41. Hangover.

50 4 0
                                    

~Jayden~

Escucho una voz distante, casi inaudible. La imagen a mi alrededor, completamente oscura, se va aclarando lentamente, haciéndome descubrir que estoy dentro de un oscuro túnel casi sin luz. De repente, una intensa luz blanca aparece al final. Y la voz parece proceder de la misma. Comienzo a caminar. No sé por qué pero mi cuerpo es incapaz de correr. A cada paso que doy, la voz se aclara más y más. Entonces, soy capaz de oír lo que dice pero todavía no sé quién habla.

– ¿Por qué?

Suena como un llanto. El llanto de una chica. Continúo caminando, aclarando la voz más y más. Hasta que reconozco a su dueña. Harper. Harper está llorando.

– ¿Por qué? ¿Por qué?

Mi cuerpo reacciona, comenzando a correr. Veo la figura de Harper al final del túnel, alargando su brazo para que lo alcance más rápido. Cuando más me acerco —aunque no parece que la distancia se acorte nunca— la voz suena cada vez más alta. Dejándome sordo. Desgarrándome el corazón. Caigo al suelo y me tapo las orejas, en un inútil intento de protegerlos. Pero, al hacer eso, el «¿por qué?» se ha convertido en un grito desgarrador que parece sonar dentro de mi cabeza.

Hasta que, súbitamente, cesa. Abro los ojos, rodando para esquivar un trozo de túnel que cae sobre mí. Al parecer, un temblor lo está derrumbando todo. La má intensa oscuridad tiembla y solo soy capaz de percibirlo por la luz al fondo, donde sigue estando Harper a la misma distancia que la primera vez que comencé a caminar. Unos escombros caen frente a mí, cerrándome el paso. Solo veo oscuridad, y el grito vuelve una vez más.

– Jayden... Jayden... ¡Jayden!

Abro los ojos, dejando que la realidad choque contra mí. Estoy tumbado en mi cama. Vestido y con el mayor dolor de cabeza que puedo tener. Luca me llama una y otra vez, mientras lo veo sacudirme para que me levantara.

– ¿¡Qué!? ¿¡Qué pasa!?

– ¿Cómo que qué pasa? ¡Estabas gritando sin parar! ¡Me has asustado!

– Lo siento... Era una pesadilla...

– No pasa nada. Pero son menos veinte y vas a llegar tarde...

– Me encuentro mal... Déjame aquí.

– ¿Encontrarte mal? Hai una sbornia... ancora puzzi a causa dell'alcol

– Puede. ¿Qué pasa si tengo resaca? Eh, ¿pero qué es eso de que huelo? Yo no huelo, ¿vale?

– Oh mío amico... Espero que no sea por Harper... Sta bene. Non è stata colpa tua.

– Sí tengo la culpa, Luca... Pude salvarla, pero no llegué a tiempo.

– No pudiste, Jayden... Tú mismo lo has dicho. No llegaste a tiempo. El coche iba demasiado rápido. Y tú no lo conducías, por lo que no podías hacer nada por detenerlo.

– Igualmente. Yo estaba allí, con ella. Y no llegué a tiempo...

– Mira, no voy a ser yo quien te diga nada, pero... Solo espero que sepas lo que estás haciendo, Jayden.

– Sí,sí... Adiós, Luca.

– Hasta luego, hermano.

La puerta se cierra, dejándome solo. Quiero seguir durmiendo pero tengo miedo de cerrar los ojos. No quiero volver a esa terrorífica pesadilla. No quiero volver a escuchar su voz y su grito desgarrador. Así pues, me levanto de la cama, evitando los rayos del sol. Entro al baño del apartamento y me ducho. El agua cae sobre mi piel como agujas. Mi cabeza me duele tanto que no he querido ni encender las luces.

Como puedo, salgo de la ducha y cojo la toalla para secarme. Me miro en el espejo y lo abro, descubriendo el pequeño botiquín que hay detrás. Tomo la caja de aspirinas, sacando un par y me las trago sin agua. Pronto, parece que las pastillas me hacen efecto porque me encuentro mejor.

Vuelvo a mi habitación, vistiéndome y abriendo el tercer cajón de mi mesita de noche Saco el paquete de Marlboro y mi diario, guardando el primero en el bolsillo de mi chaqueta. Aunque parezca raro, desde hace varios años, al descubrir que mi abuelo tenía Alzheimer, comencé a escribir un diario con el miedo residual de olvidarme de todo por culpa de poder heredar la enfermedad que acabó con él.

Tras escribir una entrada sobre lo que ha pasado, para ver si así me sentía más liberado aunque más bien ha sido al contrario, decido coger unas gafas de sol al percatarme de mis ojeras y por la resaca que todavía tengo. Salgo en dirección al instituto. Necesito hablar con mi hermana y ella se encuentra en ese edificio en el que no he entrado desde hace que salí de él hará un par de años, excepto por el baile de primavera y la vez que fui en busca de Harper al aparcamiento.

Al llegar al edificio, varias chicas, todas animadoras, se parar a mirarme cuando caminan hacia la cancha a entrenar. Me adentro al lugar donde he pasado toda mi adolescencia y observo aula por aula los profesores y profesoras que hay —de los que la gran mayoría yo conozco porque también fueron mis profesores—. Veo a Leire salir acompañada de Michael. Al verme, se despide de su novio y se acerca a mí, arrastrándome hacia el exterior por el mismo pasillo por el que he venido.

– ¿Estás loco? ¿Quieres que Brandon te vea?

– Ya me da igual que sepan que soy tu hermano, hermanita... He venido a despedirme.

– ¿A despedirte? ¿Por qué?

– He estado pensando y creo que lo mejor es que deje la Universidad. Como ya no trabajaré en el Mercy Hospital, me he buscado otra cosa y nos vamos a ver menos a partir de ahora, hermanita... —Le doy un beso en la frente— Sé que te pido demasiado, pero, ¿se lo puedes decir a papá y a mamá por mí? Ya les he avergonzado antes y no quiero volver a hacerles daño...

Antes de que me responda, me doy la vuelta para alejarme. Pero, la muchacha me llama varias veces, llamando la atención de algunos alumnos. Finalmente, me alcanza, impidiéndome marcharme.

– ¿Esto es por Harper? No fue tu culpa...

– Mi culpa o no, necesito olvidarme de todo lo que he hecho, Leire. Y si estoy aquí sé que no voy a poder. Seguiré viviendo con Luca, pero no voy a pasar mucho tiempo en casa.

– ¡Nunca he estado sin ti, hermanito! ¿Cómo lo voy a hacerlo ahora? ¡No puedes irte!

– Lo siento, hermanita. Necesito dejarlo todo atrás. Y eso, desgraciadamente, te incluye a ti...

Me vuelvo a alejar, dejando a Leire llorar sola. Sé que está llorando porque la escucho hacerlo. Y, aunque todas mis neuronas me están obligando a darme la vuelta para estrecharla entre mis manos, sigo caminando en dirección contraria, dejando atrás mi vida en el Applewood High School, mi vida como Jayden Humphrey... Para convertirme en el Ángel Pecador dispuesto a redimir de sus pecados. Aunque sea lo último que haga en vida.

Stay By My Side (DLMG#2) [Remastered]Where stories live. Discover now