Capítulo Diecisiete

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A V A

David estacionó al frente del departamento. Y empecé a desabrochar mi cinturón de seguridad, el tomó mi mano y me jaló lo cual hizo que volteará y quedara muy cerca de su cara. El llevó sus labios hacia mi y coloqué mi mejilla, su beso cayendo donde el no había planeado, sentí su sonrisa en mi mejilla, probablemente se estaba burlando de mi.

Joder.

-David- le advertí y me aleje un poco para mirarlo a los ojos - Solo amigos, recuerdalo.

El sonrió ¿triste?, no, solo era mi imaginación. Dio un último beso a mi frente. Salí de su auto y a mitad de mi departamento le escuché gritar.

-Recuerda, mañana paso por ti.

Arrancó y me encogi de hombros, no podía convencerle de lo contrario.

A las 12 de la madrugada, me encontraba en mi cama, durmiendo, o eso pensé. Porque Leah llegó justo a esa hora, entró a mi habitación y sin prender la luz llegó a mi cama, se sentó en un lado y empezó a acariciar mi cabello.

-¿Porque volviste?- le pregunté aún medio dormida.

-Pues...

-Vamos, suelta ya.

-Llegué al bar, tomé un tequila y me senté en la mesa, pensaba en ir a bailar después del tequila. Sin embargo, el dios griego llegó a mi mesa, ¿puedes creer que trabaja en el bar?, de todos modos, no dejó que nadie se me acercará. Hablamos por un rato. Su nombre es Evan y odia los compromisos al igual que yo, le encanta el tequila y odia fumar al igual que yo y... Tiene un mejor amigo llamado David al que le encanta fumar al igual que yo. Con la excepción de que te llamas Ava y no eres hombre.

Mis ojos se abrieron de golpe apenas Leah terminó de hablar, me levanté abruptamente de la cama y me senté a su lado, nuestras piernas colgando de la cama.

-Si, princesa. Me quiero acostar con el mejor amigo de tu novio y si, el también me desea- dijo con una sonrisa triste.

Di un suspiro de alivio, al menos no se había acostado con Evan, aún. Por lo poco que conocía a Evan, sabía que era un completo idiota, sin embargo su encanto podría hacerte olvidar eso. Idiota, porque, vamos, se acostaba con cualquier mujer. Leah era una mujer hermosa y fuerte, la cual hacía lo mismo que Evan, acostarse con cualquiera, sin enamorarse. Leah nunca se había enamorado de verdad y no esperaba que lo hiciera. Evan era igual o eso sospeché.

La abracé de lado, mi brazo en su espalda.

-Me dio su número, dijo que le encantaría conocerme, me dio un beso corto en los labios y se marchó. Regresé apenas se alejo de la mesa. Bueno, en realidad se fue porque tenía que atender la barra, también dijo que no quería irse y que si no fuera por el trabajo me llevaría a su casa, porque, vamos, soy encantadora- dijo y río.

Reí con ella. Nunca cambiaría.

Nos acostamos juntas en mi cama, y nos quedamos viendo el techo de mi habitación. Después de que Leah me contará lo de Evan, yo le conté todo lo de David, desde que nos montamos en su auto hasta cuando me dejó en el departamento, ella sonrió en todo momento y me pregunté si le hacía feliz vernos juntos.

-Leah.

-Mmm.

-David no es mi novio.

-Eres una perra mentirosa- dijo sonriendo a punto de dormirse.

-AnaGenf.

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