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Otro día donde tenían que prepararse para el trabajo, Geno tenía bastante sueño pero no podía huir de sus responsabilidades, para pasar su martirio más rápido trataba de pensar que al llegar a casa después de un arduo trabajo, podía disfrutar tiempo con su gato y pareja.

Tomó un sorbo de té mientras veía las noticias desde su celular, estaba haciendo tiempo pues era bastante temprano y quien estaba en el baño primero era el pelinegro. Todo parecía normal hasta que escuchó un grito provenir del cuarto donde estaba Reaper.

— ¡AY, NO! 

Se sobresaltó al escucharle, parecía ser una emergencia dejándolo bastante nervioso; se levantó dejando la taza en la barra para ir a zancadas al encuentro de su pareja. Quizás se había caído y roto una costilla con el lavamanos o simplemente se había quedado sin papel higiénico... Sinceramente prefería lo primero antes que tener que salvarlo de una angustia vergonzosa. 

— ¿Qué sucedió? ¿Reaper?

Tocó desde el pasillo, hasta el gato parecía preocupado porque lo siguió hasta ahí.

— ¡No entres! ¡Esto es terrible!

— ¿¡P-pero qué te pasa ahora!?

— ¡Se me acabó la crema fijadora! 

Geno suspiró, no sabía si sentirse aliviado o molestarse por los sustos que le hizo pasar. 

— A ver, déjame entrar.

— ¡No!

— ¡Joder, Reaper! ¡Si ya te he visto despeinado!

— ¡Esto es diferente!

El albino entonces abrió la puerta dejando caer sobre su piel la humedad proveniente de aquel cuarto, se notaba que alguien se acababa de bañar pues el vidrio estaba empañado. Reaper estaba con una toalla azul rodeando su cadera y con el torso descubierto, todo en general estaba húmedo y cálido, hasta las mejillas de Geno.

Este carraspeó y miró directamente a Reaper quien estaba con la cara tapada por sus manos, el detalle nuevo que lo sorprendió era que su cabello mojado no tenía la misma forma que siempre acostumbraba ver, sino que ahora estaba caído al completo.

— No me mires, no soy el guapo hombre que conoces. —Dramatizó.

— ...Reaper, es solo tu cabello mojado.

— No, no... Cuando se seca queda peor.

— ¿Y qué tiene? ¿No te lo puedes peinar sin crema?

— No dura ni con plancha. 

— ...¿Has usado plancha de ropa para formar tu cabello...?

— Para ser bello hay que ver estrellas.

— Reaper... 

Geno miró a los lados y tomó una toalla extra que estaba en el mueble, con ello la alzó para que cayera en el pelo ajeno, su altura no ayudaba pues tenía que secarle con los brazos extendidos. Reaper se dejó y poco a poco separaba sus dedos para ver entremedio de estos.

— Siempre he querido que trates mi cabello pero no de esta manera tan triste.

— Tú eres el que piensa que es triste, siéntate en el inodoro que se me cansarán los brazos.

Reaper suspiró risueño e hizo caso a su petición, sus manos dejaron de cubrir su cara para ahora abrazar el torso de su amado albino. Geno intentó no quejarse al respecto, quizás no entendía el escándalo que estaba formando su novio pero si se sentía tan mal por tener el cabello sin arreglar será por algo. 

Estuvieron así por un par de minutos hasta que Geno vio que su cabello dejaba de gotear. Ahora que podía ver bien, sus oscuras hebras eran largas y fácilmente cubrían la frente ajena. Pasó sus dedos por el flequillo intentando levantarlo pero no duró mucho, volvió a caer.

— Wow, tu cabello es muy liso.

— Para muchos es algo increíble pero que sea tan difícil de peinar... 

— Es decir que en todos estos años tenías puesta esa crema, ni se nota.

— Es que es de calidad. 

— Duermes con el pelo todo sucio entonces.

El pelinegro alzó su cabeza provocando que Geno decidiese separarse, ahí veía a un Reaper que no parecía un adulto, parecía apenas un adolescente. Parecía que su novio eran de esas personas que dependían de su cabello para parecer mayor.

— Con ir un día al trabajo así no te matará. 

— ¿No puedo faltar?

— Oh vamos, yo no iré a comprarte la crema así que igual tendrás que salir.

— Genooo...

— Que no. Usa gorro o algo. 

— Genooo...

— Tampoco es que te veas tan mal.

— Ay. Geno, que tú lo digas me da ánimo.

— Sí, sí. Ahora ponte ropa y sal del baño, yo me tengo que bañar ahora.

— ¿Y me dejas secártelo?

— Solo si hay tiempo.

Reaper sonrió y se levantó iba a salir del baño hasta que se detuvo en el umbral.

— ¿Necesitas una toalla?

— ¿Umh? Sí, claro.

Geno ya estaba quitándose el pijama de arriba cuando lo escuchó, giró su rostro para verle sobre el hombro pero de inmediato se puso rojo. Reaper le estaba extendiendo la misma toalla azul que estuvo hace un rato en su cadera, es decir que estaba desnudo frente a él. 

— ¡REAPER, POR DIOS! 

Le quitó la toalla y lo echó. Aun viéndose joven era el mismo pervertido de siempre.

Gimme love ¦ AfterdeathWhere stories live. Discover now