39. Oblivious.

62 4 0
                                    

– ¡Y una más! —Exclamo, tras ganar mi cuarta mano seguida en el póker.

– ¡Joder! ¡Fijo que estás haciendo trampas!

– Que va. —Digo levantando ambas manos después de tomar mi botín— Si sois malos jugando no pasa nada... Más ganancias para mí.

– Si lo que necesitas es dinero fácil y rápido, hay otras formas mejores para hacerlo. —Me dice uno de los jugadores, llamando mi atención— ¿Te gustaría probar?

– Sigue hablando, que por el momento parece que me estés pidiendo que me acueste contigo por dinero...

El muchacho castaño con rastas y ojos verdes, vestido con ropas anchas, con un estilo muy hippie, comienza a reírse a carcajadas, acercándose a mí para susurrarme, mientras yo me pido la séptima u octava copa.

– Solo te diré dos palabras: Carreas...

– Callejeras. —Termino de hablar yo— Pero si son con coches no voy a poder participar, cuento con una moto.

– Tranquilo. Yo te dejo uno de mis coches si compartes el 20% de tus beneficios...

– Me parece raro. ¿Por qué tan poco porcentaje?

– Porque si compites igual de bien que juegas al póker, sé que ganarás mucho dinero, chico...

Me lo pienso detenidamente. Incluso bajo el efecto de siete copas,mi cerebro parece seguir funcionando bien. Lo suficiente, al menos, para pensar con más o menos claridad los pros y los contras de apuntarme a las carreras callejeras. Es cierto que hay muchos contras, pero hay dos pros que tienen todo el peso en este momento.

Uno: dejaré de pensar en Harper.

Dos: ganaré dinero, que lo necesito, y no me vendría mal un poco de diversión poco convencional.

– Hecho. —Le digo, estrechándole la mano.

– Tío... Creo que nos acabamos de hacer socios... Ya puedo oler la guita. —Dice él, terminando por poner uno de sus brazos sobre mi hombro— Nosotros nos retiramos, caballeros. Siento que mi nuevo amigo os haya dejado desplumados.

– ¿Vamos a las carreras?

– Tenía pensado enseñarte hoy lo básico y mañana debutar en una carrera ilegal que hay en la Plaza Mayor. ¿Por qué? ¿Tienes ganas de competir ya?

– Si hay alguna ahora... No te diría que no.

– Me gusta tu entusiasmo... No suelo hacerlo, porque no te he presentado a los chicos, pero hay una hoy. ¿Te ves con fuerzas para correr?

– Siempre. Casi estoy despejado de las copas. Supongo que necesitaré un apodo o algo, ¿no? —En cuanto salimos del bar, mi teléfono vibra. Mi acompañante no lo oye y yo lo ignoro.

– Así es. ¿Qué te parece Fire Rider?

– ¿Corredor de Fuego? —El muchacho asiente— No sé... Yo había pensado algo como Sinful Angel. Si supieras que hacía en el bar, estoy seguro de que dirías que me pega.

– Ángel Pecador... Me gusta.

Subiéndome en su coche, el hombre que recibe el nombre de Ben, aunque se hace llamar con el apodo Bigby me dice que el lugar de la carrera no queda lejos. No pasan ni cinco minutos que ya hemos llegado. Al salir, me fijo que nos encontramos en el aparcamiento de uno de los edificios del barrio financiero. Al llegar a la planta -3, veo un montón de coches con estéticas guapísimas y con pinta de ser rapidísimos.

– Wow... —Dejo escapar de mis labios, llamando la atención de mi acompañante.

– Chulo, ¿eh?

Asiento, caminando hasta una chica preciosa, que saluda a Bigby con un tórrido beso en los labios. Yo desvío mi mirada, sin saber muy bien qué hacer. La voz de otro chico los separa.

– ¡Bigby! —El hombre es calvo y está tatuado de arriba abajo, pero, en contra de la imagen típica de hombres así, éste tiene un cuerpo delgado más que musculoso o grande— ¿Quién es el pipiolo que te acompaña?

