Capitulo cuarenta y tres

372 44 11
                                    






He comenzado a comprenderlo, tarde demasiado pero lo logre.

Dejo que el agua llene mis pulmones y que mi cuerpo se hunda, ya no lucho mas, dejo que todo ocurra, me ahogo. La marea me arrastre a la orilla. La arena cubre mi cuerpo y me quedo en ese lugar, esperando que ocurra una vez mas.

No lo comprendí al principio, me tomo un tiempo hacerlo, de igual forma la confusión vuelve cada tanto, y se siente como si fuera la primera vez.

El lugar cambia. Ha vuelto a empezar. 

El lugar es únicamente iluminado con velas que ahora encienden en llamas las cortinas. Escucho gritos, quejidos, el olor de la sangre alimenta mi hambre.

—He sido buena contigo —susurro—, desde el día que naciste, te he dado mi amor, tu solo me has golpeado, herido, me has llamado de tantas formas, y ¿yo soy la impura? ¿¡YO SOY LA DESHONRA!? ¿¡YO MEREZCO MORIR!? ¡NO! ¡TU MERECES MORIR! —aprieto su cuello con fuerza y lucha para liberarse, clava sus uñas en mis manos rompiendo mi piel. Aprieto hasta que escucho un pequeño crujido y deja de moverse, luego muerdo su cuello, saboreando el sabor de su sangre, pero ya no hay deleite alguno.

Su cuerpo cae al suelo sin vida, y la observo, un nudo se forma en mi garganta, trato de respirar pero se siente como si estuviera bajo el agua otra vez. Lagrimas caen de mi rostro y me asqueo de mi misma al ver lo que he hecho con mi propia hermana. Luce como una muñeca rota, y lo disfrute en su momento.

—Lo único que siempre quise fue su amor, que se sintiera orgullosa, que me tratara como su hija, pero nunca fue suficiente ¿Por que? —mi voz se rompe por un segundo. Grita del dolor aun con mi mano apretando—. Debo confesar algo, antes de hacer lo que haré, Madre —me acerco a su oído y susurro— Hace mucho tiempo quiero hacer esto —entierro mi mano en su pecho y escucho su grito mientras aprieto con todas mi fuerzas, hasta que ya no grita.

Todo se ve tan conocido, pero cada vez se siente diferente, conozco las palabras de memoria, se repiten en mi cabeza una y otra vez, incluso cuando estoy en otro lugar. Trato de respirar una vez mas, es como una maldita costumbre que me recuerdan que es todo esto, el sentimiento de ahogo vuelve.

Las lagrimas aun caen de mis ojos. Mis pies se mueven por el bosque, se lo que viene. Grito, y lloro con todas mis fuerzas, trato de lanzarme al suelo, rogarle a los dioses pero no puedo. El dolor yaciente en mi pecho no es como el que fue en un comienzo, no, ahora es un dolor diferente, es mi corazón rompiéndose por todo este escenario.

—Isabella —la voz de mi padre grita, me detengo, no quiero hacerlo pero mis piernas no responden incluso cuando se los exijo.

—Lo siento —lloro, sin realmente querer escuchar las peticiones que hace. No quiero escucharlo intentando ayudarme, no quiero hacer lo que haré.

Aprieto el vidrio del espejo roto entre mis manos sintiendo el dolor y lo levanto, él no lo nota ¿Como lo haría? No es real. Lo paso por mi garganta con toda la fuerza que puedo imprimir, duele como el infierno, pero no me desmayo, no me ahogo, solo siento como la herida se cierra.

—No puedes librarte de esto —La sonrisa de mi padre es aterradora cuando dice las palabras. Y ocurre, una vez mas, como todas las anteriores.

Lo empujo intentando alejarlo de mi, pero la fuerza que aun no sabia que tenia, es demasiada, su cabeza golpea con el árbol, el quejido de dolor, la sangre. Yo acercándome. Observo mi alrededor tratando de encontrar una forma de salir de este lugar, para siempre.

Sangre Azul(Completa)Onde histórias criam vida. Descubra agora