Relativamente bien, relativamente mal

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The night was all you had
You ran into the night from all you had
Found yourself a path upon the ground
You ran into the night, you can't be found

Laura Palmer, Bastille

Cuando recupera el sentido, Miruko lo está mirando.

—¿Puedes caminar?

Katsuki abre y cierra los ojos un par de veces, intentando acostumbrarse a la luz. Se sorprende cuando descubre que puede mover las manos y su primer reflejo es intentar tallarse los ojos, pero ni siquiera llega a tocárselos, porque los dedos le duelen.

«Rotos», recuerda.

—¿Qué?

—Qué si puedes caminar, imbécil.

—Creo. No me rompió las piernas. —Apoya un codo en el piso y se incorpora—. ¿Qué pasó con la loca?

—¿La villana? Huyó.

—¿No fuiste tras ella?

—Estabas inconsciente. —Miruko tiene cara de circunstancias—. No iba a dejarte a merced de que apareciera otro. Además no tengo mi singularidad. —Eso era la peor excusa que Katsuki le había escuchado a Miruko, que le había repetido una y mil veces que no debía ser dependiente de sus explosiones, sólo por si acaso.

—Lo siento. —Katsuki se incorpora. Las dos manos le duelen como un demonio—. ¿Cuánto tiempo estuve...?

También le duele la cabeza.

—No mucho. ¿Quince minutos? —Miruko se encoge de hombros—. Levántate, vamos arriba. Esto es un hospital, debe de haber primeros auxilios.

Katsuki descubre que puede caminar perfectamente. Se aguanta el dolor e intenta hacer que la nitroglicerina de sus manos se encienda. Logra sólo una pequeña explosión que no puede controlar muy bien porque no puede mover los dedos.

Al menos su singularidad está de vuelta.

—Ey, no los muevas. —Miruko señala sus dedos—. Los vas a poner peor. —Alza algo medio roto con una mano—. Te quité esto.

Esposas.

Katsuki extiende una mano para agarrarlas, pero Miruko las retira.

—No las muevas. Vamos arriba —espeta y empieza a caminar.

—Pero, espera, esas cosas sólo las he visto en...

—Sí —confirma Miruko—. Uso exclusivo de las fuerzas armadas, la policía y demás aparatos de justicia.

—¿Cómo las tenía la...?

—Una buena pregunta, ¿no? —Miruko no lo deja terminar—. No descubriremos nada aquí abajo así que vamos arriba. Revisé todo, tengo tus guantes, pero la villana se llevó tus granadas —Katsuki gruñe, tiene que pagar unas nuevas—. No hay nada más relevante. —Katsuki se fija en que tiene varios cortes en las piernas y en los brazos—. Sabía usar bien su singularidad. Cables en la cabeza. Como medusa.

Katsuki asiente. Ni siquiera le alcanzó a ver la cara.

Suben los dos pisos hasta la recepción en silencio. Hay unos pocos héroes allí. Entre ellos, Kirishima y Kaminari. El pelirrojo es el primero en verlo y se lo señala al otro. Se acercan.

—¿Estás bien? —pregunta Kirishima.

Katsuki asume que debe verse como la mierda, así que como única explicación alza las manos.

—Perfectamente.

—Mierda —murmura Kirishima.

Kaminari abre mucho los ojos. Al menos Katsuki puede tranquilizarse porque están enteros.

—¿Ustedes?

—Bueno... todo esto fue un fracaso —resume Kirishima.

—Los villanos se fueron. Al menos. Retirada masiva —dice Kaminari—. No sabemos por qué. Al principio las cosas iban relativamente bien para nosotros, hasta que empezaron a ir relativamente mal...

—Eso es un eufemismo, Pikachu —dice Kirishima.

—Bakugo, voy a buscar a alguien que sepa primeros auxilios. —Katsuki oye la voz de Miruko a lo lejos—. ¡Ustedes dos! —Kirishima voltea a verla—. No lo deben mover los dedos.

—¿Mal?

—Bueno, el resumen es que Endeavor está en coma, Hawks está herido, pero bien y los únicos dos villanos que logramos atrapar tenían una pastilla de veneno y ahora no tenemos a ningún detenido. —Kirishima se encoge de hombros. Es obvio que es un gesto desesperado para quitarle importancia a un asunto que sí la tiene.

—Como dije, relativamente mal —asegura Kaminari.

Katsuki alza una ceja.

—Se frío el cerebro —informa Kirishima.

—Ah.

Una pausa. Miruko no vuelve.

—Me alegro que estés bien. —Kaminari sonríe y lo abraza. Katsuki alza una ceja mirando a Kirishima, pero Kirishima se encoge de hombros. El rubio tiene tendencia a olvidar que Katsuki odia los abrazos cuando todavía tiene el cerebro medio frito.

—No te voy a devolver el abrazo, imbécil.

Tener los dedos rotos es su excusa perfecta.

—No importa. Pero me alegro. Todavía tengo algo importante que decirles, ¿no? —Kaminari lo suelta por fin. Kirishima sólo le da un par de palmadas en la espalda.

Katsuki está a punto de preguntarle qué es lo que quiere decirles cuando oye una voz que dice su nombre.

—¡Bakugo! ¡Ven acá! —Es Miruko—. ¡Encontré a alguien que puede ayudarte con tus huesos de mierda!

—Vuelvo en un momento —dice por lo bajo y se dirige hasta Miruko, que está sólo unos pasos más lejos—. ¡¿Quieres gritarlo más fuerte para ver si todo el mundo se entera?! —le espeta a Miruko.

—Tú eres el que estás gritando ahora.

Katsuki abre y cierra a boca, buscando algo con qué responder, pero sólo suelta un gruñido y alza las manos. El héroe que está con Miruko tiene un kit de primeros auxilios y al menos puede evitar que todos sus dedos empeoren.

—Al parecer Endeavor está en coma —dice Miruko—. Y Hawks está herido, todavía está arriba. Quizá quieras subir a verlo después. Y no tenemos a nadie para interrogar...

Katsuki se desconecta. Miruko sólo le está repitiendo lo mismo que ya le dijo Kirishima, él sólo quiere que su cerebro descanse y se acostumbre a la idea de que está bien otra vez. Voltea a ver a Kirishima y Kaminari, que siguen donde los dejó. No alcanza a oír lo que dicen, pero Kaminari está haciendo una pose estúpida y Kirishima se ríe antes de imitarlo.

Son unos idiotas.

Pero al menos encuentran como sonreír en el desastre.

Así que él lo hace también.

—¡Bakugo! ¡¿Me estás poniendo atención?!

And Then They Were Roommates [Kiribakukami] Where stories live. Discover now