ᴄᴀᴘ 33: sᴏʟᴏ ᴄᴏɴ ᴇ́ʟ

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Es lo que estoy tratando de hacer de una manera desesperada: continuar.

—Tengo que irme ya. —Me pongo de pie y acto seguido Zac hace lo mismo.

—¿Por qué tan pronto? —cuestiona Amanda.

—Tengo cosas que hacer.

—Trata de descansar, te ves horrible —dice América, Amanda asiente.

—Sí, sí... luego las veo.

Salimos del lugar y tomamos camino hacia el departamento. Zac mantiene sus ojos sobre mí en todo momento. Yo estoy fastidiada; el sol está demasiado fuerte y hace doler mi cabeza.

—¿Sigues sin poder dormir? —pregunta, preocupado.

—Sí; no es fácil hacerlo cuando duermes con una mini garrapata que no te deja ni mover.

—¿Por qué no le dices a tu tío que la acomode en otro lado?

—No hay más habitaciones.

—Pues que duerma en el sofá.

—¡No voy a dejar que una niña duerma en el sofá!

—Bueno, yo solo decía.

—¿Qué harás hoy?

—No tengo nada planeado. Mis padres salieron y no regresan hasta dentro de dos días, así que tengo que cuidar de la casa.

—¡Perfecto!

—¿Qué cosa?

—Invítame a tu casa, quiero dormir.

—¿Por qué no te quedaste en casa de Amanda o América?

—Porque ellas no me dejan dormir, y yo necesito dormir.

—Bueno... está bien.

Mando un mensaje a Marc donde le digo que llegaré tarde y me escapo con Zac. Cuando llegamos a su casa subo hasta su cuarto sin esperarlo y me aviento a su cama.

—¿No quieres comer algo?

—Quiero dormir. —Entierro el rostro en una almohada.

—Bueno... entonces duerme. —No hace falta que lo repita dos veces: me relajo hasta quedar profundamente dormida.

Ligeras caricias en mi brazo provocan que pequeños escalofríos recorran mi cuerpo de manera muy agradable. Aun siendo mecida por el sopor del cansancio, sonrío, porque, por alguna estúpida razón, la primera persona que viene a mi mente es As.

Besos con sabor a muerte© (18+) ¡DISPONIBLE EN FÍSICO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora