63. Knowing the worst part of me.

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~Jayden~

«Hogar, dulce hogar.» me digo a mi mismo, cuando abro la puerta de entrada de casa de mis padres con la llave que hemos ido a hacer unos días atrás. La sensación que me invade es extraña, como si no perteneciera allí. Como si aquel lugar ya no fuera conocido para mí, a pesar de las muchas veces que he estado.

Leire me ha dicho que Harper se ha marchado a Bridgewater, su pueblo, durante las vacaciones de verano y mis padres —aun sabiendo de mi corta profesión como corredor de carreras callejeras— me tratan como si aún asistiera a la Universidad. De hecho, Luca está moviendo mar y tierra para que me readmitieran en la facultad de Medicina, aunque siento que ya no me apasiona. Que no quiero volver, al menos, para continuar con lo que estaba haciendo.

– Creo que no voy a volver, mamá. No a Medicina, al menos.

– ¿Por qué? —Me pregunta, con una dulce sonrisa.

– No sé, ya no me llama la atención, no me siento de la misma manera. No me llena cada vez que escucho hablar de ello, he perdido la pasión que sentía antes.

– Eso suele pasar cuando se producen cambios tan bruscos en la vida de uno, Jayden. —Comenta mi padre, mientras puncha su trozo de lomo para luego cortarlo en otro más pequeño y llevárselo a la boca— Solo tienes que encontrar qué es lo que te motiva ahora y, si de verdad crees que puedes hacerte valer de eso, hacerlo.

– ¿Qué harás entonces, hermanito?

– Supongo que me tomaré un año sabático para encontrar nuevas pasiones, otra carrera o, incluso, para encontrarme a mí mismo. Puede que trabaje en la cafetería del centro, ahorre dinero y... No sé.

– Me parece bien... —Susurra mi madre, aunque sé que no es verdad. Que ella quiere que vuelva a la Universidad y me quede aquí con ellos— Ya sabes que siempre puedes quedarte aquí el tiempo que quieras, ahora que ya tienes llaves.

– No, mamá. Agradezco la copia, pero... No es que no quiera, sino que ya me independicé una vez. Volveré a mi apartamento con Luca.

– Como quieras...

Después de comer me despido de mi familia y me dirijo al centro de la ciudad para volver al apartamento. De camino, pero, se me acerca una pareja muy estrafalaria, sonriéndome con demasiada complicidad. Algo en ellos me inquieta, pero no sé muy bien qué.

– Hola. —Por su acento parecen españoles, aunque no estoy del todo seguro— ¿Puedes hacernos una foto juntos?

– Claro. —Respondo yo, por cordialidad.

Me dan la cámara de fotos que el hombre lleva colgada al cuello y me preparo para hacer la fotografía, cuando todo a mi alrededor se vuelve negro. Como si la oscuridad que hay dentro de mí, me envolviera como un cascarón.

– ¿Hola? —Mi voz resuena por toda la estancia como un eco— ¿Hay alguien? —El mismo eco parece irse y venir de todas direcciones.

Camino por lo que creo que es el lugar en el que estoy, sin tener pista alguna de ese movimiento. Finalmente, llego a lo que parece ser una especie de espejo o superficie reflejante, ya que al otro lado, se encuentra mi propio reflejo. Aunque este tiene a Harper sujeta entre sus brazos con ropa de lo más provocativa.

– ¿Quiénes sois? —Pregunto, haciendo que el reflejo reaccione ante mi voz, mirándome fijamente a los ojos.

– Soy tú, obviamente. Una mejor versión de ti. Una versión en la que obtienes lo que deseas... Lo que deberías haber conseguido si no te hubieras hundido en esa miseria que llamabas escape.

– ¿Cómo?

– No es tan difícil de entender, cariño... —Dice la imagen de Harper, acercándose a los labios de mi reflejo para besarlo ferozmente— Es cierto que una oscuridad latente posa en ti después de adentrarte en el mundo de las carreras, pero puedes llegar a ser mucho más, si te dejas llevar por ella. Puedes conseguirla, Jayden. Conseguir a Harper Avery. —La figura cambia de forma, convirtiéndose en una mujer de cabello negro y ojos dorados. Es hermosa, de eso no hay duda.

– ¿Quién eres? —Pregunto, sintiendo la misma angustia que cuando esa extraña pareja se me ha acercado antes— ¿Dónde estoy?

– En tu corazón, cariño. Esto es el interior de tu corazón... Ah, y soy Nyx.

– ¿Nyx? Qué nombre más raro... No me suena...

– El mío puede que te sea más familiar. —Dice mi reflejo, traspasando la superficie reflejante, mostrándose con otro cuerpo muy distinto. Su cabello es negro también, pero mucho más corto. Y sus ojos, aunque parecen azules, son tan oscuros que se ven prácticamente negros— Me llama Azazel.

– No puede ser.

– ¿Qué pasa, Jayden? ¿No crees en dioses y ángeles?

– En cualquier caso, tú no eres un ángel... Más bien lo contrario.

– Oh, bueno, detalles... —Dice, agitando levemente su mano como para quitarle importancia al asunto.

– ¿Qué queréis? ¿Por qué estoy aquí? ¡Dejadme salir!

– No importa lo que queremos... —Dice Azazel, acercándose a mí de forma seductora.

– Nos importa lo que quieres tú. —Termina de hablar Nyx, imitando al demonio a su lado.

– ¿Qué? —Pregunto por inercia, sintiendo un escalofrío al sentir sus manos sobre mis mejillas y mi cuello.

– Mírala. La quieres a ella, ¿verdad? —En el espejo aparece una imagen de Harper, quien parece estar hablando con una anciana. «¿Será una imagen de ahora?» me pregunto, acercándome unos pasos— ¿Qué pasaría si pudieras tenerla? ¿Si pudiera ser tuya y no de ese estúpido insecto de Brandon?

– Y-yo... —Siento como voy perdiendo las fuerzas, mientras la mirada de Azazel escruta la mía como unos jeroglíficos antiguos a descifrar— Sí... La quiero a ella... La quiero junto a mí.

– Entonces, deja que te ayudemos. Y será todo tuya.

– Ayudadme. —Digo, perdiendo el control.

Azazel se acerca a mí y me besa en los labios, haciéndome abrir la boca de la sorpresa. O, más bien, obligándome a abrir la boca para usar su lengua en lo que creo que es, de forma literal, un pacto demoníaco. La oscuridad que me ha envuelto desaparece, devolviéndome a la realidad. Me fijo en que la pareja frente a mí ahora son Nyx y Azazel, por lo que ahora todo me cuadra. Pero mi mente ya no es mía. Ahora les pertenece a ellos.

– Mírate... Tan seguro de sí mismo, tan fuerte, tan oscuro... —Dice Nyx, relamiéndose los labios— Déjame hacerte una foto...

– S-sí... —Digo yo, sin voluntad alguna.

Nyx toma la cámara de mis manos y me saca una instantánea. Cuando me la enseña, me quedo indiferente aunque por dentro estoy realmente en shock. Mis ojos, donde antes habían dos iris de color marrón y una esclerótica blanca, ahora solo queda la negrura de una oscuridad que ha llenado todo mi corazón. Como si la pupila se hubiera dilatado, invadiendo todo el espacio a su paso. 

Stay By My Side (DLMG#2) [Remastered]Where stories live. Discover now