IzuTobi VII.

4.7K 394 62
                                    

Acomodó su vestimenta con cuidado para mantenerla impecable, sonrió emocionado al admirar su voluminoso vientre de casi nueve meses. Acarició con cariño sobre la tela el bulto y suspiró enamorado de aquella personita que añoraba conocer.

La puerta corrediza se abrió dejando ver a un albino de ojos rojos portando su típico kimono azul que se mantenía cerrado por un cinturón de tela amarillo pálido y pantalones negros con malla por dentro. Teniendo por último su querido brazalete de la suerte en su muñeca izquierda.

Cerró la puerta detrás de él y avanzó hasta el Uchiha abrazándolo por detrás y acariciar su prominente vientre.

— ¿Madara ya lo sabe? —apoyó su mentón en el hombro del menor, quién giró su rostro para ofrecerle un beso sobre su nariz.

— Te quiero con vida —soltó una carcajada— Hashirama-kun lo ha tenido que noquear para que no haga alguna estupidez y se altere.

— Se pondrá peor si va a tu casa y no encuentre nada de su hermanito —dirigió su vista al espejo frente a ellos, fijándola en la perfecta silueta de Izuna y en el bulto que le dejaba con insomnio con el dilema si sería el padre que ese bebé merecía— Al menos ahora que vives conmigo, se te ve mucho mejor.

— ¿Eso crees? —sonrió encantado, adoraba cada momento que vivía con él. Simplemente no podía creer el nuevo mundo que le ofrecía.

— No hay duda, lo haces evidente con tu sonrisa, Izuna —lo giró de manera que el menor quedara frente suyo— No soy capaz de perderte otra vez, haré de todo para que tú y nuestro hijo estén bien.

— ¿Y si es una niña? —se apoyó en su pierna, recargando su pecho allí.

— Eso... —pausó unos momentos, manteniendo su mirada intimidante y aburrida— Eso sería complicado.

— ¿Por qué lo dices?

— Una niña, una Uchiha. Una niña qué será igual a ti, a la que tendré que alejar de cualquier idiota que se le acerque —frunció el ceño cuando Izuna estalló en carcajadas, agarrando su panza en el proceso— ¿Qué es lo gracioso?

— Diablos, eres un papá celoso y posesivo. Pobre de nuestro bebé —golpeó su muslo en medio de la risa.

— ¡Claro que no! —respondió rápidamente— Solo protejo lo que me pertenece —cruzó sus brazos desviando la mirada avergonzado— ¿Y tu? ¿Qué prefieres qué sea?

— Con tal que esté bien, realmente no tengo preferencia, pero... —llevó un dedo a su barbilla y meditó unos segundos— Una niña sería lindo, así como un niño sería adorable.

-u-

Izuna preparó un pequeño bolso con algunas prendas y utensilios para la pronta llegada del bebé. No tenía la menor idea cuando comenzarían las contracciones, así que prefirió prepararse ante cualquier eventualidad. Por supuesto Tobirama le ayudaba a su lado, ambos en la habitación del Senju sobre el amplio y cómodo futón.

Se volvió a acomodar con una mueca de molestia no podía encontrar la manera de estar a gusto puesto que; su vientre pesaba y sus caderas y espalda sufrían las consecuencias.

— ¿Todo bien? —le preguntó el mayor dejando de doblar pañales de tela.

— Sí, bueno no. ¡Es solo que no logro estar ni cómodo sentado! ¡De pie, siento que mis tobillos van a explotar de lo hinchados que están! ¡No puedo dormir un carajo porque la espalda me mata!

— Ya, solo hice una pregunta -tomó su mano— Ya cuando lo tengas, no sufrirás todo eso.

— No, pero no dormiré porque el bebé pedirá comida seguido y agh... —cubrió su rostro, cansado— Solo estoy cansado, eso es todo.

— Lo sé, Izuna —se acercó dando un corto beso sobre sus labios— Yo termino esto, ve a refrescarte y de ahí nos acostamos. ¿Qué opinas?

— Sí, tienes razón —sonrió ante el beso y se puso en pie con cuidado colocando una mano sobre su espalda y caminar tal cual patito hacia la puerta.

Al momento que iba a correrla, sintió un calambre en su vientre para luego quedar petrificado al sentir como un líquido transparente bajaba por sus piernas hasta llegar a sus pies.

— ¿Tobirama...?

— ¿Qué sucede? —le preguntó, curioso al ver como Izuna se puso pálido de un momento a otro y se tomaba el vientre con una expresión que no supo descifrar hasta qur el chico gimió de dolor y observó el suelo húmedo debajo de él— Izuna... ¿estás...? —se levantó casi con miedo, sintiendo su corazón latir como loco.

— Llegó... la hora, agh —sonrió aún entre lágrimas— Conoceremos a nuestro hijo, Tobirama.

Fin

Oneshot Mpreg.Where stories live. Discover now