44. Shocked.

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~Brandon~

Llegamos a la Plaza Mayor donde, al parecer, se celebra la carrera de hoy. Al salir del coche, la gente comienza a saludar a los gemelos, que parecen incómodos por mí. No sé si por lo que he dicho antes de venir o por la cara de asco que tengo ahora mismo al ver que son visitantes frecuentes. El olor a marihuana quemada y a alcohol golpea mis fosas nasales, casi noqueándome. De repente, un hombre se acerca a mí, ofreciéndome un porro.

– No, gracias.

Kyle me rescata del insistente y drogado hombre, llevándome a la multitud. Allí, cuatro coches se posicionan en el centro de la plaza, entre dos largas filas de personas.

– ¡Apuestas! ¡Apuestas! —Escucho a un hombre gritar, acercándose a la multitud— ¡Hagan sus apuestas! ¡Santos, Veneno, Lagarto o Ángel Pecador!

Veo como mis dos amigos se alejan de mí para acercarse a ese hombre y, aunque no quiero mirar, la curiosidad no me deja apartar la vista. Veo que apuestan cincuenta dólares cada uno por Ángel Pecador, que imagino que es el mismo Ángel que está con Bigby.

Me acerco a los coches, ganándome algunos insultos de gente drogada o ebria que siguen las carreras. Veo a una chica sobre la ventanilla de uno de los coches, acercándome todavía más para oír perfectamente lo que dice.

– Suerte, Ángel. —Ahí está la persona que ando buscando. Ahí está el nuevo conductor de Bigby. «Espera. ¿Nuevo? ¿Cómo sé yo que es nuevo?».

La muchacha sigue hablando, pero no quiero escuchar más. Sintiendo una calidez en mi corazón que parece relajarme una vez más, me acerco al coche de Ángel Pecador, dispuesto a conocerlo. Veo como la chica en bikini se coloca entre dos coches, llevando lo que parece una bandera a cuadros en su mano.

– Oh, no... —Susurro, acercándome más— La carrera está a punto de empezar.

Escucho de fondo la cuenta atrás. Yo sigo acercándome aunque la gente se queje. Estoy a unos pasos del coche y no tengo pensado rendirme ahora. Escucho el relincho de las ruedas al calentarse, doy un último esfuerzo, mirando a través de la ventanilla del coche que pertenece a Ángel Pecador, quedándome en shock.

No puedo creer lo que estoy viendo. No puedo creer que esté viendo a quién estoy viendo. Deseo con todas mis fuerzas que sea una ilusión de mi mente y que no sea él, pero, cuanto más pestañeo, más real se vuelve.

– No puede ser... ¿Jayden? —Digo, segundos antes de que los cuatro coches arranquen, comenzando con la carrera.

Veo como los coches se alejan junto a mi alma. Mi cuerpo se queda inmóvil en el sitio pero yo viajo junto a los coches, viendo a Jayden dentro de uno de ellos una y otra vez. De repente, comienza a sonar música por los altavoces de la plaza, haciendo que la gente beba y baile junto a sus coches. Kyle y Michael se acercan a mí, haciéndome volver a la realidad.

– Jayden. —Musito, llamando la atención de los dos muchachos.

– ¿Qué? ¿Qué pasa con él?

– Jayden es Ángel Pecador... Él es el nuevo pupilo de Bigby...

– Joder. —Dicen ambos al unísono, intercambiando miradas.

– Me voy. Quedaos si queréis, pero yo me voy...

– ¿Estás seguro? —Pregunta Michael, colocando su mano sobre mi hombro.

– ¿Por qué? La carrera acaba de empezar.

– N-no estoy seguro, pero... Estoy incómodo aquí. No sé, no me gustarán las carreras, imagino.

– Está bien, no pasa nada. —Dice Michael, pidiéndole las llaves a su hermano— Te llevo a casa.

Caminamos juntos hasta el coche de Kyle, subiéndonos en él para dejar atrás la plaza. Mi mejor amigo conduce en silencio, mientras yo miro a través de la ventanilla y rezo para que Jayden no acabe dañado por meterse en ese mundo. Para que no termine como alguien a quién yo le tenía mucho cariño.

«Déjate llevar, Brandon. La oscuridad es demasiado fuerte para que te enfrentes a ella ahora... Vuelve a olvidarme, a olvidar, vuelve a la luz...» dice la voz familiar que todavía no identifico.

«¿Olvidar? Sea lo que sea lo que tengo que olvidar... No quiero hacerlo. No, si voy a perder los recuerdos de Bridgewater de nuevo.» le digo a la otra voz, abriendo de nuevo los ojos para dejar de pensar en todo lo que está pasando.

Llegamos a mi casa. Michael detiene el coche y se queda inmóvil, con ambas manos sobre el volante, como si estuviera buscando las fuerzas para pronunciar las palabras que rondan por su cabeza.

– Siento mucho haberte llevado a las carreras. A Kyle le pareció ver a Jayden el otro día y pensamos que ha sido por lo que le pasó a Harper. Creímos que llevándote allí, podrías hablar con él o algo... Pero nos olvidamos completamente de Brian.

– No pasa nada, hablaré con él. —Digo, sabiendo que no debo pensar en ese nombre, que solo me trae dolor— No tienes porqué pedir perdón. ¿Nos vemos el lunes?

– C-claro... Yo volveré con Kyle. ¿Estarás bien?

– Sí, claro. Decidme quién gana, ¿eh? Quiero saber si Jayden es bueno o no... Imagino que, cuanto más bueno sea, más probabilidades hay de que acabe en la columna esa con los demás, ¿verdad?

– Eso es lo que tememos, Brandon... —Dicho eso, vuelve a arrancar el coche y se aleja de mí, dejándome con una extraña sensación en el corazón.

Mientras entro a mi casa, mi teléfono móvil comienza a sonar, con una llamada entrante. Al ver quién es, no puedo evitar quedarme boquiabierto, completamente inmóvil por el shock. Rápidamente contesto, llevándome el aparato a la oreja. No puede ser ella.

– ¿Harper? —Pregunto, esperando oír su voz.

– Hola, Brandon. Siento hacerlo de esta forma, pero... ¿Puedes venir al hospital? Tenemos que hablar.

Es ella. Es su voz. Ha despertado. «¿Cómo es posible? Hoy han comenzado a reducir su dosis de barbitúricos.»

«Es Cupido, Brandon. Tendrá habilidades sobrenaturales de curación y ya se habrá curado de sus heridas.» responde la potente voz, activando mis piernas, para correr hacia el hospital.

Harper está despierta. Y eso es lo único que me importa.

Stay By My Side (DLMG#2) [Remastered]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora