Gimme love ¦ Afterdeath

6

— ¿Por qué estamos casados?

— Mmmm...

Ambos estaban sentados en el mismo sofá, sin mirarse, con la televisión apagada. La lluvia era lo único que los ambientaba, además de la fría luz que pasaba por la ventana. Reaper se quejaba cuando Geno tocaba ese tema, no era de su agrado, de ninguno de los dos.

— Tú ya lo sabes, ¿Por qué me haces esa pregunta cada semana? —Tomó una de las almohadas del sofá, subiendo las piernas.

Era muy infantil. ¿Cómo era posible eso?

— Porque nunca lo he oído de tu boca. Solo la de tu padre.

Geno vio cómo Reaper suspiraba.

— Porque estábamos obligados.

— ¿Estábamos? Yo era el único que se negaba al principio.

— Ah... Pero aceptaste.

— Sí pero...

— Lo mismo conmigo. —Dijo en un susurro.

Sintió que el tema también era incómodo para el pelinegro y lo dejó estar. Ambos estaban juntos por ser un matrimonio arreglado, el padre de Reaper había sido quien movió los hilos por lo que al azar, él cayó entre el grupo de candidatos. Conoció muy poco a Reaper para que cinco meses después, ambos estuvieran casados civilmente y obligados a vivir bajo el mismo techo.

El detalle fue que también aceptó a dar el sí, pudo haberse negado a que le regalaran la vida amorosa, pero ahí estaba.

El silencio se mantuvo hasta que Reaper habló nuevamente.

— ¿Sabes? Soñé contigo anoche.

Aquello le sorprendió.

— ¿Sobre qué?

— Que nos conocíamos en circunstancias normales.

— Oh.

— Y que nos enamorábamos.

— Qué idiota.

¿Qué hubiese pasado si hubiesen tenido la oportunidad de conocerse en circunstancias normales? ¿Llegarían al mismo punto? ¿Se hubiese enamorado de Reaper?

No lo sabía.