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La festividad había llegado, Reaper se había colocado ropa más rojiza que lo acostumbrado, haciendo alusión a las fiestas navideñas, Geno por su parte se había colocado un suéter que su hermano le había regalado y entregado el día anterior, habían ido a comer para celebrar juntos antes de irse con sus parejas respectivas. 

— Estuvo increíble la comida, mis dieses al chef.

— Tú hiciste la comida, Reaper.

— Dieses a mí, entonces. Aunque el postre que hiciste estuvo también de maravilla, mis miles al chef.

— ¿Es en serio? 

Reaper rió y Geno rodó los ojos divertido, ambos se levantaron y dejaron los platos en la cocina, inmediatamente el albino los comenzó a lavar para no tener que tener tal responsabilidad al día siguiente. Mientras remojaba los vasos, pudo sentir cómo era abrazado por la espalda, era algo vergonzoso y parecía propio de películas románticas, solo dejó reposar su cuerpo en su pecho. 

— Feliz navidad. —Susurró el pelinegro.

— Feliz navidad, ¿Estarás así o me ayudarás?

— Un ratito más. 

— Bien, bien.

Le permitió quedarse allí, sabía bien que no era la primera vez que el mayor se colocaba así, apegándose a su cuerpo y escondiendo su rostro en la unión de su hombro y cuello; agradecía haberse colocado bajo el suéter una remera con cuello, así no haría ninguna travesura. Estuvieron así un par de minutos hasta que el pelinegro se dignara a ayudarlo, juntos terminaron mucho más rápido y fueron hasta el living que eran menos de cinco pasos; allí Reaper se acercó al árbol que habían armado y se agachó para agarrar a Greape que descansaba bajo las luces.

— Mi precioso michi, ¿qué te parece si abrimos regalos?

— Usas a Greape como excusa.

— ...Para nada, es que seguramente está acá porque sabe qué le van a regalar.

— Tienes un punto.

Geno tomó el recipiente donde el minino comía y Reaper lo dejó abajo, Greape ronroneaba, pero pronto comenzó a maullar cuando el coreano tomó el regalo, su olfato no engañaba a nadie. Tras abrir el envoltorio, abrió lo que era una lata grande de comida, allí llenó el plato y el minino tan rápido como le permitía su boca, se devoró lo que podía. La pareja rió contenta de haber atinado a los gustos de su hijo.

El siguiente al parecer sería el albino, pues Reaper reaccionó primero en tomar los regalos que le pertenecían al menor; Geno agradeció sorprendido que fueran más de tres obsequios. El primero fue un abrigo bastante lindo y del tipo que más gustaba para estar en casa, el segundo un libro que tenía una buena sinopsis y por último algo bastante pequeño que al principio no entendía hasta que pudo descifrarlo, un muérdago.

— ¿En serio? 

— Por supuesto que sí.

No pudo evitar sonreír enternecido, tomó aquel muérdago y lo elevó, Reaper totalmente feliz pero sin impacientarse, se acercó al albino para plasmar sus labios sobre los suyos, de inmediato movieron sus mandíbulas con mucho afecto, terminando por Geno abrazando su cuello. Al separarse, Reaper le mordió el labio tirando un poquito, y acarició la mejilla del menor.

— Me encantas.

— Mhh. —Se quejó bajito, le ponía los nervios de puntas aquellas incitaciones.— Te toca abrir tus regalos.

— Yajú. 

Con mucha dicha, el pelinegro se sentó en el sofá con los regalos en sus brazos, uno a uno empezó abrirlos, primero los más pequeños que eran cremas especiales para la piel y cabello, al final Geno se había decidido por darle regalos "menores" pero que sabía que le gustaría de todos modos. Al llegar al último, el mayor había quedado boquiabierto, se notaba que no podía creer lo que veía.

— ¿Eh? No me digas que son, ay, sí que lo son, ay dios, oh dios.

Emocionado vio cada portada, Geno se le quedó mirando contento, al final ella tenía razón, a Reaper le encantaba esa serie, solo que como al albino no le había llamado la atención poco sabía que habían libros. El pelinegro de inmediato se abalanzó a un abrazo aprovechando que estaban sentados uno al lado del otro, repitiendo varias veces lo agradecido que estaba.

— ¡A-Ay, Reaper!

— ¡Eres el mejor novio y esposo del mundo! ¡Te amo!

— ¡N--Nhh!

Chilló de vergüenza, y cuando Reaper se calmó, el albino totalmente rojo la apretó la mejilla.

— Eres un idiota.

— Ay, pero es que estoy muy contento, no he tenido la oportunidad de comprarme estos tres últimos libros, de hecho, ni siquiera sabía que eras consciente de mi fanatismo.

— ...Me costó, pero llegó la inspiración.

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Hola, no sé cuándo vuelva a actualizar. Espero disfruten.

Gimme love ¦ AfterdeathWhere stories live. Discover now