Capítulo Veintiuno

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A V A

Lo vi contestar el telefono, joder, no quería ser maleducada pero quien quiera que fuera, ¿no podía llamar en otro momento?.

El escuchar "mama" hizo que me retractara de las palabras porque, vamos, esa mujer había traído a este ser a la vida.

Lo escuche hablar por unos minutos antes de colgar y me miro pidiendo disculpas.

-Lo siento, nena. Me tengo que ir. Mi madre se volverá loca si no llego a tiempo para la reunión de la empresa.

Iba a preguntar, cuando llegó a mi, se inclinó y me dio un beso corto. Se alejó un poco y me miro a los ojos, sonrió y se acercó una vez más para morder mi labio entre sus dientes, lo jalo un poco, lo soltó y se alejó.

Sonrió y se dirigió a la puerta.

-Adiós, nena. Nos vemos mañana.

Se fue.

Madre mía. Suspire atontada tocando mis labios y dirigí mis dedos al dolor que sentí en mi cuello. Recé para que no apareciera una marca mañana, no quería que Leah alardeara y se emocionará. Me acerqué al dvd y volví a poner The Holiday. Me senté en el sofá contando las millonésimas veces que había visto esta película.

Leah llegó a los pocos minutos del final de la película, a las 8:30 pm, ciertamente salíamos del trabajo a las 4:00 pm, así que se me ocurrió que había estado con Evan. Antes de que abriera la puerta solté mi cabello rubio de la coleta y lo pase por mi cuello, cubriendo gran parte de él. Ella entró sonriente y dejó su bolso en la mesita al lado de la puerta junto con el mío y se sentó a mi lado en el sofá con una bolsa de Victoria's Secret en las manos.

-Vaya, vaya, vaya. ¿Que estuviste haciendo desde las 4:00?- le pregunté cantarina.

-Bueno... Fui al bar... Ya sabes... A ver a Evan y luego yo umm...- balbuceó - No quería que me fuera, pero le dije que le tenía una sorpresa para mañana- sonrió pícara.

Sospeché de lo que estaba tramando.

-Así que, fui a comprar lencería de ensueño- aplaudió alegremente poniendo la bolsa en mi regazo.

La abrí para encontrarme ropa interior femenina bastante sexi. "Lencería de ensueño" era el apodo que le daba Leah a la lencería bonita.

Habían cuatro conjuntos. Saqué los dos primeros y me encontré con uno rosa y otro negro.

-Oh, esos dos son míos, Evan dice que el rosa se ve muy bien en mi y...

-¿Te ha visto con ropa interior rosa?.

-No cochina- dijo, rodando los ojos.

Mira quién habla.

Señaló su camiseta rosa, su cabello naranja cayendo liso a cada lado de ella.

Mierda, ni siquiera había visto el color de la camiseta. Demonios, David sabía como hacer que perdiera la cabeza.

-Y el negro siempre va, clásico y sexi- completó.

Los deje a un lado del sofá y saque los otros dos, uno rojo candela y otro negro.

-Wow.

-Si, sabía que te gustarían.

-¿Son míos?.

-Por supuesto, princesa.

Sonreí y la abracé, me despegue de ella. Y le informe de todo lo que había pasado hoy. Ella igualmente me contó lo que paso con Evan.

Me dirigí a la puerta de mi habitación y antes de entrar en ella, escuché gritar a Leah.

-Recuerda usar el rojo mañana, David quedará encantado.

Leah sabía que no me había acostado con él pero con lo que paso hoy, sabíamos que muy pronto ese día llegaría.

-AnaGenf.

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