Capitulo veintitrés

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El azul de sus ojos siempre me habían atrapado, desde que lo conocí me dije a mi misma que el mar y el cielo debían tener envidia de ellos, que eran tan únicos, que incluso cuando había alguno igual a ellos, la profundidad que transmitían eran inigualables.

Me cree a mi misma una imagen tan perfecta de él, que incluso cuando me empujo hacia el abismo para salvarse a si mismo, yo seguí pensando que había una clase de salvación.

Me repetí tantas veces que lo odiaba que cuando por fin pude creérmelo, me encontré atrapada entre sus labios una vez mas. El diablo me beso con tanta pasión que termine creyendo que era sincero, aun a sabiendas que era el mejor engañando.

Y cuando por fin corte la cuerda que nos unía, y pensé que ese era el final, él volvió, una y otra, y otra vez, hasta que llegue al punto de resignarme y darle la bienvenida como a un viejo amigo. Él era caos, y yo lo complementaba, y juntos eramos destrucción.

Antonne, nunca fue mio, pero yo siempre fui suya, incluso cuando no quise.

—No suelo agradecer, pero agradezco encontrarme con el ángel que frente a mi esta, la mas hermosa obra de arte que en este vasto mundo puede existir. Mi creador sabe que en mi búsqueda del paraíso ella ha sido lo mas cerca que he estado. — Su voz seguía siendo igual, no había ninguna clase de cambio, como la mas suave seda, como la voz de un ángel que recita el mas bello de los poemas.

Mis palabras se encuentran en un lugar tan lejos que aun tratando de alcanzarla me es imposible formular alguna. Mi semblante se ha vuelto tan serio que muchos lo han notado, él por el contrario sonríe como si del mejor momento se tratara. Mantiene su distancia, cosa que agradezco.

Mira a su alrededor y después me mira como si aprobara el evento, quiero reír ante su gesto, pero no puedo porque el agujero en mi pecho sigue creciendo mientras mas lo observo. No se, ni siquiera que sentir, si enojo, frustración, miedo, o tristeza, era para mi mas que claro que asistiría, no sabia como, pero sabia que estaría aquí. Me dije que estaba preparada para verlo una vez mas, pero no.

Mi pecho me pide que saque todo, que grite y lo golpee, pero que también llore y corra, pero mi cabeza es la única que me dice lo que realmente debo hacer.

—Tu creador debe sentirse engañado, pues el paraíso no puede lucir como el infierno, ya que es el único lugar en el que nos hemos encontrado. — agradezco a los dioses porque mi voz suena neutra y calmada.

—Si ese es el infierno, que me queme en sus llamas y que sus cadenas me apresen. Porque solo al mirarte tengo la certeza de que estoy en el mejor lugar al que mis pies me han llevado. — puedo escuchar la risa de Leo.

—Tus pies han traicionado la poca cordura con la que algún día contaste y te han traído al único lugar al que nunca debiste volver. Perteneces a otros brazos y has decido volver a los únicos que no te quieren cerca.

—No te engañes, amor mio, y no me engañes a mi, que tanto tu como yo, sabemos que mi corazón, mi alma y mi destino esta contigo. Tu eres el único ser en esta tierra que puede llenar ese vació en el que constantemente vivo.

—Me pides que no te engañe, pero me mientes, como vilmente lo has hecho tantas veces.

—Chicos, no se si lo han notado, pero estamos en el siglo XXI — nos susurra Leonardo, sin que Aneliesse escuche.

—Creo que hay ciertas costumbres que no se pierden — responde Antonne mirando a Leonardo.

—Así como hay personas que tampoco lo hacen ¿No es así, Antonne? — en respuesta se encoge de hombros y sonríe aun mas —. Espero disfruten la fiesta, una vez mas, Aneliesse, te ves hermosa, me encantaría hablar en algún momento contigo, quizá consigamos algo de tiempo en un rato. Caballeros — digo y me doy la vuelta para alejarme, me detengo cuando noto que Douglas, Dustin y Kennet siguen con su mirada fija en mi dirección. Kennet luce mas molesto de lo que normalmente se le ve ante mi presencia, pero los Hamilton miran con curiosidad y confusión.

Sangre Azul(Completa)Where stories live. Discover now