Capítulo Dieciseis

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D A V I D

Llegué a la tienda a las 4:35. Ya que, si llegaba antes mostraría demasiado interés. Joder, ¿Desde cuando parecía un crío?.

Caminé hacia la barra y me di cuenta de que solo estaba la chica pelinegra de ojos grises. Nadie más. Me imaginé que Leah se había ido y que las demás también.

-Hola, ¿Se encuentra Ava?- le pregunté con una sonrisa.

Ella me sonrió devuelta, tal vez esperanzada. Vaya, era realmente linda, su pelo corto y en ondas caí hasta el comienzo de sus hombros y sus ojos eran preciosos, pero me di cuenta de eran lentillas y me decepcioné, odiaba las personas que aparentaban. También me di cuenta de que mis ojos no estaban tan bien, su cabello era marrón oscuro casi llegando a negro.

-Eh, si. Ella está en el almacén. Soy Katrina- extendió su mano y yo la tomé.

-David.

Ella no soltó mi mano, así que la desprendi sin ser maleducado.

"Es empalagosa" pensé.

Sonrió en forma de disculpa, tal vez ni siquiera se dio cuenta de lo que hizo.

Ava salió del almacén, su cartera en una mano y en la otra su preciada cajetilla y su encendedor. Maldición, amaba esta chica.

Me vio y sonrió. Hermosa.

-¿Lista?

-Si.

Salió de la barra y tomé su mano, se sorprendió, mas lo dejó pasar.

-Adiós Katrina, un placer conocerte- dije a mitad de la tienda.

-Adiós- dijo entre dientes apretados.

Salimos de la tienda y nos montamos en mi auto. Una vez adentro, me incline hacia ella tanto que estaba por rozar sus labios, ella mantuvo la respiración dentro y me di cuenta de que estaba nerviosa. Jale el cinturón de seguridad y rodee su cintura sin apartar la vista de sus ojos para luego devolverme a mi asiento y abrochar el mío, estaba jugando con ella.

-¿Esta tu carro en el estacionamiento?- le pregunté.

-Si, no te preocupes, mañana vendré con Leah. El estacionamiento es privado de la tienda y trabajan las 24 horas.

-En realidad... No es necesario que molestes a Leah.

-¿Porque?.

-Yo puedo llevarte y traerte todos los días.

-No, eso no. Es suficiente por hoy.

Ella no iba a cambiar de opinión, era demasiado terca.

-Entonces dejame recogerte todos los días, luego podemos ir a pasear o ver una película en mi casa. Así solo te irás con Leah y no tendrás que llevar tu auto.

-No- respondió apenas terminé.

-Si- dije imitando su mismo carácter con una sonrisa en los labios.

Sin darle importancia prendió un cigarrillo, lo quité con mis dedos y lo metí en mi boca.

-Oye.

Inhale y le devolví el cigarrillo. Ella lo tomó con incertidumbre. Y conducimos a su casa.

-AnaGenf.

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