KisaIta I.

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¿Qué podría significar la felicidad en un extenso mar de oscuridad?

Desde niño había indagado qué podría ser aquello que todos buscan para sentirse realizados en algún punto de sus vidas, no encontraba el sentido ahora que ya era un hombre. La felicidad era algo tan subjetivo, podría decirse que incluso utópico según sus ideales que encontraba inalcanzable la luz al final del camino.

Con la exterminación del clan Uchiha, creyó que todo era por el bien de alguien que no merecía ver la grotesca imagen de sus padres muertos; jamás podría olvidar aquella expresión de agonía incesante recorrer cada fibra de su ser. Pero, todo era necesario para que él se hiciera fuerte, lo superara y en algún momento encontrar ese intrigante deseo de realización que el no pudo conseguir.

No se sentía merecedor del amor que poco a poco le hacía olvidar lo miserable que era su vida en aquella organización que con lagrimas lo acogió, jamás se hubiera imaginado reflejarse en aquellos ojos oscuros y no verse como el monstruo que él creía.

Las miradas ya no eran desafiantes, el tacto ya no era rudo y la comunicación nunca se sintió tan natural.

Entonces, ¿porqué cuando no volvería a estar solo en lo que le restaba de sus días se sintió tan culpable al crear lo que tanto se cuestionó?

Observó las cálidas llamas de la fogata apaciguar su frío de aquella madrugada, sentía que en cualquier momento se derrumbaría frente a él.

— ¿Me vas a decir qué es lo que te está haciendo perder la cabeza? —la gruesa voz adormilada a sus espaldas le hicieron sobresaltar, creía que el Hoshigaki estaba profundamente dormido mientras él debatía qué hacer con tal magnitud de noticia— No has dejado de ver como el fuego se consume, ¿acaso estás forzando tu vista?

Sentía las mejillas entumecidas, tenía una clara expresión de impotencia y unas ganas de golpear a ese hombre.

— Estoy en cinta, Kisame —giró su rostro para encararlo, él parecía relajado ante su confesión que le llenó más de frustración. ¿No entendía la magnitud del problema? — Algo se está formando en mí desde hace un tiempo, aunque no se ha manifestado está ahí; siendo testigo de la miserable vida que llevo y le daré.

— ¿Estás prediciendo su futuro aún cuando no ha nacido? —ladeó la cabeza, apoyándola en su mano izquierda de forma de quedar semi acostado en ella— No sabes lo que sucederá en los próximos meses, Itachi.

— Moriré en brazos de Sasuke, ese es mi destino definitivo —declaró, acercándose hacia el hombre de cabellos azulados.

El Hosigaki acomodó su espalda contra la pared de rocas y atrajo al Uchiha de tal forma que le mirara de frente, estaba cansado de hablarle a la nada.

— ¿Por qué te castigas de esa forma?—preguntó, proporcionando suaves caricias en el brazo ajeno— ¿Por qué no te das una oportunidad?

— Asesiné a mucha gente.

— Yo también —sostuvo su mano, reconfortando las cálidas pero temblorosas manos del azabache de mirada perdida. Sabía que tener a ese bebé conllevaba muchos peligros para Itachi, pero de alguna manera no se sentía agobiado— Nuestras vidas como criminales son duras, no merecemos piedad ni bondad; pero tuvimos nuestros motivos para hacer lo que jamás pensamos. Sabes que nunca te juzgaré, no soy quién para decidir sobre ti y menos sobre eso que está creciendo en ti.

— No sería justo hacerte parte de esto, no podría arruinarte —confesó, apretando fuertemente los labios— Las cosas seguirán su curso normal, este embarazo no me detendrá para lograr mi objetivo.

— Pero no te embarazaste solo, que yo sepa —atajó, tomando de la cintura a su chico y posarlo encima suyo para así acariciar su espalda baja— Esto nos va a involucrar toda nuestra vida, aún cuando nuestros días estén cerca de acabar, Itachi. No debes cargar solo tú, yo asumiré mi responsabilidad y bueno... ya sabes qué pasará con él.

— O ella.

Su labio tembló, sabía más que nadie que aquel ser que se formaba en su interior no tendría la vida que corresponde. No vería a quienes les dieron la vida, mucho menos un hogar donde llegar.

Era egoísta, por querer traer alguien al mundo y no tener nada estable para ofrecer.

Pero, ¿qué más podía esperar si su enfermedad era progresiva y solo esperaba el largo descenso a la oscuridad?

— Tal vez en ese bebé encuentres el sentido de la vida —le dijo una vez observó los apagados ojos de su chico se llenaron de lágrimas, apegándolo con más demanda hacia su cuerpo.

— Nada tiene sentido en la vida si todo termina con la muerte —logró decir con la voz rota, odiando la humillación por verse tan débil y expuesto.

— El significado de la vida se encuentra cuando no se les da demasiada importancia a las certezas cómo la búsqueda de la felicidad o la muerte segura —acunó al Uchiha contra su pecho, acariciando las hebras oscuras de modo que apaciguar la nueva carga sobre los hombros de su chico. Era nuevo, un sentimiento que jamás había experimentado— Sé que nuestro destino está escrito en las estrellas, pero no debes coartarte de esta oportunidad.

— ¿De verdad quieres seguir con esto, Kisame? —restregó su rostro con el firme pecho del Hoshigaki, era tan cálido y seguro que podía olvidar todo lo malo que hizo a lo largo de su vida.

— No se trata de querer o no, es algo que debemos hacer. No hay por qué mostrar arrepentimientos.

Y en aquella noche juró en silencio que haría algo bien, aunque fuera lo último.

Oneshot Mpreg.Where stories live. Discover now