Capítulo 11

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No puedo hacer absolutamente nada para rescatarla de la perdición, sólo me queda el deleite de mantenerla vigilada. Ella ha bebido como cinco jarros más de cerveza y está subida encima de la barra bailando otra de esas canciones provocadoras junto a las cuatro camareras más sexys del lugar.

—Esto es realmente inesperado —dice Joey. Estamos sentados en la misma mesa que al principio dejando que nuestras cervezas se entibien.

—En realidad no —le contesta Michael —Debajo de esa carita de niña buena, es totalmente lo opuesto. Por eso Caden está loco por ella.

—No estoy loco por ella.

Gwen se baja torpemente de la barra y se acerca a nosotros. Sin dejar de reírse cae sobre mi regazo, haciéndome apretar los dientes y contener el aire. Sus brazos rodean mis hombros y me mira risueña.

—¿Por qué están aquí sentados tan correctos y aburridos? —sus palabras son torpes y las arrastra. Toma mi vaso y bebe, pero luego frunce el ceño con asco ya que la cerveza ha perdido por completo el buen sabor. Se lo arrebato cuando noto que va a tomarlo de todos modos.

—Ya basta, has bebido como para un batallón —coloco el vaso lo más lejos posible de su alcance. Vuelvo a mirarla a la cara.

—Eres un aguafiestas, ¿lo sabías? —está demasiado cerca, sus labios casi tocan los míos. Voy a decirle algo, pero gira el rostro y mira a los chicos —¿Por qué no están bailando?

—Porque estamos dándole apoyo moral a nuestro pequeño Caden. Deberías tener consideración, Gwendy, el pobre ha estado a punto de perder la cabeza en varias ocasiones al verte bailar así —le dice Michael.

Lo miro asesinamente y estoy por decirle que puede irse a la mierda cuando siento que ella se remueve sobre mi regazo.

—Mmm, tienes razón, Mike. Aquí hay alguien muy despierto —dice ella divertida.

Mis amigos se ahogan de la risa. Y mi paciencia ha sido totalmente pisoteada. Ella no puede esperar menos de mí que una enorme erección, después de haberla visto moverse y provocar toda la maldita noche.

—Es hora de irnos —sentencio poniéndola de pie y haciendo lo mismo.

—No, todavía no —ruega haciendo pucheros.

Susan se acerca a nosotros al vernos prepararnos para partir.

—¿Ya se van?

—Sí, ella necesita café y una ducha de agua fría —digo irritado.

—Más bien tú necesitas la ducha —asegura Joey entre dientes.

No contesto a la provocación de él, porque no quiero partirle la cara. Busco mi billetera para pagarle a Susan, pero ella no acepta.

—Susie, no dejes que me lleve —le pide Gwen acercándose a ella y lloriqueando como una niña.

Y lo que sigue, sucede muy rápido.

Un tipo borracho se acerca a Gwen por detrás y su mano le toca el culo. Ella gira rápidamente y lo increpa, totalmente inconsciente de lo que eso puede significar. Descontento por el rechazo, quiere avanzar. Pero apenas logra respirar su asqueroso aliento sobre el rostro de ella cuando mi puño se hunde en su nariz y cae de espaldas. La música deja de sonar y todos miran la escena.

La furia hierve en mi interior y sólo puedo pensar en que se atrevió a tocarla. Lo tomo de la sucia remera y lo pongo de pie para empujarlo hacia la salida trasera del lugar. Una vez en el callejón, el tipo me mira y noto como el miedo se alza sobre su borrachera.

Peligrosa Obsesión (Remake) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora