—Lo siento.

El ambiente está demasiado tenso. Katsuki se fija en que Denki mueve los ojos de uno a otro, sin fijar su atención en ninguno. Así que suspira y deja el plato en la mesa.

—Antes de irnos... antes... de todo... —Traga saliva. No sabe cómo continuar. Sólo quiere cambiar de tema y lo único que se le ocurre es la única cosa positiva que ha pasado en su vida—. Les gusto, ¿no?

—Sí —confirma Denki.

Eijiro lo mira con una ceja alzada, está esperando a ver a dónde quiere llegar.

Katsuki suspira.

—No sé lo que siento la mayor parte del tiempo. Tampoco soy de la clase de persona que hace declaraciones amorosas complicadas ni nada por el estilo. Y... creo que eso es lo que sé de mí mismo —admite—. Al menos sobre este tema. Y quizá nunca sea el momento adecuado para hablarlo pronto. Lo que dije ayer... —mira a Eijiro— lo dije en serio. Es demasiado. No sé a dónde mirar.

»Pero pensé, antes de dormirme, que en cualquier momento puede sonar un celular o podemos quedar atrapados en otra crisis. Es nuestra vida. —Le había dado muchas vueltas. Demasiadas. Hasta que se había odiado a sí mismo—. Así que quizá nunca sea el momento y... no... no quiero que nunca lo sea. Así que, ahora o nunca, supongo.

Eijiro extiende su mano, buscando la suya. Katsuki lo deja agarrarlo.

—Sabes que podemos darte todo el espacio que quieras.

—¡No soy una bomba a punto de explotar!

Denki se ríe. No, no sólo se ríe, estalla en una carcajada, incapaz de controlarse. Y luego Eijiro lo hace también.

Katsuki frunce el ceño.

—¡Ya sé que es una comparación de mierda pero...! —Aprieta un puño—. ¡Era sólo una metáfora, idiotas!

—Kacchan, eres literalmente una bomba —dice Denki, limpiándose las lágrimas de la risa de los ojos.

A Katsuki no le queda más remedio que sonreír.

—¿Podemos volver al tema? —pregunta—. ¿Por favor?

Denki asiente.

—No tienes que sentirte presionado —dice Eijiro—, eso era lo que quería decir. Sólo porque Pikachu y yo te dejamos caer lo que sentimos encima y... eso. No tienes que sentirte presionado si no quieres.

—Lo sé.

Pero tiene pánico de que pasé algo y se le queden palabras atoradas en la garganta. Recuerda a Hawks diciendo que tenía asuntos pendientes, que quería hablar con alguien si había un más allá.

No quiere ser eso.

—Antes de... —No puede decirlo. No quiere. Así que se queda trabado un momento—. Da igual. —No, no da igual. Pero no sabe cómo poner la tragedia que presenció hace dos días en palabras—. Les pregunté cómo se suponía que funcionaba esto.

Es el turno de los otros de responder. Él ya desplegó todas sus cartas frente a ellos. No tiene ninguna más.

—Ni idea —dice Eijiro—. Es algo nuevo para nosotros también.

—Supongo que, ¿normalmente? —Denki no parece muy seguro.

—¿Qué es «normalmente», Pikachu?

—No sé, citas, esas cosas.

Katsuki rueda los ojos.

—¿Quieres una cita? —le pregunta.

—No sé, puede ser buena idea. —Denki se encoge de hombros—. Además... quizá lo necesitas.

Katsuki sacude la cabeza.

—No sé. —Si algo es, al menos, es brutalmente sincero—. No tengo ni idea. Pero... puedo cocinar. —Preparar comida siempre lo hace sentirse mejor. Al menos, lo distrae—. Y ustedes pueden arreglar la mesa y podemos pretender tener una cita...

—... tenerla de verdad —interrumpe Eijiro. Katsuki lo ignora.

—... sin salir ni a la esquina. Y puedo... puedo...

«Puedo distraerme y no pensar en el futuro, no pensar en lo oscuro y extraño que se ve, y en lo perdido que estoy cada que algo se desequilibra en mi vida y...»

No consigue decir nada. Eijiro le aprieta la mano.

—Una cita, entonces, ¿no? —pregunta.

—Sí, supongo que sí.

Denki sonríe tan ampliamente que Katsuki jura que podría perderse en esa sonrisa. Quiere que se la contagie. No hay nada que desee con más fuerza.

And Then They Were Roommates [Kiribakukami] حيث تعيش القصص. اكتشف الآن