Capítulo Nueve

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A V A

Colgué mi teléfono por culpa de Leah. Vaya, ¡Que tonta habia sido! ¿Violarme y secuestrarme? ¿En serio?. Joder, no podía decir algo más inteligente.

Salí de mi habitación y me dirigí a la cocina de donde había salido el grito de Leah.

Cuando entre, grité.

-Leah, oh Dios mio. ¿Que has hecho?- dije viendo como salia el humo de la cacerola.

-Creo que he quemado nuestro almuerzo- dijo inocente y encogiéndose de hombros.

-Joder. Leah, sabes que eres malísima en la cocina. ¿Porque siquiera te acercas a ella?- dije abriendo la cacerola.

Fideos casi negros y quemados me saludaron.

-Lo hice con la excusa de que alguien no quiso terminarlos por estar hablando por teléfono- me gritó.

Si, en cierto modo era mi culpa. Yo era la que cocinaba ya que Leah obviamente no sabia como hacerlo. Inmediatamente me reprendi porque ella tenia razón, otra vez. Yo cocinaba, ella limpiaba. Así era.

-Si, tienes razón- dije apretando mis dientes - Me distraje, lo siento Leah.

-No te preocupes, princesa. Se que tengo la razón- dijo viendo sus uñas en un gesto de "Lo se y no me importa".

-Y... Ahora, ¿Que haremos?. Porque no pienso hacer otra cosa.

A ella se le iluminó la cara y supe en ese preciso momento que iriamos a comprar pizza, otra vez. Siendo su comida favorita siempre buscaba la excusa para comerla, sea porque no quería cocinar o porque pasaba un accidente, como los fideos quemados. Ella tomo las llaves de su auto, dejando el mio aún en mi garage. Sip, ventajas de tener una casa con dos garages. Me senté en el lado del copiloto y ella condujo feliz hasta la pizzería más cercana.

Luego de comer pizza, regresamos a la casa a las 4:30 pm.

-Ava- murmuró Leah desde el otro mueble cercano.

Nos encontrábamos en la sala de estar, cada una sentada en los muebles individuales, Leah con una cerveza en su mano y yo igual, incluyendo mi querido cigarrillo.

-Mmmm- murmuré.

Había cerrado los ojos luego de varios tragos y varias caladas. Mi mano colgando del brazo del mueble y la colilla derramándose al suelo, literalmente. Mantuve mis ojos cerrados, amaba la oscuridad al cerrarlos, ocultando toda la vista dejando a mis oídos ser los protagonistas de los maravillosos sonidos de la naturaleza que otorga la vida.

-Ava, pienso que esto es de viejas arrugadas. Deberíamos ir al bar, pasarla bien ya sabes... Mañana es lunes y no me gustaría ir con mala cara- dijo aún susurrando como que si yo estuviera dormida.

-De acuerdo- dije solamente.

Ella se inmutó, yo no era de ir al bar. Me encantaba estar en casa y disfrutar de la tranquilidad y la soledad. Sin embargo, Leah tenia razón, joder. Quería hacer algo diferente, así como la vez que me encontré con él y quien sabe tal vez encontrarme a David sería lo que en verdad necesitaba.

-AnaGenf.

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