Emergencia nacional

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Vuelve a la sala y hay demasiado silencio.

—Tengo que ir a Fukuoka —suelta. Más vale ser directo. Odia darle vuelta a las malas noticias.

—¿Cuándo? —pregunta Eijiro.

—Probablemente ahora mismo. Ayer. —Se encoge de hombros. Tiene tentación de tallarse los ojos—. No sé.

—¿Pasó algo? —Es el turno de Denki de interrogarlo.

—Hawks está desaparecida. Hay... hay una víctima. Tengo que ir a Fukuoka —repite—. Así que lo siento, creo que esta conversación va a tener que esperar. —Se mete las manos en las bolsas del pantalón.

Por dentro, grita.

Hay otro silencio en el que Denki y Eijiro se miran —ojalá Katsuki pudiera entender su manera de comunicarse— y luego lo miran a él.

—Ni hablar —dice Denki.

—Vamos contigo.

—Creía que tenían trabajos propios y...

—Katsuki —interrumpe Eijiro—, no te vas a salvar de esta conversación. Además, no creo que encuentres boletos de tren para ayer. —Suspira—. Son doce horas de carretera. Denki y yo podemos tomar turnos.

—¿No deberían avisar en sus respectivas agencias?

Denki se encoge de hombros.

—El héroe número dos está desaparecido. Seguro no les importa.

—Emergencia nacional —decide Eijiro.

Así que menos de media hora después están en el carro después de haber empacado unas cuantas cosas —y de que Katsuki le haya llamado a Miruko—; son rápidos porque se han ido acostumbrando con los años a que las emergencias están a la vuelta de la esquina. Denki decide tomar el primer turno al volante porque no tiene sueño y Eijiro acaba en el asiento trasero con Katsuki.

—Parezco su chofer —se queja Denki.

Eijiro le lanza una mirada que Katsuki no entiende y no insiste más.

Poco más de doce horas hasta Fukuoka. Hubiera intentado conseguir boletos de tren su no fuera algo urgente.

—¿Estás bien, Katsuki? —pregunta Eijiro.

—¿Por qué no habría de estarlo?

—Es Hawks —le recuerda—. Es tu agencia... es...

—Ya sé. —Por fin se talla los ojos con cansancio. Está abrumado por todo lo que ha ocurrido en menos de dos horas—. Ya sé.

No dice nada más, no sabe cómo. En realidad está paralizado, como si fuera capaz de sentir algo de miedo en ese momento. Su cerebro está trabajando a otra velocidad completamente. Hay incendios que tienen que ver con Endeavor —y no siguen un patrón para que Katsuki pueda entenderlo— y ahora Hawks está desaparecido. Son la cabeza del ranking. Y entonces recuerda.

—Joder. —Abre los ojos, sorprendido—. Joder. Cuando... cuando... el ataque al hospital. La loca que me rompió todos los dedos. —No todos, pero, detalles—. Quería saber puntos débiles de Hawks. Por eso...

—¿La caída de Endeavor y esto está relacionado? —se interesa Denki.

—Probablemente.

—¿Eso quiere decir que se están tomando el tiempo de qué? ¿Atacar a los más poderosos? —pregunta Kirishima—. Eso quiere decir que... ¿quién está en el tres? ¿Wash?

—No, se retiró hace seis meses —dice Katsuki, que sigue el ranking tan bien como Deku pero jamás va a admitirlo—. Creo que es Mt. Lady. Después del divorció de ese idiota... Woods..., se catapultó para arriba. —Sacude la cabeza—. Es sólo una hipótesis, de todos modos. —Vuelve a tallarse los ojos. Su cerebro va demasiado rápido.

Una mano pasa por su cabello. Juega con algunos mechones.

—Siempre quise hace eso —murmura Eijiro.

—Es, literalmente, el peor momento —le dice Katsuki.

El pelirrojo se encoje de hombros.

—Ahora o nunca.

Katsuki no le pide permiso para recargarse en su hombro. Simplemente lo hace. Eijiro lo deja y le pasa la mano por los hombros.

—Descansa —murmura—. Te despierto cuando paremos a cargar gasolina.

Katsuki asiente. Le cuesta relajarse. Pero los brazos de Eijiro ayudan.

La noche y la carretera se extienden ante ellos. Tienen una plática pendiente y sentimientos inconclusos. Pero son héroes. Se espera de ellos que pongan todo en pausa cuando hay una emergencia.

No pueden hacer nada más.

Así que Katsuki duerme.

And Then They Were Roommates [Kiribakukami] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora