76. Preguntas y respuestas

66 14 232
                                    

—Es un premio genial... Y se lo llevará el que sobreviva... —contesta Branca y sonríe, a pesar de que dijo algo que sonó ni medio bien.

La noticia esa cae como mil piedras pesadas sobre el grupo: Vidal está más embobado que nunca, Zaida tiembla tanto que hasta parece que le está dando un ataque y la sonrisa lujuriosa de Rodolfo se le cae al suelo donde se rompe en mil pedazos.

—Matarnos. Los que no ganen morirán —dice Xoana, tiene una cara de serio cabreo y las manos cerradas puños. Si no estuviera el tubo entre ella y la Branca no me extrañaría nada que desenfundase su cañón revólver e hiciera de la moura un colador.

—¿Eeehhh? —dice Branca, tiene sus ojos bien abiertos por la sorpresa y agita la cabeza de un lado a otro con mucha velocidad —. ¡No, no quise decir eso! Los perdedores no mueren... Vosotros cinco estáis colocados sobre unas trampillas... que están conectadas a un Huevo Celestial que lo tengo activado... los que pierdan serán enviados a un lugar bien lejano... ¡Es que tiene que haber un castigo para los perdedores! —grita al final, con los ojos relucientes de decisión.

Una risita sacude el cuerpo lodoso del barroso, no me gusta mucho mirarlo por la cara de calavera que tiene. Que me da bastante grima.

—Pase lo que pase... SLURP... yo voy a ganar... SLURP... Si pierdo... SLURP... me libro de los agentes... SLURP... y si gano... SLURP... seguro que tu premio... SLURP... es bueno —dice el monstruo.

—¡Ostras, que me olvidaba de enseñaros esto! —exclama Brancaflor y ahora en la mano tiene un mando con un enorme botón de color rojo en él—. Cuando alguien pierda lo único que tengo que hacer es pulsar el botón y la trampilla se abre —dice la moura y entonces lo pulsa.

Se escucha un sonido fuerte, producido por la apertura de la trampilla sobre la que está el barroso. El monstruo cae en la oscuridad y ni siquiera le da tiempo de pegar un buen grito.

Los cuatro agentes se quedan en un silencio tenso y Branca, con la boca abierta, mira el tubo vacío donde segundos antes estaba el barroso, después mira el mando que tiene en la mano y repite el proceso unas cuantas veces antes soltar un grito:

—¡Me había olvidado de que ya estaba conectado!

Eso me parece un poco raro, si pensaba que estaba desconectado, ¿por qué le dio al botón?

—¡Pero ahora ya sabéis lo que pasa si falláis! Ahora os tengo que señalar mi fabuloso premio... ¡No os vayáis a ninguna parte que vuelvo en nada! —dicho esto, la moura se marcha correteando del plató de televisión que, a pesar de lo que lo llamo así, no tiene ninguna cámara.

Nada más desaparecer Branca, Rodolfo se vuelve en dirección a Xoana y le lanza la siguiente pregunta:

—¿Qué crees que deberíamos hacer?

—No creo que podamos hacer nada... De todas formas, a mí no me parece que ella sea peligrosa. Mirad, parece que si perdemos lo único que pasará es que vamos a aparecer en cualquier lugar del Reino, ¿no? No es que sea algo tan malo —comenta Xoana, sonriendo una pequeña sonrisa.

—Es verdad... ¡Qué bien! —dice Vidal y lanza unas cuantas fuertes carcajadas.

—La pena es que solo uno de nosotros conseguirá un premio... —suspira Zaida, ella también parece más tranquila. Por lo menos ya no tiembla como antes, que era una cosa bastante exagerada.

La sonrisa de Xoana crece hasta convertirse en una mayor.

—Ella es una moura, así que es posible que su premio sea una Reliquia. Es una pena que no esté permitido que nos la quedemos, pero por lo menos el cuartel nos dará una bonita suma de soles por ella.

Las 900 vidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora