Capítulo 33

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No sé qué hora es, y tampoco me importa. Sé que llevo tres horas conduciendo como un demente, pero al fin he llegado. Me estaciono despacio frente a la casa de una sola planta. Tengo un nudo apretando mi garganta, amenazando con quebrarme. Pero todavía no he caído, aunque siento que internamente estoy perdido.

Mi celular ha sonado un centenar de veces, pero lo he apagado porque no se me ocurre qué decirle a quien sea que esté llamando.

Debería salir del auto, pero no logro conseguir el valor.

La puerta de la casa se abre y apago rápido el motor. Observo detenidamente, hasta que veo a un hombre caminando hacia dónde estoy, junto con una niña que lo toma de la mano.

—Papá, ¿me comprarás caramelos? —escucho con claridad que ella le pregunta.

Sé que es Hope, mi hermana. Todavía no logro entender lo que me produce saber eso. Nunca me imaginé que podría tener hermanos, ni lo que eso significaría para mí.

—No, Hope, primero debemos cenar —le responde su padre con cariño mientras abre la puerta trasera para ayudarla a subir a la camioneta que está estacionada frente a mí —Sólo iremos a comprar las cosas que le faltan a mami.

Él cierra la puerta, rodea la camioneta y toma su lugar frente al volante. Observo el vehículo arrancar y alejarse. Entonces sé que no tengo mucho tiempo antes de que regresen.

Me bajo, doy pasos rápidos hacia la entrada y mi dedo se hunde en el timbre. Estoy agitado y escucho mi propio pulso, retumbando en mis oídos.

—¿Te olvidaste las laves, cariño? —ella abre la puerta de un tirón y su sonrisa se desvanece al verme —Perdón, creí que era mi esposo, ¿en qué puedo ayudarte?

Me quedo mudo. Ella no ha cambiado mucho, sólo tiene el cabello rubio más corto y una expresión más madura.

El dolor quema en mi pecho, y parece que jamás va a irse aquella sensación de completo vacío.

Recuerdo con claridad el día que se fue.

Sharon, preparó un bolso mientras yo la observaba sentado en medio de su cama. Lloraba, ella lloraba mientras guardaba su ropa.

¿Por qué lloras, mamá?

Porque estoy triste, mi vida me dijo entre lágrimas Mamá, debe irse.

¿Por qué?

Porque es lo mejor para todos. Pero siempre, siempre te amaré, Caden.

Salgo del recuerdo y enfoco la mirada en su rostro. Ella no me amaba, porque uno no deja lo que ama así tan fácil.

—No me reconoces, ¿verdad? —logro hablar.

Ella se lleva una mano a la boca, mientras sus ojos, del mismo color que los míos, se pueblan de lágrimas.

—Caden... —murmura y las lágrimas abandonan sus ojos.

—Oh, recuerdas mi nombre —me duele hablar, me duele respirar, me duele mirarla —¿No vas a invitarme a pasar?

Me muevo entre ella y la puerta e ingreso a la casa. Hay olor a comida y el ambiente es cálido gracias a la chimenea que está prendida.

El lugar es perfecto, acogedor, un hogar. Como el que no tuve la oportunidad de tener.

Con la rabia latiendo en mi interior, me giro a verla. Ella está pálida, vistiendo como una ama de casa, con el delantal de cocina manchado, toda una mujer de familia. Toda una madre, una esposa, lo que nunca fue...

Peligrosa Obsesión (Remake) EDITANDOWhere stories live. Discover now