso o se sienta avergonzado por algo, como en ese momento—. Sólo... —Hay una pregunta que no se atreve a pronunciar y está tan presente entre los dos que duele.

—Si me quitas las cobijas —empieza Katsuki—, duermes en el piso. ¿Quedó claro?

Hay una conversación entre líneas entre los dos. Todas las palabras no dichas se arremolinan en torno a ellos.

«¿Puedo dormir contigo?»

«Sí».

Kirishima alza la vista y sonríe.

—Gracias.

Katsuki no dice «de qué» o «de nada». Simplemente vuelve a la cama y le hace un espacio. Kirishima se mete entre las cobijas.

—Nunca puedo dormir si él no está —murmura. Busca el pecho de Katsuki y el rubio no se aparta—. Es estúpido, ¿no?

—Estoy teniendo un déjà vu, Kirishima, ya habíamos tenido esta conversación.

—Lo sé.

—Vas a obligarme a oírla de nuevo, ¿entonces?

Kirishima no contesta. En vez de eso se refugia en el pecho de Katsuki y él no dice nada. Le gusta esa cercanía, pero a la vez lo pone nervioso. Se siente adolescente y estúpido en ese momento y no sabe qué hacer.

Al final, habla.

—¿No te preocupa?

—Sí —reconoce Katsuki. Es la respuesta más amplia que está dispuesto a ofrecerle. Sí y ya. Podría decirle que le preocupa todo: que el héroe número uno no despierte, que la Comisión parezca sumida en caos, que los héroes de Tokio no sepan a donde mirar para buscar a los villanos que los han dejado en jaque ya dos veces, que algunas de sus deudas sigan esperándolo, que su sueldo siga sin ser nada llamativo, que los números del ranking vivan en sus pesadillas, que piense todo el tiempo en si Kaminari y Kirisihima están bien.

Todo eso se esconde en su «sí».

—¿Y?

—Confío en él —responde, finalmente—. Y en ti.

Quizá Kirishima no se acuerde, pero fueron las primeras personas en las que confió estando en UA. No planea dejar de hacerlo pronto.

Katsuki mueve una mano para apartarle el cabello de la cara.

—Quizá deberíamos dormir —sugiere—. O vas a estar cayéndote de sueño mientras patrullas.

—El que duerme más eres tú, Katsuki.

Kirishima sonríe. Alza un poco su propia mano y su pulgar se posa al borde de sus labios. Hay algo sobre esa cercanía de la que nunca hablan, ni siquiera tras puertas cerradas. Pero está ahí. Se refleja en como Katsuki no se queja demasiado cuando lo abrazan sus compañeros de apartamento, en las manos de Kirishima consolándolo cuando sabe que está decaído aunque no haya dicho nada, en el brazo que Kaminari les pasa por los hombros.

Y en las yemas de los dedos de Kirisihima al borde de sus labios.

Se quedan así un momento. Katsuki intenta no pensar en nada.

—Sólo duerme —espeta.

—Sí, mamá —responde Kirishima, en todo medio sarcástico.

—Si te desmayas por no tener suficiente energía mañana... —empieza a amenazar.

—Deja de preocuparte —murmura Kirishima—. Estaré bien. Estaremos bien. Pikachu incluido.

Katsuki tuerce la sonrisa.

—Sí, claro. Somos un buen equipo, ¿no? —pregunta. No necesita la reafirmación: sabe que son un buen equipo. Pero quiere oír a Kirisihima decir «sí». O algo parecido.

—Claro.

No le molesta. Ni aunque tenga que dormir en el sofá porque no paga renta, porque apenas si puede vivir al día porque sigue pagando por los daños colaterales que ha causado. Sus accidentes todavía lo persiguen. Aunque la cosa va mejorando, poco a poco. Mes a mes le sobra más dinero del sueldo que recibe.

Algún día va a pagar la renta, se promete.

Se hace el silencio y por un momento cree que Kirisihima por fin se quedó dormido. Él, definitivamente, empieza a rendirse al sueño.

—¿Katsuki? —oye, antes de quedarse completamente dormido.

No registra que Kirishima lo llama por su nombre de pila.

—¿Ajá? —Lo que dice es más un gruñido y un bufido que una palabra.

—Gracias por...

—Ajá.

No lo deja terminar. Tampoco oye lo que sigue. Se queda dormido entre las palabras de Kirisihima.

«Eijiro», medio piensa, entre sueños.

And Then They Were Roommates [Kiribakukami] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora