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Reaper a pesar de ser fastidioso con las personas respetaba muy bien el espacio vital, no era insistente cuando algo realmente molestaba. Tampoco solía mostrar un lado empalagoso, pocas veces había abrazado al albino y era solo en momentos específicos.

Ese momento no lo era. 

Habían estado cada uno en lo suyo, Geno estaba leyendo un libro que Error le había recomendado y pasaron horas hasta que se había levantado del sofá. Eran las siete de la noche y le tocaba hacer la cena, así que ya no podía atrasarse más.

— Hoy no deseo comer mucho, ¿Quieres algo en especial? —Preguntó dirigiéndose a la cocina, Reaper estaba recostado en el sillón libre, con el gato sobre su pecho.

— Sorprendeme. —Contestó.

Geno rodó los ojos y se colocó un pinche haciendo atrás su flequillo, ya estaba creciendo y tapando ambos orbes, era algo incómodo pasar soplándose para no cubrir su vista. Una vez en la cocina calentó el agua y sacó los panes.

En todo ese recorrido no se dio cuenta que el pelinegro también estaba de pie y en el umbral de la cocina, con los brazos cruzados y observándole.

— Ah... No hay café. —Dijo en voz alta Geno— Tendrás que ir a comprar si quieres.

— No importa. Puedes hacer té.

Arrugó el entrecejo desconcertado, no era una respuesta que se esperaba por parte del mayor. Se acercó al refrigerador y lo abrió, viendo qué acompañamiento habría para el pan. Solo cuando lo cerró con una bolsa se topó con el cuerpo del pelinegro.

— ¿Qué pas

No pudo hablar, quedó en nada al sentir cómo los brazos impropios rodeaban su cuerpo. No supo qué decir, no se la esperaba y lo único que sintió fue una calidez que se le era entregado hasta su rostro, el cual se enrojecía.  Debido a su altura, apenas Geno podía pasar su mentón sobre su hombro; los brazos de su amigo lo envolvieron sin presionar, por sus ropas era extremadamente cómodo.

— Reaper... —Tragó saliva— ¿Estás enfermo o qué?

Recibió una risita, la misma que oía cuando estaba contento pero ahora sintiendo la vibración que provocaba sus cuerdas vocales al vibrar. Se estremeció, y tuvo que reaccionar rápidamente tapando parte de su rostro con su bufanda apenas el mayor se separó.

— No estoy enfermo. ¿Es que no te puedo abrazar?

— ...Tampoco lloraste porque no había café.

Le miró de soslayo, Reaper tenía una sonrisa diferente, sentía que la había visto antes, pero no pudo recordar.

— Ya compraré mañana después de trabajar.

Con más dudas que respuestas, Geno asintió y trató de no tocar el tema del abrazo.

Gimme love ¦ AfterdeathМесто, где живут истории. Откройте их для себя