Capítulo Veintitres (Primera Parte)

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A V A

Leah llegó a las 6:00, la chica siempre era puntual, amaba eso de ella. Y me alagó por el plato italiano.

-¿Que has comprado?- le pregunté luego de cenar.

Estabamos sentadas en nuestro gran sofá, ella con una cerveza en mano y yo con mi tercer cigarro de la noche.

-Pues...

Oh no. Cada vez que Leah balbuceaba es porque estaba nerviosa o había echo algo de lo cual ya estaba advertida. Buscó la bolsa que estaba en su bolso y me la entregó.

La abrí para encontrarme con dos vestidos. Maldición, Leah era una chica compulsiva la cual compraba todo lo que le gustaba sin importar el clima o la ocasión o incluso si lo iba a usar realmente. Recuerdo una vez, cuando compro cinco abrigos, cinco, ni siquiera estábamos en invierno. Terminó vendiéndolos a nuestras compañeras de trabajo, ella odiaba la nieve por lo cual siempre se quedaba en casa en invierno, entonces, ¿porque los jodidos abrigos?, aún no lo sabía, ella ama comprar como desquiciada.

-¿A donde piensas ir?- le pregunté.

-Pues... No lo se. Pero es mejor estar prevenidas, puede que nos inviten a una fiesta- respondió.

-Por Dios Leah. ¿Porque mas vestidos de los que tienes?.

-Oh, bueno es solo uno.

-¿Que me dices de este?- levanté el segundo.

-Ese es tuyo, princesa.

-Jesús Leah, ¿que te he dicho de no comprarme regalos cada vez que compras?.

-Vamos Ava. Dejar de ser tan perra, te debo mucho, tu eres la que me conseguiste un trabajo y la que me separó de mis padres para una vida mejor.

Los padres de Leah, Lila y Leo eran unos desquiciados. De hecho, toda la familia Collins lo era. Leah Collins siendo única hija era la consentida, en su vida adolescente no había echo mas que estudiar, sus padres pensaban mantenerla hasta que muriera y le prohibían ser libre con la excusa de "Mi casa, mis reglas". Siempre me pregunté porque Leah era diferente a toda su familia infestada en dinero. Leah no le importaba el dinero, si no la felicidad. Una de las cosas que la hicieron mi mejor amiga. Nos habíamos conocido en la universidad, estudiamos leyes juntas. Una vez graduadas ya estábamos viviendo juntas. Leah se había separado completamente de su familia, la cual odio su decisión de independencia y... a mí. Bueno, a mi me odiaban desde el primer momento en que me vieron.

Leah no tenía contacto con su familia desde aquella vez, me parecía injusto, era su familia a pesar de todo. Pero no la he visto mas feliz en mi vida desde ese momento.

La abracé y susurré un gracias, lloramos juntas unos minutos. Ella por su familia, y yo por mis padres.

-AnaGenf.

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