Capítulo Catorce

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D A V I D

Di un respiro grande y lo solté a los tres segundos. Empuje la puerta de la tienda y ésta se deslizó, entré, buscando con mi vista a Ava, o en todo caso, a Leah.

Mire por unos segundos más, sin resultado alguno. Me dirigí a una de las filas, "Reggae" en el cual encontré clásicos como Bob Marley, Jimmy Cliff y Peter Tosh. Bastante antiguos, la verdad.

Sin embargo yo no estaba aquí para comprar discos, estaba aquí por Ava. Volví mi vista a la larga barra de madera en donde se encontraban varias trabajadoras, las cuales daban radiantes sonrisas. Inmediatamente comprendí la táctica de la tienda, contratar únicamente chicas adultas jóvenes para tener más compras. Rayos, Evan estuviera babeando.

Busqué entre todas las chicas que se encontraban tras la barra caminando y entrando al almacén, que seguro tenía dentro compras apartadas o discos de colección o muy caros. Igual que el bar a excepción de que el almacén del bar, guardaba las bebidas alcohólicas para luego servirlas.

Vi como una cabeza con cabello en coleta naranja salía del almacén, caminé hacia la barra para encontrarme con Leah. Por supuesto, su cabello era inconfundible.

-Hola, Leah- le sonreí y me apoye en la barra.

Inmediatamente sentí varios pares de ojos mirarme, al parecer estas chicas estaban bastante necesitadas, Leah volteó y les gruñó, vaya no sabía que peleaban para atenderte. Tantas hormonas, me imaginé.

-Hola, David. Ava acaba de salir por unos cafés, ¿no te importaría esperarla, cierto?- contestó de una vez sabiendo que lo que quería era a Ava.

-Por supuesto que no, cariño. Gracias- le respondí con gracia. Ella rodó los ojos y sonrió pero las demás chicas me miraron esperanzadas.

Mierda. Si no estuviera interesado en Ava, juro que ahora mismo estuviera pidiendo teléfonos.

¿Pero que cosas digo? Ava y yo solo somos amigos, por lo cual no estoy restringido.

Quise sacar palabras de mis labios, porque si, me había fijado en una de ellas. Cabello negro rizado y ojos grises, ciertamente todas eran hermosas y diferentes, pero esta no había dejado de verme con una media sonrisa desde que llegue hasta que me apoye en el mostrador.

Quería hablar, llamarla y pedirle su nombre y su número. Pero, nada. Al parecer mi cabeza no quería dejar pensar a mi otra cabeza, saben a que me refiero.

Las campanas en lo mas alto de la puerta sonaron, indicando cada vez que una persona entraba. Vi a Ava caminando con dos cafés en mano. Su uniforme era igual al de las otras chicas y no pude evitar mirar su pequeño y delgado cuerpo mientras llegaba a la barra, camiseta manga larga de botones ajustada y sus jeans ajustados junto con unos tacones de aguja negros. Vaya, le sentaba mejor que a las otras o simplemente el deseo que sentía por ella era muy grande.

-AnaGenf.

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