– ¡Santos! ¡Pues el próximo corredor que te pateará el culo! ¡Se llama Ángel Pecador!

– Bonito apodo. —Dice, alargándome la mano— Mi nombre es Leo.

– Jayden. —Le estrecho la mano y sonrío.

– Muy bien, Jayden. ¿Qué te apetece si hacemos una carrera amistosa? Sin apuestas, sin golpes ni trampas. Para ver si dominas esto... El recorrido será simple: Subimos este aparcamiento hasta el exterior. El primero que salga gana.

– Tenía pensado participar en la carrera de hoy, pero creo que lo mejor no será ir de motivado y aceptar esta carrera.

– Haces bien, hubo uno que se confió de habilidad... Y no salió bien parado, tuvo un accidente y la palmó. En las carreras más importantes, hacemos un minuto de silencio por cada piloto caído. Pero bueno... ¿A qué esperamos? Dejemos de asustar al pobre con estas cosas y veamos de qué está hecho el nuevo. —Esto último se lo dice a Bigby, que parece afectado por las palabras de Santos.

– Ven, sígueme. Te voy a dar el coche.

Ben me guía hasta una pequeña zona en donde se encuentra la chica que antes lo ha besado en los labios. Esta vez me la presenta, al parecer, es la mecánica y gerente de los corredores de Bigby. Así que se encarga de poner a punto los coches mientras trabaja para saciar cualquier necesidad que tenga, «por muy primitiva que sea». Sus palabras, no las mías.

– Vale. Este será tu nuevo coche. No quiero que me hagas el trabajo difícil así que no lo ralles, no lo abolles y no lo destroces mucho, ¿vale?

– Está bien. —Digo yo, subiendome a un Mazda RX-7 Veilside Fortune rojo y negro— ¿Este coche estaba libre o lo acaba de traer para mí?

– No te interesa, pero no es nuevo. Es completamente manual, ¿sabes usarlo?

– Es como me gustan los coches.

– Entonces será fácil hacerte a él. Ve. No los hagas esperar.

Arranco el motor, acelero apretando el freno, haciendo ronronear al coche mientras me coloco junto a Santos, que me sonríe divertido. Un chico en lo que creo que es ropa interior lleva una bandera de cuadros mientras se coloca entre mi coche y el Audi Sport Race de mi competidor.

Sin avisar, comienza a ondear la bandera, haciendo que la gente se coloque entre nosotros, bajándola de repente, indicando el inicio de la carrera. Veo a la gente correr hacia el ascensor y las escaleras, imagino que para subir hasta arriba y ver el final de la carrera. Llego a la primera curva, entrando rápidamente en ella, pisando el freno y el embrague a la vez para bajar varias marchas y girar el volante todo lo que puedo.

Adelanto a Santos, despidiéndome de él con la mano cuando paso por su lado. Incluso con la ventanilla bajada, soy capaz de oír su carcajada al verme. Tras varios adelantamientos, varios giros y derrapes, llegamos al último piso. En la última curva voy yo por delante. Me fijo en algunas personas en la línea de meta que llevan cámaras para hacer la típica foto finish.

Al pasar y frenar, Bigby se acerca a mí aplaudiendo. He ganado. Incluso habiendo sido alcanzado por Santos al llegar a la meta, he pasado yo primero. Bajo del coche, me acerco a Leo, que viene hacia mí, nos estrechamos las manos y me dice que soy muy bueno, por lo que yo le agradezco su cumplido.

– Te dije que te patearía el culo. —Le dice, haciendo que el muchacho se vaya, mandando a mi compañero a dar un voltio, pero de una forma menos fina— Y a ti te dije que ganaríamos mucha pasta contigo... ¿Tenemos un trato?

– Lo tenemos. —Le digo, mientras me tiran champagne por encima.

Stay By My Side (DLMG#2) [Remastered]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum