Capítulo Cinco

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A V A

Llegué a mi casa a las 10 am. Con cuidado entré, mis converse en mano para no hacer ruido. Me dirigí a la cocina, deseando que Leah estuviera en su habitación. Si, se encontraba en su habitación. Nos mudamos aquí hace un año y pagamos la renta juntas gracias a nuestros trabajos, las dos trabajábamos en una tienda de música.

Seguí mi camino hacia la cafetera. Mmm, café. Lo necesitaba al igual que los cigarros. No había bastado el que tomé en la casa de David.

David. Maldición. ¿Porque fui tan idiota al darle mi teléfono? Ahora seria imposible olvidarlo. Porque no estaba bien sentirme atraída hacia el habiendo terminado con James hace un día. Rayos, yo no era una perra, podía ver que el no se involucraba con los sentimientos y los compromisos, sin embargo la manera en que me abrazó en su garage, susurrando esa promesa, me sentí amada mas de lo que alguna vez me sentí con James.

-¿Usaste protección, cierto?- preguntó Leah, apoyada en la mesa.

Inmediatamente la taza de café estaba en el suelo rota y el café derramado.

-Jesús, Leah- dije tocando mi pecho con mi mano - ¿Podrias incluso dar señales de vida antes de hablar?

-Te estoy haciendo una pregunta, Ava- dijo, su cara sin una sonrisa.

Leah era pelirroja, un rocío de pecas en su nariz y mejillas y un poco más alta que yo, con piernas largas y un trasero generoso, yo era mas de pechos generosos y con piernas cortas. Y mi mejor amiga se veía como un ángel sin embargo podía llegar a ser una perra sucia. Siendo ella de veinte y yo diecinueve, un año de diferencia y ella ya se creía mi madre, irónico.

-Yo... Maldición Leah, no tuve sexo con nadie.

-Princesa, no me importa si lo haces o no. Simplemente no quiero algo inesperado.

Otro dato, siempre me llamaba princesa, cursi.

-No lo tendras, Leah.

No era la primera vez que no dormia en casa, sin embargo cada vez que lo hacia Leah pensaba que estaba teniendo sexo con alguien.

-De acuerdo... Ahora, ¿porque no me cuentas lo que hiciste anoche?- preguntó risueña, batiendo sus pestañas en forma pícara.

Y le conté, todo. Desde que James me dejo hasta el último segundo con David. Ciertamente no nos ocultabamos nada.

-AnaGenf.

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