T1 | Capítulo 16

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En cuestión de minutos, los chicos se habían convertido en un torbellino de emociones. Era muy cierto decir que ellos eran demasiado ruidosos pero no al punto de molestar sino de robarte sonrisas. En el tiempo en que estuvieron esperando en el camerino para salir a escena frente a sus fans, los chicos no paraban de reír y hacer bromas entre ellos.

Jin había comenzado con una divertida sesión de chistes. Era algo simplemente encantador, sobre todo por la manera en que hacía reír a los demás, en el caso de Jimin que con una sola mirada del mayor estallaba en una hermosa carcajada que hacía que sus ojos se cerrara aún más llevándolo al punto de derramar una que otra lágrima. Jungkook y Taehyung no se quedaban atrás. El menor de ellos se encontraba en el suelo presionando su vientre para contenerse... Pero lo que más me causaba gracia en ese momento, era el rostro de Yoon Gi. La incredulidad y el fastidio estaba grabado en su semblante mientras preguntaba una y otra vez "¿Por qué se están riendo? No es divertido" era ridículamente encantador.

La personalidad de Min Yoon Gi era un dolor de cabeza. Era de esos chicos que no hablaba mucho y que cuando lo hacía, era para decir justamente lo necesario, a diferencia de cuando estaba alrededor de sus amigos, que una vez empezaba a hablar, ya nadie podía detenerlo. Si, era un dolor de cabeza porque no podía entenderlo. Su lengua era como un filoso cuchillo, jamás se detenía a pensar si sus palabras mantenían la moral o al menos un poco de respeto. Cínico, extremadamente honesto y con un toque de arrogancia. Pero eso no era todo, antes de aprender a tratar con su personalidad, todo podía parecer malo pero con el tiempo, podía comenzar a encontrarle cierta diversión a su cinismo y arrogancia. Tenía una extraña forma de expresar el cariño y su forma de preocuparse por los demás era única, todo a su modo. Pronto, comencé a comprenderlo después de verlo trabajar... Yoon Gi era de esas personas completamente apasionadas por lo que amaban, y eso era lo que lo hacía extrañamente deseable.

Y fue en ese momento en que pasé mi primera vergüenza del día. No supe en qué momento me había quedado idiotizada contemplando Yoon Gi, que pronto, sus ojos estuvieron con los mismos con esa sonrisa ladina dibujada en sus labios... Una sonrisa traviesa, una que dejaba mucho que desear.

Mis mejillas adoptaron un color carmesí, lo que me hizo girar rapidamente y fingir que estaba sirviendo un poco de zumo de naranja junto a la mesa de aperitivos. Maldije en voz baja, me sentía avergonzada porque esa pequeña sonrisa en sus labios me hacía recordar la noche anterior y lo lejos que había llegado por un momento de locas hormonas, esa sonrisa que me hacía creer que nada inocente estaba cruzando por su mente en ese momento.

— ¡Chicos, cinco minutos! —Anunció el Manager Kim desde la entrada del camerino llamando a atención de todos.

Yo seguía con la mirada clavada en la mesa de aperitivos deseando con todas mis fuerzas que los chicos salieran rapidamente al escenario para empezar el evento, así podría al menos escapar por un momento de la insinuadora mirada de Yoon Gi.

Por los espejos rodeando las paredes pude ver como todos comenzaron a moverse rapidamente. Incluso los tres menores salieron del camerino para ver el recinto completamente lleno por sus fans. A mis espaldas Jin alisaba su sudadera deportiva con la marca que modelaban antes de seguir a los otros fuera del lugar. Nam Joon y Hobi no se movieron ni un centímetro de sus lugares en los mullidos sofás. Así como poco a poco, los miembros del staff salieron para ocupar sus respectivos puestos en el evento.

— ¿Vienes? —Pregunto Ha Neul desde la puerta. Rápidamente me negué aun en la tarea de fingir que seguía tomando el zumo de naranja.

Me atreví a volver a mirar a Yoon Gi a través del espejo, encontrándome de nuevo con su mirada, pero esta vez era diferente, una que no lograba interpretar. Me miró sin parpadear, para luego darle una ojeada a los otros dos chicos que quedaban en la sala, asegurándose de que ambos estuvieran concentrados en sus teléfonos. Fue ahí que se puso de pie. Sus oscuros ojos volvieron a encontrarse con los míos mientras él avanzaba lentamente en mi dirección. ¿Qué pretendía? Ese andar, lento y a la vez amenazador, tanto que me hacía querer salir corriendo en ese momento.

Somos una mentira | Min Yoon GiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora