T1 | Capítulo 25

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— ¿Abril? Oye... ¡Abril! —La voz de Yoongi hizo que regresara a la realidad de pronto.

Habíamos llegado a Daegu hacía poco más de media hora y yo todavía me sentía en la nebulosa. No fui capaz de pronunciar ni una palabra más en lo que restó de nuestro viaje en el tren, incluso Yoon Gi se quedó profundamente dormido mientras que lo único en lo que podía pensar era en cuántas mentiras más tendría que decir aquella tarde.

Luego de bajarnos del tren fuimos a parar a una repostería que según el pelirrubio, era la favorita de su madre y que de seguro podríamos encontrar algo que le gustara aunque él no tuviera ni la menor idea de los gustos de la mujer.

— ¿Aun estas molesta? —Preguntó cuándo me acerqué a él junto al mostrador. Frente a nosotros había distintos posters fríos y él llevaba un par de minutos intentando escoger uno mientras yo solo me lo quedaba mirando.

— No, es sólo que... —Dejé escapar un profundo apartando la mirada de él para concentrarme en los postres. — Olvídalo... ¿Cuál crees que deberíamos llevar? ¿Crees que le guste este? —Pregunté señalando el postre que estaba en el centro de la vitrina decorado con varias fresas.

Podía sentir su mirada fija en mí y no tenía que ser adivina para saber que estaba cruzando por su mente en ese momento, seguramente estaría incluso más molesto de lo que yo estuve al momento de saber que iríamos a visitar a sus padres.

— ¿O el de caramelo? —Intenté nuevamente, esta vez mirándolo y sonriendo a pesar de que él no pudiera verme por el cubre bocas. — ¿Chocolate?

— Escoge el que más te guste... —Agregó cruzándose de brazos y por cómo estaba frunciendo el ceño supe que estaba haciendo alguna mueca.

Preferí ignorarlo, no era el único que se sentía molesto con esta situación. Al final escogimos el postre cubierto con fresas, él pagó y la empleada lo guardó en un bonito empaque de regalo. Luego, salimos de la tienda sin decirnos ni una palabra, más aquella molestia seguramente no iba a durarnos mucho pues él fue el primero en detenerse de golpe, haciendo que reaccionara al no sentirlo a mi lado. Me detuve también, giré mi cuerpo encontrándolo a un metro de mí con la mirada puesta en la caja que llevaba en sus manos.

— ¿Yoon Gi? —Llamé su atención cuando no dijo nada, a lo que él solo suspiró con pesadez.

— ¿Quieres que regresemos a Seúl? —Preguntó de pronto. — No voy a obligarte a conocer a mis padres y menos cuando te ves tan molesta e incómoda. Ahí sí que no le agradarás a mi mamá si te ve con esa actitud. —Hizo una pausa levantando su mirada hacia mí. — ¿Tanto te desagradó la idea de conocerlos o acaso fue lo de la idea de formalizar? Seamos claro con esto antes de continuar, ¿Quieres? —Y esas fueron las palabras justas que me hicieron sentir mal.

Había estado pensando en mí en todo momento, en cómo me sentiría y en lo poco preparada que estaba para la sarta de mentiras que tendría que decir, que nunca me detuve a pensar en lo incómodo que yo había hecho sentir con mis acciones.

No dije nada de momento, solo corté la distancia que nos separaba y lo abracé sin importarme que estuviéramos en medio de la calle, a plena luz del día y con las personas mirándonos, después de todo estábamos cubiertos y nuestros rostros no serían reconocidos.

— Lo siento. —Susurré cuando un par de minutos después me separé. — No es nada de eso.

— ¿Entonces qué es?

— Lamento haberte negado en ese momento. No lo hice a propósito, no es como que me asuste el compromiso. Es solo que no se me ocurrió, si decía que salía con alguien, seguramente insistiría en saber de quién se trataba. —Reconocí encogiéndome de hombros. — Solo quería ahorrarme preguntas que no podría responder.

Somos una mentira | Min Yoon GiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora