Capítulo diecinueve

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El sonido de una roca dando directamente con la ventana de mi habitación que da al balcón me despierta, el cansancio tras otra sesión en el sótano con Jennifer me había llevado directo a los brazos de Morfeo, como si este hubiera extrañado mi presencia en estos. Pero ahora el sonido me ha despertado y me es imposible no levantarme y ver que ocurre.

Cuando abro la ventana, otra pequeña roca, pasa junto a mi rostro a solo centímetros de golpearme. Al mirar hacia abajo, una imagen que no me esperaba me recibe.

—Si esa roca me hubiera golpeado, estarías muerto — Amenazo.

—¡Silencio!— Ordena. Frunzo el ceño y la confusión me invade de inmediato— ¿Qué resplandor se abre paso a través de aquella ventana? ¡Es el Oriente, y ella, el sol! ¡Surge, esplendente sol, y mata a la envidiosa luna, lánguida y pálida de sentimiento porque tú, su doncella, la has aventajado en hermosura! — Me digo a mi misma que estoy soñando. No. Que estoy en una pesadilla, que es mi cansancio y mi constante pena la que me hacen estar en un escenario como este, y que Dustin no esta bajo mi balcón a tardías horas de la madrugada recitando a William — ¡No la sirvas, que es envidiosa! Su tocado de vestal es enfermizo y amarillento, y no son sino bufones los que lo usan, ¡Deséchalo! ¡Es mi vida, es mi amor el que aparece!... Habla... más nada se escucha; pero, ¿qué importa? ¡Hablan sus ojos; les responderé!...Soy demasiado atrevido.

—Estoy apunto de bajar y arrancarte el cuello — digo, pero a pesar de mis palabras el rie.

—¿Que es todo ese ruido? — Pregunta Jennifer entrando a mi habitación.

—No es a mi a quien habla. Las más resplandecientes estrellas de todo el cielo, teniendo algún quehacer ruegan a sus ojos que brillen en sus esferas hasta su retorno. ¿Y si los ojos de ella estuvieran en el firmamento y las estrellas en su rostro? ¡El fulgor de sus mejillas avergonzaría a esos astros, como la luz del día a la de una lámpara! ¡Sus ojos lanzarían desde la bóveda celestial unos rayos tan claros a través de la región etérea, que cantarían las aves creyendo llegada la aurora!... — repite una vez mas, pero al parecer se da cuenta de lo idiota que suena y de lo estúpida de la situación pues ríe pero se recompone. Cubro mi rostro con las manos irritada — ¡Mirad cómo apoya en su rostro! ¡Oh! ¡Mirad cómo apoya su mano en su rostro! ¡Oh! ¡Quién fuera guante de esa mano para poder tocar ese rostro!

—¡Esto es tan lindo! — Dice Jennifer a mi lado viendo la ridícula escena.

—Esto no me esta pasando a mi — digo y al parecer soy escuchada.

—Habla. ¡Oh! ¡Habla otra vez ángel resplandeciente!

—Ve a abrir la puerta.

—¡Estos es tan romántico! — Jennifer canturrea emocionada.

—Mas romántico sera cuando le arranque la lengua y se la meta por donde no da el sol — respondo aun mas molesta.

—Tu no te dejas ayudar. ¡Dios! Solo tu actúas de esta forma ante un gesto tan romántico.

Dustin sigue repitiendo las lineas de la popular obra, pero no suena ebrio o ligeramente mareado, lo cual me enoja en gran manera. El saber que quizá esta haciendo esto consiente  me hace querer golpearlo hasta sacar sus intestinos. Unas risas algo mas alejadas llegan a mis oídos y es ahí cuando bajo a la estancia.

Jennifer esta de pie en la puerta esperando que Dustin se acerque y tras de él vienen Colin y un chico a quien no reconozco, quienes se ríen a carcajadas.

—Eso no fue divertido— mis brazos están cruzados sobre mi pecho.

—Eres hermosa — dice, pero incluso aunque creo que esta bromeando, parece decirlo enserio.

Sangre Azul(Completa)Where stories live. Discover now