Capítulo 23

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Joey y mi nana se van después del almuerzo, y por fin me encuentro totalmente solo en días. Me dejo caer en el sillón de la sala de estar y prendo la notebook. Reviso mi mails y paseo por las redes sociales, sin interés. No puedo dejar de pensar en ella y la forma en que se fue. No me puedo adaptar al concepto de no tenerla más en mi vida. Por mi mente pasan las cosas que le dije antes de que golpeara a Lancaster, las repaso una y otra vez… estoy seguro que eso no puede ser el motivo por el cual me está diciendo adiós. Esas cosas fueron dichas sin pensar, eran puras idioteces y ella lo sabe. Algo más pasó, y me lo estoy perdiendo.

Estoy por apagar la notebook cuando veo una carpeta con el nombre de mi madre en la pantalla del escritorio. Al instante un nudo se instala en mi garganta. Es el informe que ha hecho Donovan para mí y todavía no le he abierto. Coloco la flechita sobre el archivo y mi dedo queda suspendido sobre el botón izquierdo del mouse.

Al fin lo abro y tomo una respiración profunda antes de comenzar a leer.

Sharon Benett, nació el 17 de abril de 1975 en el Hospital General Grady. Sus padres son Judith Jackson y Peter Benett. Tiene una hermana mayor llamada Scarlett Benett. La familia vivía en la localidad de Cario, pero luego del nacimiento de Sharon se mudaron a Brookhaven…

Tenía familia. Pero Donald siempre dijo que la sacó de la calle, que ella no tenía a nadie en el mundo. El teléfono comienza a sonar, pero me fuerzo a seguir leyendo.

El padre, Peter, murió de un ataque cardiaco cuando Sharon tenía cinco años. Judith quedó a cargo de ambas niñas y decidió poner una pastelería. Actualmente la misma sigue funcionando en el centro de Brookhaven.

La dirección de la pastelería está entre paréntesis. El maldito teléfono sigue sonando y lo dejo porque estoy demasiado conmocionado como para levantarme. Pero cuando la voz de Donald, suena, me paralizo.

>Levanta el teléfono, muchacho…

No hay forma de que pueda ignorarlo. No después de lo que pasó. Anoto la dirección en un pedazo de papel y cierro la notebook. Corro hacia el teléfono y le atiendo.

—Te espero en una hora en la oficina —dice con total calma.

—Bien.

Estoy nervioso, y soy consciente de ello porque mis pasos se hacen más lentos a medida que llego al edificio. No estoy seguro de que va a pasar. Con Donald, siempre es así. Nunca se sabe cómo va a reaccionar.

Me detengo frente a las puertas de vidrio en dónde el nombre de Donald y su socio John Durrell ocupan gran parte. Ellos han creado uno de los bufetes de abogados más importantes de Atlanta. He crecido metido aquí dentro, escuchando casos, coartadas y planes para salvar de la cárcel a estafadores, asesinos y corruptos. No tengo algún recuerdo en dónde alguien realmente haya sido inocente. Y quizás es por eso que Donald ha tenido tanto éxito, todas esas personas culpables han salido libres de culpa y cargo, gracias a él.

Respiro profundamente antes de entrar. Trato de evitar el lugar lo más posible. Pero me he visto obligado a asistir a algunas reuniones. Todo parece estar igual, pero veo caras nuevas. Es un lugar muy concurrido, la mayoría de los aspirantes a abogados, desean trabajar aquí y buscan una plaza con desesperación. Saludo cordialmente a aquellos que me reconocen, mientras camino para dirigirme al despacho principal.

Me detengo frente a la pequeña recepción donde, Cameron, la secretaria más nueva de Donald, está tecleando muy concentrada en su ordenador. Levanta su mirada hacia mí cuando mi sombra llama su atención. Sus ojos celestes, me miran con algo de sorpresa, pero luego dibuja una pequeña y amable sonrisa para mí.

Peligrosa Obsesión (Remake) EDITANDOWhere stories live. Discover now