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Nuevamente la alarma lo despertó. Se talló los ojos con bastante sueño, era otro nuevo día de trabajo y no tenía ánimos de eso. Muchas veces antes de despertarse deseaba tirar su oficio por el abismo y ser mantenido, pero, por tristeza esas cosas eran difíciles de conseguir.

Se sentó en su cama apagando la alarma, la habitación estaba en penumbra por la poca luz que pasaba por la ventana. Era más temprano de lo habitual ya que tenía que hacer unos encargos previos a llegar a su oficina.  

Bostezó y se levantó, tenía que dejar de ser un perezoso y ser productivo. Fue a la sala notando que era el primero en estar de pie, eso lo hizo sentir orgulloso, muchas veces se sentía como un niño al ser siempre el segundo despertándose. Greape estaba durmiendo en el mueble que le habían comprado, era más alto que él y era perfecto para el minino, de hecho, estaba escondido en una de los pequeños huecos de aquel juguete.

No quiso romper su sueño, solo fue a revisar si tenía comida y agua para, por último, dedicarse a hacer el desayuno.

Tras tener todo listo en la cocina, fue al pasillo revisando el reloj de su celular, faltaban solo cinco minutos para que Reaper despertara por la alarma. Eso le hizo pensar, ¿qué tal si lo volvía a despertar tal como la otra vez? Había sido divertido verlo chillar como si alguien le estuviera apunto de secuestrar.

Caminó entonces hasta su habitación, la abrió despacio pudiendo ver con claridad a su pareja durmiendo boca arriba, era increíble que no roncase, parecía apenas un adolescente con esas pintas. Se acercó en puntillas y lentitud, hasta que por fin estuvo a la orilla de la cama.

De pronto se le ocurrió algo que lo avergonzó. Podría intentarlo, si salía mal, nunca lo volvería a hacer. Con cuidado se inclinó reposando una de sus manos al lado de la cabeza del pelinegro, con aquel mismo sigilo llegó hasta su rostro para abultar sus labios. Ya no podía retirarse.

Besó su boca sin hacer mucho peso, cual beso que despertase a la bella durmiente. No fue brusco, quizás estaba siendo tan delicado que Reaper ni se daría cuenta que había sido besado mientras dormía. Sin embargo, Geno se separó algo asustado cuando sintió que le agarraban del brazo haciéndole perder el equilibrio y cayendo su cabeza entre el cuello y hombro adverso.

— ¡Ah-- Reaper! —Dijo intentando levantarse con su brazo libre, mas, el pelinegro en risas adormiladas le abrazó el torso evitando que se alejara de él.

— Hey. —Saludó con una voz bajita. Bostezó— Sentí que alguien muy cálido me besaba y no pude evitar abrazarle.

— Eso es tonto. ¿Estabas despierto?

Geno se resistió de forcejear, aún tratando de no hacer tanto peso se dejó abrazar, aunque estaba algo incómodo de que su torso estuviese suspendido sobre el cuerpo ajeno. Reaper había enredado sus brazos en él, moviendo su cabeza lentamente como si hiciera mimos al abino.

Por cada segundo, el menor se relajaba más, dejándose mimar.

— No. Es decir, ya estaba despertando cuando justo abriste la puerta. No estaba en todos mis sentidos. —Soltó sus brazos, era una señal para Geno con tal de levantarse.

Allí vio a Reaper con una sonrisa adormilada. Intentó calmar su corazón.

— Ahá... No volveré a despertarte entonces.

— Nooo, Geno, vuélveme a despertar así.

— No. —Negó con la cabeza y le dio la espalda— Levántate, ya hice el desayuno.

Gimme love ¦ AfterdeathWhere stories live. Discover now