Gimme love ¦ Afterdeath

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A veces no entendía ni sus propios sentimientos, su propio estado de humor era muy susceptible a pequeñas cosas y eso le incomodaba, hace tiempo atrás era muy insensible al respecto y ahora parecía ser de nuevo un adolescente con sus dramas. 

Se estaba haciendo de noche, por la contaminación lumínica no podían verse tantas estrellas, solo podía apreciar la luna que demostraba que ni el cielo nublado podía contra ella.

Ambos amigos ahora estaban cada uno en lo suyo, más que nada porque así lo prefería Geno con sus nuevos libros. Estaba en en balcón leyendo con una taza de café en la mesilla, la luz estaba prendida para no forzar su ya disminuida vista; en el interior estaba Reaper jugando con Greape, haciéndole saltar y correr de un lado a otro para que gastara energías.

La lectura pasaba a ser romántica, los personajes parecía que confesaban sus sentimientos mutuamente y sin ningún problema se daban su primer beso bajo la luz de la luna. Eso le hizo suspirar, aquel satélite natural estaba exactamente descrita como había pensado anteriormente, la única diferencia es que su amor seguía siendo resguardado en su corazón, un beso lo veía demasiado imposible.

Un picor en su nariz le hizo estornudar, teniendo que sacar un pañuelo para limpiarse, había sido bastante sonoro.

— ¡Geno! 

La voz fuerte del pelinegro lo sobresaltó, miró ya sin el pañuelo en su cara al mayor que se acercaba rápidamente, eso lo desconcertó mucho más.

— ¿...qué?

— Acabo de oírte estornudar.

— Yo descubrí que eres pelinegro.

— Soy muy bello, lo sé. —Dijo llevándose la mano al cabello, pero después negó con la cabeza— Eres muy fácil de enfermarte, al principio no dije nada porque eres terco pero si sigues aquí afuera seguro te resfrías.

— ¿Ah? ¿Qué tonterías dices?

Reaper le tomó un brazo incitando a que se levantase.

— Te irás a la cama.

— Pero Reaper, ¡Apenas son las siete!

— Tranquilo, yo te sirvo comida en la cama.

Geno por la fuerza impuesta no tuvo otra que levantarse y ser llevado hasta la habitación propia, allí el pelinegro con confianza tomó las mantas y las tiró atrás para dar a entender que el albino se acostara. Tragó saliva, no sabía si seguirle el juego o no, de todos modos sentía que estaba exagerando. 

— Estoy con ropa, no me voy a acostar así.

— ¿Quieres que te ayude con eso~?

— ¡No! —Exclamó ruborizándose.

Echó empujándole por la espalda al mayor, ahí se cambió rápidamente a su ropa de dormir y se sentó sobra la cama, alzando la voz para que supiera que ya estaba. Reaper entró riendo.

— No me diste tiempo de hacer la cena.

— uhg... De verdad esto lo veo innecesario, estoy bien.

— No quiero que te enfermes, te cuesta salir de los resfriados y siendo que ya es época de bacterias.

Se notó su entonación preocupada, apartó el rostro, que estuviera dedicado a su salud hacía que su pecho se entibiara en una cómoda calidez. Se tapó las piernas con las sábanas, sentándose con las almohadas en su espalda, al por fin ceder se notaba la felicidad del ojiazul.

— Al menos... ¿Me puedes buscar mi libro que dejé en el balcón...? —Preguntó bajo.

— Por supuesto, pero tampoco te dejaré solo, te voy a acompañar, pondré el calefactor si sigue bajando la temperatura y Greape se podrá subir a tu cama a dormir contigo. —Explicó, arreglándose el cabello.

Geno asintió, ya se le era difícil mostrarse molesto por ser llevado a la cama si iba a estar bien acompañado y a la vez cuidado por el ser que tanto quería.