46 Decir Adiós

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46 Decir adiós

ADAM

Espero a que sea mi turno en la fila de Abrazos, por delante de mí está Adrianne y Aria mientras Max se niega a dejar ir a su superhéroe favorito entre gritos y lágrimas, si Jordan tuviera un club de fans él sería su presidente. Cuando al fin logramos separarlo llega el turno del par de rubias que se despiden rápido, la primera porque tiene que ir a trabajar, y la segunda porque no le gusta mostrar su lado sentimental en público y mantener en alto su fachada de chica fría.

Un motivo más para llevarse bien con Hudson.

Llega mi turno y lo primero que hago es abrazarlo, pero lo suelto tan pronto se queja de dolor, el par de costillar rotas lo tendrán mal un par de meses, por fortuna no hubo más daños de consideración. Meto la mano dentro del bolsillo de mi chaqueta y saco el sobre blanco marcado con su nombre.

—Gabrielle no pudo venir, — le entrego el sobre, — pero te envió esto y también me pidió que te entregara esto, — saco la cadena y la dejo sobre la palma de su mano, — no se sentía bien.

¿Desde cuándo te convertiste en un mentiroso, Adam?

—Gracias, — mete todo dentro del bolsillo de su sudadera y se sube la capucha, — ¿Puedes decirle algo? — Asiento, — dile que entendí el mensaje, — me da una sonrisa de boca cerrada, — gracias por recibirme en tu casa, por aguantar mis estupideces, por cuidarme en el hospital y por todo.

Lo abrazo con cuidado de no lastimarlo y siento sus brazos rodearme, a diferencia de Ariaelle a nosotros no nos avergüenza demostrar en público el afecto que nos tenemos y que más que hermanos somos amigos, tal vez no sea justificación para lo que hice en el pasado, pero fue por esa razón que le pedí a Gabrielle que aceptara ser su novia, a mi mejor amigo le gustaba una chica y esa fue la única forma que encontré de ayudar en el asunto... aprovechándome de que ella tenía una obsesión por mí.

Vale, ahora pensándolo mejor me siento la peor persona del mundo por jugar con los sentimientos de ambos.

—Sabes que siempre serás bienvenido en mi casa, — lo ayudo a ponerse la mochila, — pero la próxima vez por favor no te escapes y avisa a dónde vas, — en cuanto anuncian el número de su vuelo le doy un último abrazo, — llámame en cuanto llegues.

—Lo haré, — sonríe, — cuida al par de locos, — con un leve movimiento de cabeza apunta hacia Max y Aria, — debo irme, — choca su puño con el mío, — si le rompes el corazón tendremos muchos problemas, Adam, y lo digo enserio.

No hace falta que dé nombres, entiendo su amenaza y a quien se refiere, no se necesita ser un genio para comprender que está hablando de Gabrielle Hudson.

Me quedo hasta que lo veo desaparecer tras las puertas de abordaje, me despido del trío de rubios y salgo del aeropuerto para ir hacia el lugar en el que dejé mi motocicleta antes de venir aquí. Entro a la cafetería y voy hacía la mesa en la que estuve hace un rato, mi cita continúa con los audífonos puestos e intentando redactar el currículo que anexará a las solicitudes que enviará a las diferentes universidades a las que piensa postularse, al percatarse de que he regresado levanta la mirada, me sonríe y se quita los auriculares.

— ¿Cómo vas con eso? — Hace una pelota la hoja del blog de notas y la deja junto a las otras seis sobre la mesa, — no lo pienses tanto, sólo escribe lo primero que se te venga a la mente.

— ¡Ese es el problema! — Me apunta con el lapicero, — no sé qué escribir, no hay nada que sea relevante en mi historial, ni siquiera he tenido un trabajo, he sido siempre una mantenida, — suspira e infla la mejillas en un puchero bastante infantil, — si tan sólo existiera un ser humano lo suficientemente inteligente y con un argumento coherente...

El Hermano de mi ExWhere stories live. Discover now